Relatos Eróticos Autosatisfaccion

EL SUEGRO Y LA NUERA EN EL SAUNA | Relatos Eróticos de Autosatisfaccion

Publicado por SAM el 02/08/2011

Había llegado el día de su casamiento y la casa era una revolución. Estaban todos descontrolados, corrían, iban, venían. No quedaba una sola persona tranquila en ningún rincón, parecían todos atacados por algún virus hiperkinetico que no les permitía quedarse un solo segundo quietos.

Lo más curioso es que ella, siendo la novia, tenía una tranquilidad que pasmaba y al ver esas escenas de descontrol, hasta se daba el lujo de reírse de los demás mientras ellos no entendían como podía mantenerse tan calma.

El vestido estaba listo, solo tenia que pasar a ultimo momento por la modista y que ella la ayudara a vestirse, al mismo tiempo que otra persona se encargaría de maquillarla. Ya estaba peinada, su futuro marido también estaba casi listo, no había que preocuparse tanto pero parece que el resto de su familia no lo veía de esa manera.

Al fin llegó la tardecita y se fue a la maison de la modista. La maquillaron, la vistieron, le dieron los últimos toques en su peinado y partieron con su padre rumbo a la Iglesia.

La ceremonia fue muy emotiva, la nave central de la Iglesia estaba completamente decorada con narcisos y lazos de satén blancos, realmente no había quedado ningún detalle librado al azar.

Una vez terminada la ceremonia partieron al salón de fiestas. Había un mundo de gente, todos los invitados habían asistido religiosamente, la comida era estupenda, la música insuperable, era una fiesta perfecta.

Su ahora marido estaba radiante, su familia política la quería muchísimo así que estaban todos felices, su suegra era maravillosa y su suegro, además de ser un hombre guapísimo, era muy caballero y cordial.

Honestamente no tenia de que quejarse, todo era ideal.

Habían tomado muchísimo, el champagne había sido la bebida por excelencia durante toda la noche y pocos habían quedado exentos de los efectos del alcohol, hasta ella misma estaba súper chispeada y no le importaba nada de nada.

Había bailado todo el tiempo, el diseño de su vestido había sido pensado justamente para eso, para poder disfrutar de la fiesta a pleno y quitarse la falda larga al momento del baile, quedando con una falda corta para poder desplazarse sin inconvenientes.

En un determinado momento y realmente agotada, Mercedes se dirigió al baño de damas a refrescarse un poco. Cuando estaba en camino y al pasar por una pequeña habitación, unos sonidos que no eran los de la música de la fiesta hicieron que se detuviera.

Serian los efectos de tanta bebida ¿?? Seria posible que alguien, en medio de esa fiesta y encerrado en esa habitación estuviera teniendo sexo ¿??La curiosidad pudo más que ella misma y acercándose más y más a la puerta, pudo ver que se encontraba levemente abierta. Se acomodó para que nadie pudiera verla, trató de sostenerse del marco de la puerta y respiró hondo.

Mercedes estaba más que chispeada por el alcohol pero se dio cuenta que no había escuchado mal para nada. En esa habitación alguien estaba pronunciando, en medio de gemidos y suspiros, el nombre de su suegro ¡!!!! No, algo andaba mal, el alcohol y el baile la habían afectado más de la cuenta pero ese nombre seguía sonando en el aire……

-Si, si, si, asiiii, asiiii, mas, dame más Raúl, dame más ¡!! -Hummmmmm, acá estoy, es tuya, gózala, gózala ¡!!!

Era él, era su suegro, sin dudas, pero la mujer no era su suegra…. quien era ¿?? Cualquiera a esta altura de las cosas, qué mas daba quién era ¿???

No se podía despegar de ahí, escuchaba a la pareja pero necesitaba verla, así que se movió como pudo y se colocó casi frente a ellos. Desde allí tenia un panorama de todo lo que sucedía.

Realmente no conocía a la mujer, seguro era cualquier invitada de la fiesta pero si pudo ver completamente a su suegro. Ella estaba semi sentada en una mesa que se apoyaba contra una pared, tenia la falda del vestido de fiesta subida hasta la cintura y los breteles caídos, dejando al descubier

to sus pechos.

Su suegro la tenía agarrada de la cintura, con las piernas de ella abiertas a los costados de su cuerpo y elevadas casi a la altura de sus hombros, sus pantalones y su ropa interior a la altura de los tobillos.

Ambos se movían frenéticamente, él no dejaba de introducir su miembro en aquella mujer, ella no dejaba de jadear, de echar su cabeza hacia atrás cada vez que su suegro la penetraba más y más mientras él le chupaba los pechos descontrolado.

Mercedes sentía que dentro suyo se mezclaban las altas dosis de alcohol que había tomado con una excitación que no podía controlar.

Una de sus manos seguía apoyada en el marco de la puerta mientras que la otra se refregaba por encima de su traje de novia, tratando de darse un mínimo placer solitario frente a la excitación que le provocaba lo que veía.

Estaba sumida en esos pensamientos cuando abrió mucho más sus ojos y pudo ver que su suegro se retiraba del interior de esa mujer, le permitía bajar de la posición en la que estaba y la inclinaba delante de su entrepierna.

En ese preciso instante observó, casi con envidia por no ser ella quien disfrutaba de ese momento, las dimensiones del sexo de su suegro apuntando al rostro de su amante ocasional.

Ella se había puesto montada en cuclillas de espaldas a él, había tomado con sus manos el miembro masculino y se lo introdujo en su concha. Lo extrajo y luego de dos o tres chupadas, permitió que su suegro acabara en su cara, dejó que de él manara un chorro de semen que entró en su boca y lo que sobraba se deslizó por sus pechos.

Mercedes había quedado impactada por las dimensiones del sexo del padre de su esposo y por la escena tan caliente que había observado.

Al terminar de comprender lo poco que su estado le permitía y trastabillando, salió del rincón en donde estaba oculta y se dirigió al baño.

Se metió en uno, se sentó y no pudo evitar repasar mentalmente lo que había visto segundos antes. La escena la había excitado al punto de sentirse completamente mojada y con la necesidad de gozar de ese momento.

Se dejó llevar por las imágenes que habían captado sus ojos y comenzó a acariciarse hasta sentir que sobrevenía el orgasmo y rendirse a el.

Después de descansar unos segundos, salió del baño, se lavó las manos, se refrescó la cara, se acomodó el peinado y algo más recuperada, salió nuevamente hacia el salón de baile.

Parece que había pasado más tiempo del que creía porque su esposo la estaba buscando con cierta preocupación. Le comentó que estaba bien, que había salido a tomar un poco de aire, que no era nada.

La fiesta siguió hasta entrada la mañana y Meche cada vez que podía buscaba con sus ojos a su suegro y a la mujer que había visto con él, no la encontró por ningún lado pero a él se lo cruzaba cada dos segundos.

Por más que lo esquivó, no pudo evitar que él la sacara a bailar, que la buscara y ella tenia miedo de que se diera cuenta de que lo había visto, porque cuando le ponía una manos encima, Mercedes temblaba.

No temblaba de miedo sino porque no podía evitar que su piel se estremeciera al recordar lo que esas manos había hecho hacia minutos con otra mujer, de pronto no entendía como otro hombre que no fuera su esposo (y encima su suegro ¡!!!! ) podía haberla excitado tanto.

La fiesta terminó a la mañana y partió con su esposo hacia el hotel, para después salir de luna de miel. Esa noche, al hacer el amor con su marido, Mercedes no podía sacar de su mente la imagen de su suegro con esa mujer.

Sentía que cada vez que cerraba sus ojos y esa escena aparecía, se excitaba más y más. Estaba confundida pero todo le daba más placer, así que no intentó pensar en otra cosa, dejo que las fantasías se apoderaran de ella y pasó una noche de sexo increíble.

Su luna de miel fue fantástica, se divirtieron, lo pasaron súper bien y al cabo de 30 días, regresaron y comenzaron la convivencia, la verdadera pareja, el verdadero matrimonio.

Cada tanto se reunían en la casa de fin de semana de sus suegros y siempre le sucedía lo mismo: veía a Raúl y su piel se erizaba, se estremecía si se le acercaba, no lo podía controlar.

Se dio cuenta de que aquella noche, en su fiesta de c

asamiento, su suegro sin saberlo, la había excitado muchísimo, le había revelado un apuesto hombre que jamás había notado y que la inquietaba más de la cuenta.

Uno de esos tantos días en los que iban a reunirse con su familia política, Mecha llegó primero a la casa pues su marido se les reuniría después de ir a jugar un partido de fútbol con sus amigos. Al llegar, estacionó su coche en el garaje, caminó por el parque y encontró a su suegro solo, sentado en una mesa en medio del jardín tomando una copa.

Su suegra había ido a misa y llegaría un rato más tarde. Era un día de sol estupendo así que Raúl estaba con un traje de baño y su torso descubierto. Mecha no podía dejar de admirar lo bien conservado que estaba para ser un hombre algo entrado en años. Si a esa imagen seguía sumándole la de aquella noche, no podía evitar seguir fantaseando con él.

Fue hacia los vestidores de la casa de huéspedes, se cambió y se quedó con una diminuta bikini, recostada en una reposera, tomando sol y charlando de la vida con él, tratando de que se mantuviera lo más lejos posible de ella, para no denotar nada de todo lo que se le cruzaba por la cabeza al mirarlo.

Después de casi una hora de sol, se dio un chapuzón en la piscina y le avisó a Raúl que iría un rato al sauna y luego al gimnasio, quería aprovechar al máximo todo el día allí y las comodidades de la casa.

Pasados unos quince minutos sintió el ingreso de su suegro al sauna. La verdad es que Mecha se puso nerviosísima, más que nada porque estaba solo cubierta por una toalla pequeña y debajo de ella se encontraba desnuda. Nunca creyó que Raúl entraría mientras estuviera ella dentro.

Se sentó inmediatamente sobre las camillas de sándalo y le dio espacio a él para que hiciera lo mismo. Realmente no quería permanecer recostada, se sentía más indefensa. Al menos estando sentada podía tener un poco más de control sobre el espacio que ocupaban los dos cuerpos y sobre sus reacciones al sentir esa proximidad masculina que la inquietaba tanto.

-Mecha, por favor, no te preocupes, yo me acomodo acá.

-Tranquilo, Raúl, no me incomoda para nada cambiar de posición. Además, si seguía recostada seguro que me dormía y eso no me hubiera convenido.

-Esto esta ideal ¡!!! -Si, la verdad es que la temperatura se soporta bastante bien y después una buena ducha templada seria maravilloso, verdad ¿??

Cuando escuchó ese comentario de su propia boca, se arrepintió al instante porque sonaba a invitación más que a otra cosa, o seria solo producto de su paranoia con él ¿???

Aún hoy Mecha se pregunta si lo que sucedió fue inevitable o si la situación, el lugar y el ambiente, ayudaron. Lo que si le quedó claro es que fue la mejor experiencia de su vida.

El calor del sauna estaba haciendo algunos estragos en su cuerpo, siempre que entraba allí se sentía algo más sensual que de costumbre y le encantaba estar tan libre con su cuerpo, sintiendo que el calor y el aroma entraba por cada poro de su piel

Esa maravillosa sensación de sensualidad comenzó a reflejarse en sus movimientos y de a poco dejó que la toalla que la cubría se abriera lentamente, revelando cada vez más las bondades de su físico.

Parecía que Raúl no había sido indiferente a ello porque le hizo un comentario sutil pero efectivo, un comentario que le despertó más los sentidos aún, y le dio valor para querer que sucediera algo, lo que fuera, pero algo que la llevara a vivir con su suegro aunque sea la mitad de lo que había visto en el día de su casamiento.

-Mecha, la verdad es que el matrimonio te ha sentado muy bien, eh ¿?? -Te parece ¿?? Por que lo decís ¿?? -Porque, mujer ¡!!! Estas más sexy que nunca ¡!!! -Gracias, Raúl ¡!! Que caballero ¡!!! -Sinceramente Mecha, como envidio a mi hijo ¡!!!!

A medida que Raúl hablaba, se acercaba cada vez más a Mecha y cuando quiso darse cuenta, lo tenia pegado a su cuerpo, acariciando con la punta de su dedo índice el borde de la toalla que apenas estaba cubriendo sus muslos.

Queriéndolo o no, las piernas de Mecha se abrieron lentamente ante ese contacto, como cediendo al deseo que tenia acumulado por su suegro desde hacia ya un buen tiempo.

Estaba a punto de serle infiel a su esposo y encima con su padre ¡

!! Lejos de atormentarla, ese pensamiento la animaba más y en su mente aparecía una y otra vez la imagen de la mujer que Raúl se había cogido el día de su boda.

-La suavidad de tu piel me fascina, sabes ¿??? -Si ¿??? De verdad envidias a Fede ¿???? -Que te parece ¿?? Te tiene todas las noches en su cama, te acaricia como ahora me gustaría hacer a mi, como no envidiarlo ¿?? Poder gozar de este cuerpo todos los días despertaría la envidia de cualquiera ¡!!! -Raúl, por favor….

-Me detengo ¿???

Como decirle que se detuviera cuando la palma de su mano derecha se había deslizado a lo largo de su muslo izquierdo y le había encendido más aún la piel ¿???

Mecha sentía que no podría decirle que no y, al tiempo que tenía esa sensación, Raúl estaba acercándose con su boca a su cuello. La piel de los labios de su suegro, en contacto con la suya húmeda por el calor del sauna hacían que su cuerpo se viera atravesado por una corriente eléctrica difícil de controlar.

-Raúl, y si viene alguien ¿?? Nos pueden ver ¡!!! -Tranquila, nuerita linda, nadie nos va a ver ¡!!!

Mágicamente las manos de Raúl se convirtieron en miles que la acariciaban por todos lados, se multiplicaban entre la parte externa e interna de sus muslos, subían y bajaban a su entrepierna con una ligereza y una experiencia que le cortaba el aliento.

La toalla no tardó en caer completamente y así revelar su cuerpo desnudo ante la exigente y aprobadora mirada de su suegro.

-Mecha, que cuerpo ¡!!! Déjame tocarlo todo, me muero de deseo….

-Acaríciame, Raúl…. Acaríciame….

No hubiera hecho falta ese pedido porque Raúl iba a cumplir con todas y cada una de las cosas que su deseo le indicaba.

Mientras Mecha permanecía recostada sobre la madera y sentada con sus piernas abiertas para las caricias de Raúl, éste se había levantado de su lugar y así, de frente como estaba a ella, había dejado resbalar su boca por los pechos femeninos, provocando suspiros de placer.

La imagen de la mujer en la boda volvió a la mente de Mecha, estaba pareciéndose a esa escena, estaba viviendo lo que ansiaba desde hacia mucho tiempo.

Las manos de Raúl volaban sobre sus piernas, la piel traspirada le facilitaba cualquier recorrido que él emprendiera. Sus pechos estaban calientes, mojados y completamente excitados. La boca de su suegro los estaba enloqueciendo, no dejaba de lamerle los pezones, de morderlos delicadamente, de encerrarlos en sus manos y dejar que su lengua viajara de uno a otro rápidamente, sin darle tiempo a ninguno de los dos a sentirse desatendidos.

-Que sabrosa sos, por Dios ¡!! -Hummmmmm, me encanta que me besen así ¡!! Seguí, seguí ¡!!!

Raúl la recostó sobre la camilla de sándalo y siguió besando sus pechos con una energía propia de un adolescente y mientras su boca se encargaba de ellos, sus manos hacían lo propio con la entrepierna de Mecha.

Palpaban su sexo, lo encerraba en sus manos, lo acariciaba completo y dejaba escapar algún dedo curioso hacia adentro.

Mecha creía tocar el cielo con las manos, la experiencia de su suegro la maravillaba, quería que sus manos cubrieran todo su cuerpo al mismo tiempo.

De pronto Raúl la dejó sola un instante.

-A donde vas ¿? -Ya vengo linda…. no te muevas de ahí.

Sintió que Raúl se dirigía hacia el jacuzzi y le encendía, lo cual le dio la pauta de lo sensacional que seria eso. Cuando su suegro regresó, pudo admirar de frente su cuerpo trabajado, bien conservado y la potencia de su sexo.

La tomó de la mano para que se incorporara y le dijo:

-Vamos….

La llevó hasta el jacuzzi y mientras este comenzaba a funcionar se quedaron ambos al borde del primer escalón, acariciándose parados, los dos recorriendo por completo el cuerpo desnudo del otro.

De a poco fue reclinándola contra el borde del jacuzzi y la recostó contra el calido piso del baño. Seguía besándola entera, pidiéndole que cerrara los ojos y se entregara al placer de las sensaciones.

En eso estaba cuando sintió una mano de Raúl que cubría su sexo con una delicada espuma. Se incorporo un poco para ver que se trataba y casi se desmaya de placer al ver que su suegro estaba listo para depilarla.

-Te gustaría ¿??? -Si, me encanta, hacelo, hacelo ¡!!!

Delicadamente las manos de Raúl fueron quitando el poco vello que Mecha tenia sobre su sexo, la

suavidad de la espuma sobre su piel le provocaban pequeños espasmos en todo su cuerpo. Los dedos de su suegro la acariciaban y, como si se tratara de un control de calidad extremo, cada cm. de piel era lamido con la lengua experta del padre de su esposo.

Nunca había vivido esa experiencia y el sentirse tan despojada de todo y a su vez tan invadida en su intimidad por la lengua de ese hombre, era más de lo que había imaginado.

La sensación de la espuma sobre su excitada y tierna vagina hacia que sus orgasmos fueran sensuales, que su flujo se confundiera con las texturas que la cubrían y parecía que esa mezcla excitaba mas a su suegro.

-Que hermosa concha tenés ¡!!! Que preciosa se ve depilada ¡!! -Me encanta, me encanta ¡!! Chupala más, por favor ¡!! -Todo lo que quieras, solo pedimelo ¡!! -Por favor, Raúl, chúpame ¡!! -Si, si…. Déjame saborearte, linda ¡!!!

Y así, mientras el jacuzzi seguía esperándolos, Mecha tenia un orgasmo más delicioso que otro, mientras la lengua de su suegro se movía para todos lados. Sentía mucho más cada caricia desde que la había liberado por completo de su vello.

Raúl tenia una lengua inquieta, que la torturaba deliciosamente, que le penetraba por todos lados, que dejaba exhausto a su clítoris de tanto lamerlo, sorberlo y darle pequeños mordiscos que lo hacían crecer cada vez más.

Presa del delirio, se escuchó decir a si misma:

-Quiero que me cojas ¡!!! Cogeme como cogiste ese día a esa mujer, en mi boda…… -Me viste ¿??? -Si, si, te vi…. Por favor, haceme todo lo que le hiciste a ella, por favor ¡!! -Que perra que sos, querida nuera ¡!! -Si, si… desde ese día no puedo dejar de pensar en otra cosa ¡!! -Acércate, que te recuerdo como fue ¡!!!!!!

La tomó en sus brazos y la introdujo en el jacuzzi.

La piel de Meche estaba totalmente sobreexcitada. Donde Raúl la tocara, desencadenaba una seria de escalofríos por todo su cuerpo, sus pechos ardían, su sexo era una catarata de miel, sus piernas apenas la sostenían.

Una vez dentro del jacuzzi, Raúl la acomodó contra uno de los bordes, colocó su pierna derecha afuera y apoyada en él y así, abierta como la tenia, colocó un dedo dentro de su sexo, la penetró con su mano, mientras sus dientes seguían mordisqueando sus pezones.

-Te calentaste ese día viéndome coger ¿??? -Me morí, me calenté, me masturbe en el baño…… ahhh, por favor, seguí ¡!!!! -Si, vas a tener todo lo que esa puta tuvo ese día y mas ¡! -Quiero más, maaaasssssssssss ¡!!!!!!

Cada palabra que los dos pronunciaban, era acompañada por una arremetida de los dedos de Raúl en su concha y por un breve desmayo de Mecha, como no creyendo que tanto placer fuera posible.

Su sexo necesitaba el de él, no aguantaba más.

-Cogeme, por favor, no aguanto más, Cogeme….

-La querés adentro ¿??? -Siiiiiiiiiiiiiiii, por favor, metémela ¡!!!!

De la misma forma en que aquella noche vio a esa mujer con su sexo lleno del de su suegro, se sintió Mecha en ese instante. Raúl no tuvo la más mínima piedad al momento de penetrarla, se dejó llevar por la calentura y de un solo empujón, con las piernas de Mecha abiertas a los costados de su cuerpo, la penetró.

Un grito de placer recorrió el baño completo, desde el jacuzzi hasta el sauna solo se escuchó el grito de Mecha invadida por la pija caliente y ansiosa de su suegro.

Nunca se había sentido tan bien cogida de una sola vez como aquella, ni siquiera su marido sabía metérsela de esa forma, ni siquiera él había podido llenarla tanto desde el inicio.

Los movimientos de Raúl eran tal cual ella los había visto aquella noche. Cada vez que él empujaba sus caderas contra ella para entrar más a fondo Mecha se calentaba más todavía.

-Esto era lo que querías ¿?? -Si, sentirme así cogida, como a esa mujer….

-Lo gozaste esa noche ¿?” -Me calenté mucho, muchísimo … -Toma mi amor, ahora esta pija es tuya ¡!!!

Su marido no solía hablarle así y esas cosas a ella la calentaban más de la cuenta. Tomó con sus manos la cabeza de su suegro y la acomodó entre sus pechos.

-Chupámelos como a ella, mordémelos como a ella ¡!!!

Nada de lo que ella pedía se hacia esperar. Mientras se la cogia al borde del jacuzzi y el ambiente se calentaba con la tibieza del agua, la boca de Raúl seguí

;a comiéndose las tetas de su nuera sin pausa.

Se rindió a cada cosa que él le proponía. Cuando la posición parecía no darles más espacio para el juego, Raúl la colocó de espaldas a él, apoyadas sus manos sobre el borde del jacuzzi, dejando sus piernas dentro del agua burbujeante y dejándole su culo en primer plano.

Así, en posición de perrito, permitió que su suegro estimulara su sexo desde atrás, que lo acariciara nuevamente con su mano completamente abierta y cuando el roce de las yemas de los dedos contra su clítoris había dejado escapar mares de flujo sobre sus muslos, Raúl penetró su sexo por atrás.

La tomaba de sus caderas con las manos y acompañaba cada arremetida con un empujón de las caderas femeninas contra las masculinas.

Le daba la libertad a los pechos de Meche para que rozaran el borde de jacuzzi y en ese contacto, los pezones se excitaran más todavía.

Su cuerpo era un volcán y parecía que iba a estallar definitivamente en cualquier momento pero no quería que así fuera, quería seguir teniendo esos pequeños orgasmos que le permitían seguir y gozar al mismo tiempo de aquel macho maravilloso que la estaba haciendo delirar.

Se sintió algo vacía cuando Raúl salió de su interior pero al sentir que solo era para darle más, cerró los ojos y espero el gran momento.

Con su sexo duro y erecto, Raúl comenzó a acariciar la entrada del culo de Mecha. Daba vueltas sobre los bordes de su agujero con la punta de su sexo, empapado con los líquidos de ella.

Iba y venia con la cabeza de la pija, excitando toda la zona y jugueteaba con un dedo en la entrada de su cola, la preparaba, la lubricaba con esmero.

-Por favor, no me hagas desearte más….

-Te gusta que te cojan así ¿? -Si…. no me hagas esperar más … -Que estas esperando ¿???

El tono perverso en la voz de su suegro la excitó más todavía y dejando salir lo más perverso de su interior, se lo dijo con todas las letras.

-Quiero que me cojas por el culo….

No lo volvió a repetir. Cuando terminó la frase y sin más vueltas, sintió que su suegro dejaba de acariciar el agujero de su culo y en su lugar, acomodaba la cabeza de su pija.

Respiró hondo y la sintió entrar, sintió que sus entrañas ardían, que un fuego impresionante la recorría por completo y que se abría a él para recibirlo.

Cuando la pija de su suegro había entrado completamente y los movimientos de ambos habían adquirido el mismo ritmo, Mecha contraía sus músculos internos para poder retenerlo dentro.

-Que guacha que sos ¡!! Como me gusta que me encierren así ¡!!! -Te gusta sentirte dentro ¿??? -Siiiiiiiiiiiiiiii, me encanta ¡!!!!

Parecían uno solo. Los dos, pecho contra espalda, él montado sobre ella, se movían al mismo tiempo, gemían al mismo tiempo, dejaban que el agua que cubría sus piernas fuera otra fuente más de caricias para ese increíble momento que ambos vivían.

Era, sin dudas, la mejor cogida que Mecha había tenido en su vida, la más completa, la más plena, donde más perra se sentía y la que más la calentaba, teniendo en cuenta la forma en que se había desarrollado y el grado de relación que ambos tenían.

Su suegro no dejaba de moverse en su interior, no dejaba de entrar y salir de ella, excitándola cada vez más, alternando entre su culo y su concha, haciéndola sentir llena por todos lados, sin privarla del placer de ser cogida por todos lados y fantásticamente bien en ambos casos.

Pero Mecha quería más, quería conocer el sabor del semen de su suegro, se sentía demasiado caliente y puta como para no pasar por esa experiencia, como para no recordar la imagen de aquella mujer con la boca llena de semen masculino y deleitándose con él.

-Déjame chupártela…… -Querés chuparme la pija ¿?? -Si, como hiciste con ella esa noche … -Toma, querida, es toda tuya….

Salió del interior de Mecha, permitió que ella se arrodillara dentro del jacuzzi y así, de frente al sexo majestuoso de su suegro, abrió la boca y comenzó a lamerlo.

No quería dejar ningún espacio de esa maravillosa pija sin saborear. A pesar de los delicados empujones que Raúl le daba a su cabeza contra la entrepierna, se tomó todo el tiempo del mundo para lamerla despacio, para

dejar que sus labios jugaran con su punta y sus mejillas sintieran su dureza.

Imaginaba que estaba llena de leche porque hervía al tacto y parecía a punto de estallar pero quería seguir, quería comérsela entera y cada vez la introducía más en su boca.

-Que buena sos chupando, por Dios ¡!! -Te gusta, suegrito ¿?”

Y lo miraba a los ojos provocándolo, sabiendo que su suegro se calentaba más y más mirándola desde arriba, con su pija entrando y saliendo de su boca.

-Me encanta, me encanta tener una nuera tan puta ¡!!!

Esas palabras la calentaron más y se la metió entera, dejando que sus mejillas crecieran al recibirla, permitiendo que dentro de su boca, su lengua la acariciara por completo.

Permitió que Raúl comenzara a manejar sus propios ritmos y le dio la posibilidad de que, con las manos en su nuca, entrara y saliera de su boca, que se la cogiera hasta por allí, que todo su cuerpo fuera fuente de placer para su suegro.

Cuando sintió que no daba más, cuando escuchó que él le pedía por favor que lo dejara acabar, cuando su propia urgencia por la leche masculina se hizo insoportable, tomó la pija de Raúl con sus manos, la sacó de su boca, dejó que él la tomara y apuntando hacia su cara sintió un chorro de semen tibio que entró hacia su garganta.

Era caliente, cremoso, casi dulce. Mientras lo saboreaba y veía la cara de satisfacción de Raúl al acabar, tomó delicadamente con sus manos el sexo de su suegro y lo refregó contra sus pechos, permitiendo que el resto de su semen se desparramara en ellos.

Así como estaba, llena por dentro y por fuera del semen de Raúl, subió hasta quedar a la altura de él y lo besó, lo besó larga y profundamente en la boca.

Fue un beso apasionado y calmo a la vez, con la calma que da el sentirse relajado y feliz.

Ambos permanecieron charlando en el jacuzzi hasta que sintieron la voz de su suegra llegando a la casa. Mecha se colocó el bikini nuevamente y en forma apresurada, por la parte interna del cuarto se zambulló en la pileta, dejando así que su piel se refrescara y nadie sospechara lo que acababa de suceder.

Al rato Raúl salió del baño, saludó con un ligero beso en los labios a su esposa y se sentaron los tres a conversar animadamente hasta que llegó Fede y prepararon el almuerzo.

Desde aquel día nunca más estuvieron juntos pero nadie le quitó a Meche de su mente ni de su cuerpo la maravillosa experiencia que había vivido con su suegro y agradecía permanentemente la esplendida familia política que había conseguido

 

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