Relatos Eróticos Lesbicos

Breve historia de una masturbación el el club de las bragas rosa

Publicado por Isabela el 11/11/2017

Con uno de mis relatos de: El Club de las bragas rosa. Ella cogió su falda y la llevo toda arriba, doblando las rodillas y abriendo las piernas se estremeció todo su cuerpo, cogiendo aire para volver a leer la frase que le puso tan excitada, puso su mano encima de su ropa interior, deseo que hubiera sido rosa el calzón que eligió ponerse ese día, se sonrojo al sentir húmeda la parte de en medio de su prenda íntima, se puso inquieta sobre la cama, se sumergió en la lectura un poco más, recapitulando todas aquellas partes del relato que le habían parecido las más excitantes.

No tardo nada en sentirse la protagonista de esa historia, y experimentó explorarse a sí misma metiendo su mano dentro de su calzón, empezó a tocarse los labios vaginales con los dedos, estaba totalmente húmeda, sentía su flujo pegándose en sus dedos y ese cosquilleo intenso que le nacía en las entrañas mismas de su sexo, elevando las nalgas y metiendo más al fondo su mano casi y pudo alcanzar su ano en medio de las nalgas, pero su prioridad en ese momento era masturbarse por la vagina, dándose el máximo de placer posible, entonces volvió acariciar su sexo, a presionarlo con fuerza, a estirarlo y a manosearlo intensamente, imaginaba cada una de las imágenes que había leído en el relato, sentía el deseo irrefrenable de salir todos los martes con su distintivo del club sabiendo que otras chicas lo estarían llevando al igual que ella.

Sentía la curiosidad natural de formar parte de algo que para ella era totalmente desconocido, como hubiera deseado poner su teléfono inteligente delante de ella al momento de iniciar su masturbación y así hacer su primer video, luego la interrumpió la duda de cómo iba a hacer todo eso si aún no se había hecho parte de la experiencia.

Termino de masturbarse hasta ahogarse en un mundo orgasmo, recordando todo lo que hizo la chica del relato con su distintivo del club. Cuando sacó la mano de su calzón la tenía llena de flujo vaginal, y su ropa interior había quedado totalmente inundada, pero eso que le importaba si había recibido tanto placer, se despojó de su ropa interior, con la falda aun suspendida hacia arriba se limpió con unos pañuelos desechables que tenía en el cabecero de su cama, y sin siquiera cerrar sus piernas tomo su móvil no sin antes asegurarse que en su cajón de ropa interior tenía una tanga rosa.

Al escribirme por el correo me dio a conocer el deseo inmenso que tenía de formar parte de algo que para ella era totalmente desconocido, pero a la vez, maravillosamente excitante. Y cuando le pregunte qué había sentido al momento de leer mi relato, ella me respondió.

-Nada podía hacer sino masturbarme.

¿Y tú que sentiste al leer uno de mis relatos de: El club de las bragas rosa? ¿Aún no lo has leído? Pues puedes pedírmelo a: isabela.4102@gmail.com
Y por favor solo chicas.