Relatos Eróticos Gays

Nos cogen a mi esposa y a mi, yo travestido.

Publicado por Daniela el 29/07/2016

Se acercaba el cumpleaños de mi novia. Iba a ser una fiesta bastante especial. No todos los días se cumplen 27 años, su número de la suerte, y ella quería lucir hermosa en sus fotografías.

Aunque tiene buen cuerpo, unos senos medianos pero un trasero bastante apetecible, debo confesar que tiene pésimo gusto para vestir y hasta para maquillarse, así que para esa fecha especial me di a la tarea de buscarle a una profesional. Elegí la ropa con la que me gustaría verla, y llame a un lugar donde la maquillaran. Por error, llame a un lugar llamado Lola Elegance, en ese momento no sabía a qué se dedicaban en realidad, pero fue una suerte más adelante.

Me contesto una voz bastante femenina. Le dije que quería programar una cita, para una fiesta. Me preguntó si era la primera vez que los contactaba, a lo que les dije que sí, así que me sugirió hacer dos citas por el mismo precio, para ver que transformación quedaba mejor y no andar a las carreras el día de la fiesta. Hice dos citas, una, una semana antes de la fiesta y otra el mismo día de la fiesta.

Ambos fuimos a la primera cita, al llegar nos recibió una travesti muy guapa. Mi novia y yo somos de mente muy abierta, así que no nos sorprendió, de hecho, supusimos que ella haría muy buen trabajo. Lo que sí nos tomó por sorpresa, fue cuando llegamos a donde ocurrían las “transformaciones” me ofreció que YO tomara asiento para comenzar.

Mi novia y yo primero vimos a la estilista, luego entre nosotros.

-Creo que ha habido un error. Yo quería que maquillaran a mi novia. – Dije sin quitar mi cara de asombro.
La chica solo sonrió y nos explicó que pasaba. -Lola Elegance, es un lugar de transformación de hombres que quieren verse como mujeres sexys. Muchas parejas tienen esa fantasía y nos pareció de lo más normal que vinieran ambos. – Dio media vuelta para acomodar botellitas de maquillaje y cosas que tenía en un pequeño maletín. Aún ahora pienso que lo hizo para darnos oportunidad de reaccionar ante aquella situación.

Mi novia me tomo de la mano y me cuestiono sobre mis intenciones, si era una fantasía sin cumplir o si había sido un auténtico error. Todo esto lo dijo con una sonrisa, así que supe que no estaba escandalizada ni molesta. Le dije que fue un error, y que debíamos buscar a alguien que la maquillara. A lo que ella contesto, con una sonrisa pícara, que el deposito por estar ahí ya estaba hecho, mejor aprovecharlo.

Esas palabras me excitaron, la emoción de una travesura sexual desconocida para nosotros y otra porque sabía que esto cada vez que probábamos algo nuevo terminaba de forma muy lujuriosa. Le dijimos nuestros deseos a la estilista, Minerva se hacía llamar, y ella como si lo hubiera sabido todo el tiempo me invito una vez más a ocupa asiento.

No los quiero aburrir con detalles de maquillaje, le tomo cerca de hora y media hacerme ver más femenino. Mientras ella trabajaba había llegado una amiga de Minerva, no recuerdo el nombre, pero se puso a hablar con mi novia y entre las dos eligieron un atuendo para mí (creo que mi chica aprendió mucho sobre cómo vestir ese día). Una vez elegidos los vestidos, el de ella y el mío, la otra chica se cambió de habitación para atender a otro cliente.

Depilación de ceja, axila (aauuuchhh!!!! De verdad), rasurar piernas, etc. Tomo gran parte del día. Pero al fin empezó la parte divertida. Yo no había podido ver, pero mi novia y la otra travesti, habían elegido un conjunto de lencería negra con encaje rojo para mí, además un vestido bastante provocador.

Consistía en un sujetador negro con relleno, no demasiado, un bóxer cachetero que se metía entre las nalgas y unas medías que se sujetaban a mis muslos. El vestido, era negro muy corto y con bastante vuelo en la falda, tan ligero que casi sentía como si solo cayera sobre mis hombros. Los zapatos me encantaban como se miraban, abiertos con tiras que se sujetaban a mis dedos y mi talón, con tacón muy alto que me hacían perder el equilibrio, pero levantaban mis nalgas.

Disfrute mucho ponerme el atuendo, pero también caminar con el. Sentía como el viento se metía entre mis piernas y como las medías se rozaban al caminar. Era una sensación increíble.
Miré a mi novia y también estaba fascinada con la transformación. Me tomo de la mano y me hizo darme una vuelta para ella, cuando volvimos a estar frente a frente me dio un beso muy húmedo.

Lo primero que hicimos fue tomarnos unas fotos juntas. Siempre había querido ver a mi chica con otra chica, y ahora podría. Modelamos un ratito, dijimos bromas y le agradecimos a Minerva.

Ella nos aclaró que podíamos estar ahí todo el tiempo que quisiéramos, que había unas mesas y una barra en la parte de atrás de donde estábamos. Yo agradecí tener más espacio para acostumbrarme a los tacones, así que accedimos a su invitación.

Entramos a un tipo bar al aire libre, bardeado para ojos indiscretos de afuera, pero a cielo abierto.
Estábamos platicando y fantaseando, jugando a ser amigas, luego novias. Cuando de repente se volvió a abrir la puerta por donde entramos nosotras, y entro otra chica que también se había arreglado. Al principio si me sentí avergonzado, pero reaccioné y me di cuenta que estábamos en las mismas condiciones.

Nos contó que ella ya tenía tiempo yendo a que la transformarán, su nombre artístico era Jenny, y a su novio le encantaba como la dejaban. Apenas termino de decir esa frase, cuando una vez más se abrió la puerta y otra persona entro al lugar, el novio de Jenny, Ernesto, un personaje bastante alto y delgado. Esta vez sí me puse rojo como tomate, una cosa era estar entre travestis y mi novia con quien tengo mucha confianza. Y otra muy diferente estar vestido de mujer con un hombre presente. Supongo que era mi orgullo de hombre.

Se acercó a nosotros y nos saludó a ambas, a mi novia y a mí, pero de beso en la mejilla. Me dijo lo linda que había quedado y me pregunto mi nombre. A lo que mi chica se adelantó y me llamo Daniela.
Batalle en acostumbrarme, no me gustaba como me veía ni cómo veía a mi novia. Al final no le di importancia, más tarde comenzaron a llegar más personas. Algunas chicas “transformadas” y otros chicos que me causaban el mismo efecto de celos y algo de humillación
.
A cierta hora abrieron la barra y pusieron algo de música, mi novia y Jenny, ahora su mejor amiga, intentaron enseñarme a bailar como chica con tacones. Pero era bastante torpe, la verdad es que no podía. A lo que el novio de Jenny se ofreció a ayudarme a mantener el equilibrio. No me gustó la idea, pero la verdad es que quería disfrutar la experiencia y aprender a bailar, así que acepte.
Tomo una de mis manos y la llevo a su hombro, tomo la otra y la sujeto con la suya. El equilibrio mejoro bastante con eso, y aprendí nuevos pasos mientras mi chica bailaba con Jenny.

Estaba tan concentrado en lo que hacía que no me di cuenta que mi novia ahora estaba bailando con un chico fornido del tipo galán de discoteca, y bastante pegados como yo con Ernesto. Esto me hizo perder el equilibrio y al querer sujetarme de algo rodee con los brazos cuello de Ernesto. Este solo con una risita burlona me dijo “cuidado”.

Le pregunte a mi novia, si podíamos ir al baño, a lo que ella accedió, no sin antes decirle a su compañero de baile que le guarde una pieza.
Mientras caminábamos la cuestione sobre lo que pasaba, que solo estábamos jugando y etc. Ella me dijo que no me pusiera celoso, que solo era un baile y que no pensó que me fuera a molestar. Entramos al baño, pero cuando lo hicimos encontramos a una pareja dándose mucho cariño, ella de rodillas y el de pie. Él solo nos sonrió y de su boca no salió nada que no fueran sonidos de placer.

Nos fuimos al espejo y hablamos quedito. Ella se retocaba el maquillaje, pero yo me quede embobado mirando a contra reflejo a la pareja. Mi novia se dio cuenta y otra vez me lanzo esa sonrisa picará. Me susurro al oído que si no quería ser yo quien estuviera en su lugar, a lo que solo dije no con la cabeza. Mi novia se puso detrás de mí, me sujeto de la cintura y pego su pelvis contra mi trasero. Me reveló que desde hace tiempo quería proponerme el uso del strap on conmigo (ella ya había usado un plug anal en mí en juegos anteriores), pero que la idea de verme penetrado por otro hombre le gustaba más. Me dijo que al menos probáramos que tan lejos podíamos llegar.
Me estaba excitando el toque de mi chica, los sonidos del tipo y ver a la chica de rodillas disfrutando, así que accedí con la condición de que cuando yo quisiera debíamos parar. Ella accedió y acordamos nuestra palabra secreta.

Volvimos a la pista, y comenzamos a bailar entre nosotras, nuestros chicos estaban en la barra. Cuando nos vieron ambos se levantaron, y bailaron a nuestro lado, luego a nuestras espaldas tomándonos por las caderas. Podía ver como la pareja de baile de mi novia se arrimaba a ella y sus manos un poco discretas un poco audaces la manoseaban, igual que a mi Ernesto. No dejábamos de mirarnos con algo de morbo.
Bailábamos tomadas de las manos, con dos hombres tocándonos. Antes de que terminará la música ya nos estaban besando el cuello y tocando muy descaradamente piernas y trasero. Nos acercamos y nos dimos un apasionado beso.

Sugirieron que nos fuéramos a un lugar más cómodo. Había una mesa con un sofá amplio en forma de U y techado, donde la luz apenas llegaba. Mi novia se sentó frente a mí, con Juan (así se llamaba) quien ya la abrazaba como si fuera su pareja, mientras que a Ernesto y a mí se nos había unido Jenny. Ernesto tenía dos chicas travestis a su lado, a ambas nos tocaba las piernas y nos besaba. Comenzamos a fajar, de vez en cuando veía a mi novia ofreciendo el cuello para besar, y sus pechos siendo tocados por encima de la ropa, mientras ella tenía una mano en la nuca de Juan acariciando su cabello y la otra debajo de la mesa, supongo que tocando su paquete. Mientras Jenny y yo besábamos a Ernesto, él nos hacía besarnos entre nosotras. Ernesto comenzó a desabrocharse el pantalón para liberar su verga, cuando la tuvo fuera mi boca pedía lamerlo y chuparlo, pero aún tenía mis dudas. Jenny no, ella se pasó bajo la mesa y comenzó a chuparlo. Yo me tuve que conformar con segur con caricias.

En un momento dirigí la mirada a mi novia, ella estaba inclinada masturbando a Juan, mirándome. Se lamio los labios y me mando un beso, luego su cabeza bajo y subió, bajo y subió. No sabía si sentía celos de Juan o de mi novia. Ernesto me miro y susurro que, si yo también quería mamar, a lo que le dije que sí. Se levantó y asomo una verga muy reluciente por la saliva de Jenny, nos dijo a ambas que se la chupáramos. Acerqué primero mi lengua, curiosa lo lamí, luego lo metí a mi boca y Jenny se encargó de sus testículos. De reojo vi que mi novia paro un momento para verme, luego siguió en su tarea.
Ernesto nos tomó de la nuca, y nos dirigía, alternaba entre mamadas y besos. En un momento nos puso frente a frente como para besarnos y luego puso su pene frente a nuestras bocas, y comenzó a hacer movimientos de penetración.
Yo abrí los ojos y vi que a mi novia se la cogían por la boca, como sé que le gusta, y también como la apretaban fuerte mente contra la pelvis de Juan cuando este acabó en su boca, sin darle tiempo a otra cosa más que a tragar.
Ernesto termino, pero en nuestros labios. Nos dijo que nos limpiáramos a besos y así lo hicimos. Jenny y yo nos besamos compartiendo el semen que nos habían dejado.

Al final, nos levantamos y las tres fuimos al baño para limpiarnos, mientras los chicos se fumaban un cigarrillo. Jenny nos felicitaba por ser una pareja tan “liberal” y lo afortunados que éramos. Mi novia, ya en el baño me dijo que aún tenía algo de semen en mi boca, y me beso para limpiarlo. Me revelo que aún estaba muy caliente y que necesitaba que la penetraran, a lo que le sugerí irnos a un hotel, ella accedió.

Regresamos a la mesa, y ya habían pedido más bebida. La quisimos rechazar para irnos, pero nos rogaron que nos quedáramos un momento más. Quedamos en que solo un trago y nos iríamos.

Nos quedamos dos tragos y hablamos de cualquier cosa. Les dijimos que era una experiencia única, que nunca pensamos vivirla en pareja. Juan se sorprendió con la noticia, él no sabía que fuéramos pareja y eso le pareció más interesante. Cuando les platicamos que queríamos acabar la noche en un hotel, Juan nos ofreció su departamento, dijo que tenía una vista increíble, que era tan lujoso como cualquier cuarto de hotel y que a la hora que nos queríamos ir ya todos los hoteles estarían llenísimos.

Por un momento no estuvimos tan seguros. Pero nos dijeron que no harían nada que nosotros no quisiéramos. Así que nos fuimos los cinco al departamento de Juan.

Al llegar nos dimos cuenta que Juan se había quedado corto en cuanto al lujo, era un lugar impresionante, había hasta un tubo de poledance. Pusieron algo de música tranquila, sirvieron bebidas, bajaron la luz y nos pidieron a las chicas usar el tubo. Mi novia se dedicó solo a tocarse mientras bailaba, yo imitaba sus movimientos, pero Jenny prácticamente le hacía el amor a ese tubo.

Nos quedamos absortos al ver a Jenny moverse así. Nos sentamos mi novia y yo en el sofá, nos tocábamos y nos besábamos, Juan se sentó otra vez junto a mi novia y Ernesto conmigo, comenzaron a fajarnos, pero en un momento Jenny se sintió sola y llamo a Ernesto, quien se subió al tubo con ella para besarla.
Yo me quede sin pareja y sin hielo, así que fui a la cocina a conseguir un poco, cuando regrese ya no estaban Jenny ni Ernesto, mi novia estaba de rodillas regalándole un oral a Juan quien seguía sentado en el sofá. Mi novia lo hacía con tanto énfasis que el vestido se le había subido y se le asomaba la tanga. Yo me quede de pie mirándolos un momento, la escena me excitaba. Ver a mi novia con el pene de otro hombre en su boca, y yo vestida de mujer.
Juan me vio, con un gesto me hizo acercarme, caminé hacia él y comencé a besarlo mientras mi novia se la mamaba. Él separo sus labios de mí, y mi novia sin decir palabras me tomo de la mano y me puso de rodillas junto a ella. Con la otra mano aún sujetaba el miembro de Juan y me lo ofreció para chupar.
Ahí nos tenías a mi novia y mi, de zorritas dándole un oral a alguien que apenas conocíamos. Nos abrazamos al principio, pero nuestras manos bajaron a nuestros traseros. Ella comenzó a jugar con mi agujero.

Juan se puso de pie y comenzó a desnudarse, descubriendo un pecho bastante amplio. Mi novia se quitó la blusa y luego la falda, quedando solo en lencería. Luego me desnudo a mí, quien no dejaba de mamar ese caramelo. Las dos estábamos en lencería, de rodillas, Juan nos acariciaba el cabello (a mí la peluca) y a veces presionaba nuestras nucas para tragárnosla toda. Le termine de quitar el sostén a mi novia y mientras ella chupaba esa verga yo le mamaba los pechos.

De repente ella dijo que no podía más, que necesitaba ser penetrada, así que se quitó la tanga y se puso en cuatro, quería que Juan la penetrara mientras a mí me la mamaba. Había una ventana bastante grande donde estábamos nosotros, y de ahí nos regalaba un leve reflejo de lo que se veía.
Juan la penetraba de forma tan enérgica que con cada embestida sentía como mi pene tocaba la garganta de mi novia, está por excitación se aguantaba las arcadas. Yo le tocaba los senos mientras Juan le daba nalgadas.

Juan metió sus dedos a mi boca, y hacía que los chupara, cuando estuvieron suficientemente húmedos los introdujo en el trasero de mi chica. Quien detuvo sus mamadas con un gemido muy fuerte, le había llegado un orgasmo muy intenso. Juan reanudo las embestidas y las doblo, la penetraba a ritmo en sus dos agujeros. Saco los dedos del culo de mi chica, y los volvió a introducir en mi boca.

Acostó a mi novia boca arriba en el sofá, y la penetro, a mí me puso a un lado de ellos de rodillas. Alternaba entre el sexo de mi novia y mi boca.
Nos hizo poner a las dos en cuatro, una a lado de la otra, y nos lamio a las dos. A mí me lubricaba el trasero y a mi chica le causaba orgasmos. Su verga era muy delgada, por eso no tuve problemas. Nos comenzó a penetrar a ambas, a mi primero me dio con los dedos. Cuando me los sacaba del culo se los metía en la boca a mi novia, luego me penetraba y masturbaba a mi novia, y repetía el proceso.

Nuestro amante anuncio que ya iba a acabar, y nos dijo que nos pusiéramos de rodillas y juntáramos nuestras bocas. Un largo y espeso chorro nos llenó la cara. Yo estaba que reventaba, pero fueron unas palabras las que me causaron el orgasmo.
-Son unas putitas, mis putitas.- Dijo Juan mientras exprimía las ultimas gotas de semen que había en su pene y mi novia contesto -sí, somos tus putitas. -