Relatos Eróticos Voyerismo
El sueño de mi esposa
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
Regresaba con mi esposa de Santiago después de haber pasado un día de trabajo, fue cuando mi vehículo comenzó a presentarme síntomas de un fallo, como se calentó mucho detuve la marcha y me dispuse a revisar el vehículo, sin saber donde buscar dentro de tantos cables y mangueras, en eso va pasando un joven en una moto, me ve revisando el vehículo con mi corbata y chaqueta y se detuvo para auxiliarme. Era un hombre de unos 25 años, moreno, y muy bien parecido, al parecer tenia ciertos conocimientos de mecánica, pues después de una breve mirada me señalo la correa del ventilador y me dijo que era ahí el problema. Me indico donde comprarla y se ofreció a desmontarla y montarla por lo que a mí me toco ir a comprarla.
Después de quitarme mi corbata y la chaqueta, le presente a mi esposa que estaba dentro del jeep para no solearse, le dije que el problema era simple y lo que había coordinado con el aparecido mecánico, luego los deje solos.
Compre la correa y regrese, cuando me aproximaba al jeep vi la puerta izquierda trasera abierta y el mecánico medio oculto tras ella, me aproxime en silencio y llegue justo al lado de la puerta. Tendida boca arriba en el asiento trasero estaba Jacqueline, mi esposa que así se llama, con la falda remangada hasta la cintura con las piernas completamente abiertas y con los ojos cerrados, en la parte baja de su cadera, justamente en su concha estaba arrodillado el mecánico, dándole una chupada de grandes ligas en medio de la raja húmeda por los orgasmos y las sensaciones de gozo que estaba experimentando.
Ninguno de los dos se percata de mi presencia, di la vuelta al jeep y me pare por la puerta trasera derecha, mi sombra se poso sobre el cuerpo de ella e hizo que el mecánico levantara la vista encontrándose con la mía, por un momento el detuvo la mamada que sobre la concha de mi esposa aplicaba, yo rápidamente le hice una señal con la mano para que continuara sin que ella se diera cuenta de mi presencia. Ella estaba tan concentrada, con los ojos cerrados, se apretaba con fuerza los pechos, jalándolos hacia arriba, los tenia mas empollados que nunca, parecían dos toronjas verdes, del ombligo hacia abajo aplicaba unos movimientos circulares que estrujaban su concha contra la nariz y boca del mecánico y hacia que la lengua de el la recorriera por todo su interior. Ella se había olvidado de la existencia, estaba completamente entregada al placer que le brindaba aquel extraño que casi con violencia la follaba con su lengua.
Yo estaba ruborizado, mi erección era sobrenatural, las piernas me temblaban, era la primera vez que veía mi esposa gozando con otro hombre y como gozaba la muy puta, sus labios apenas se abrían para salir de ellos unos gritos de placer que me encendían cada vez mas, había subido sus pies a los marcos de la puerta para brindarle una mejor visión de su concha y por supuesto para que la lamiera mas profundo, el había metido dos dedos en su concha y la follaba lentamente y lamía los labios bajos. Yo que conozco bien todos los movimientos de mi esposa, me di cuenta de que se aproximaba un orgasmo, ella comienza a decir cosas suaves, luego va subiendo de tono y finalmente termina gritando a todo pulmón un sin numero de palabras fuertes y era precisamente lo que estaba haciendo, a la vez que estiraba sus piernas y subía un poco su concha para que la lamiera mas fuerte.
El mecánico volvió a mirarme, esta vez en contando con mi consentimiento, yo le hice seña para que la lamiera mas fuerte, los flujos de ella le corrían por los labios, esto me excito mas aun, pero ella volvió a captar nuestra atención, pues los gritos subían de tono cada vez más.
- Cómeme papi - decía mientras agarraba la cabeza de el garantizando que no la dejara en ese momento - Te voy ahogar con mi leche mi chulo. Cogeme fuerte, mas fuerte.
Todos esto le gritaba subiendo cada vez mas los tonos de los gritos, ante mi asombro, yo no sabia que tenia una puta, de ese quilate, el jeep se movía ya de lado a lado con sus movimientos, el mecánico estaba fuera de control, ella lo tenia aprisionado entre su raja y con las dos manos lo obligaba a estrujarle la concha hasta que dio su ultimo grito de guerra.
- Coge leche cabrooooon - dijo soltando todo lo que tenia dentro, aire de los pulmones y semen de su concha y después de permanecer un rato en equilibrio, se dejo caer pesadamente en el asiento respirando como si terminara de subir 15 pisos.
El aparto un poco la cara de la concha de ella y me miro de nuevo, yo le hice la seña de que me iba alejar para que ella no me viera y que regresaba en un momento, así lo hice y pasado unos cinco minutos me aproxime cantando una canción, para que se dieran cuenta que regresaba. Ella se había sentado en el asiento delantero, todo estaba en orden, el fue a la parte delantera del jeep y juntos pusimos las correas, luego nos despedimos de el, yo aproveche y delante de ella le di una tarjeta y le dije que cuando fuera a la ciudad que nos visitara.
Reanudamos el viaje de regreso a la ciudad, en el camino ella me dijo que la noche anterior había tenido un sueño muy caliente, y que la tenia toda mojada.
- Que soñaste, le dije poniendo todo mi mayor interés.
- Soñé que me había quedado dormida en un asiento en el parque, y cuando desperté había un hombre besándome la concha, tenia una lengua larga, yo la podía sentir recorriéndome por dentro, y aunque yo quería resistirme no me podía mover, sin embargo me mojaba mucho y termine disfrutándolo muchísimo, el hombre se convertía en ti y luego en otro hombre, cuando desperté estaba hecha un asco y no he dejado de fluir, mira como estoy.
Al decir esto me agarro la mano y la llevo a su concha, estaba bien mojada, lógico que yo sabia que esos se debía a la tremenda mamada que le había dado el mecánico, al sacar la mano de la concha me dejan los dedos bien mojados.
No se por que los sueños son tan buenos, dijo ella recostando el asiento y comenzó a masturbarse, yo sentía el aliento caliente de aquel hombre entrarme por la concha y me hacia temblar, en silencio acabe varias veces en la boca de el y ahora siento como si me estuviera follando, siento su aliento caliente papi. Yo la contemplaba masturbarse mientras me decía todas esas cosas, en un momento los celos se apoderaron de mi pero logre controlarme, seguí mirando como ella se cogía con dos dedos mientras recordaba la mamada del mecánico, luego comenzó a gritar, esos gritos que solo ella sabe dar, preludio de la descarga seminal que explota dentro de ella.
- Tómala papi, bébetela toda, chupamela que toda esa leche es tuya, aaaaayyyyy.
Al decir esto ultimo tiro su grito final, yo pare el jeep di la vuelta y la pase a la parte trasera del jeep y tuvimos una de las mejores folladas que recuerdo.