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Mi cuerpo y yo | Relatos Eróticos de Autosatisfaccion

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Al principio me obsesionaba con dormir desnuda, cuando lo hacía encontraba muy satisfactoria la experiencia de rozar mi cuerpo con las sábanas. Imaginaba que un hombre me tenía secuestrada y que pronto vendría a hacerme el amor. En mis historias yo quería estar desnuda pero no podía quitarme la ropa porque él me tenia atada... le suplicaba que me desnudara y que me poseyera pronto. Quería que lama mis pechos y acaricie mis nalgas. Pero todo quedaba ahí, terminaba dormida teniendo un sueño muy húmedo. Luego frotaba mi clítoris con la cabeza de un adorno pequeño. Hasta ese momento no recuerdo haber llegado al punto máximo, pero me encantaba frotarme hasta quedar dormida.

Tiempo después una amiga me dijo que si ponía mi clítoris debajo del chorro de la ducha se tenían orgasmos y ahí empezó todo... lo intenté y me encantó. Lo hacía todo el tiempo. Después decidí buscar nuevas técnicas porque no era tan fácil estarme duchando tantas veces al día... ¡jajá! Así que comencé a probar frotándome el clítoris contra un pequeño muñeco de tela, primero me tomaba mucho tiempo llegar al máximo, ya yo no me contentaba con solo frotarme y dormir... ¡ahora quería un orgasmo! Así que probando movimientos llegaba y llegaba, y era lo máximo. Hasta ahora practico esa técnica: desnuda, me tiendo boca abajo y coloco bajo mi clítoris un trapo o un muñeco, y comienzo a moverme generalmente de derecha a izquierda o en círculos; aunque algunas veces lo hago de arriba a abajo, pero no me gusta mucho ese movimiento.

Me gusta rozar la punta de mis pezones contra la cama, eso me excita mucho. A veces inicio así o viéndome en un espejo en esa posición... ver la expresión especial en mi rostro y mi cuerpo desnudo me excita sobremanera. No puedo masturbarme boca arriba, sólo lo logré hacer una vez después de ver una película pornográfica, me gustó pero cuando quiero repetirlo no me es muy fácil, así que siempre regreso a lo anterior. También me gusta hacerlo de pie y rozar mis pezones con la pared, aunque en invierno es muy frío, pero si estoy bastante excitada no hay problema. Al hacerlo de pie puedo tocar mi cuerpo con mucha facilidad, acaricio mis pechos, lamo mis pezones, junto y separo mis nalgas... tengo las manos libres porque mi clítoris se frota con un trapo que se sostiene con la pared.

A veces lo hago sentada sobre una almohada: desnuda con las piernas abiertas y la almohada entre mis piernas me muevo rítmicamente... aunque me tarda mucho más, es muy satisfactorio también... pero siempre debo rozar mi pecho contra algo. Si no, no llego al máximo. Creo que mi pecho es mi mayor zona erógena, me encanta tocar mis pezones, besarlos, lamerlos... me excita muchísimo. A veces les pongo aceite y los rozo contra las mayólicas del baño, es un buen preámbulo para lo demás. Creo que me gustaría tener pechos más grandes, aunque la zona sensible es mi pezón y estos si que son enormes, pero si mis pechos fueran más grandes seria más fácil besarlos y lamerlos yo misma. Aunque la verdad nada cambia la sensación de no usar brasiere. Me gusta quitármelo donde me encuentre excitada, voy a un baño y me lo quito. Lo llevo en la cartera hasta poder masturbarme y ya después de eso me lo vuelvo a colocar. La sensación del roce de mis pezones con la ropa es muy especial. Además el sentir que la gente me observa el pecho me humedece aun más... me pone más excitada y puedo tener varios orgasmos.

Probé introduciendo objetos en mi ano, la primera vez lo hice con mi dedo y fue estupendo. No lo hago muy seguido pero cuando lo hago, lo hago y dentro de mi han estado una diversidad de objetos. Pero sólo por el ano porque decidí mantenerme virgen hasta el matrimonio.

Para hacerlo por el ano, primero me excito bastante... acaricio mi cuerpo imaginando que no soy yo la que lo hace sino que estoy con otra persona, después rozo mis pechos con las sabanas y comienzo a frotarme boca abajo. Luego me tiendo de costado y comienzo a acariciar con una mano mis pechos y con la otra voy abriendo mi ano. Cuando ya se dilató, comienza la acción. Tendida boca abajo, sin sacar el trapo de debajo de mi clítoris, continuo frotándome con él y con una mano separo mis nalgas, mientras que con la otra voy introduciendo el objeto lo más al fondo posible. Llegar al fondo es lo máximo, choca contra algo y yo exploto... ¡Me encanta! Pero es difícil hacer todo eso y además frotar mis pechos, lo cual no me gusta dejar de hacer nunca.

He probado algunas técnicas nuevas que me han recomendado por ahí, como la de las tetinas de biberones. No pude rozarlas con mi clítoris pues creo que es muy sensible, pero si las rocé con mis pezones y fue espectacular. Es una sensación diferente para mi zona más sensible y además puedo lamer las tetinas como si fueran pezones de verdad. Así no me siento tan solita ¡Es muy excitante! También probé cruzar las piernas tendida boca abajo, es una muy buena variación a lo que siempre hacia. Como que centra las sensaciones justo en el monte de venus.

Hace tiempo cuando vivía sola, inventaba historias donde era yo la protagonista, una bailarina exótica, una prostituta, la chica que va a buscar trabajo y es seducida por el jefe, etc. Me gustaba disfrazarme y actuar. Hasta ensayé coreografías con vestuario y maquillaje. Eso me excitaba muchísimo y podía tener varios orgasmos.

Ahora vivo con mi familia y a veces no me es muy fácil estar quitándome la ropa, así que me acostumbré a hacerlo vestida. No es espectacular pero me sostiene hasta encontrar un momento mas propicio. Me siento sobre un trapo en una silla con mi pecho rozando el espaldar. Como tengo las piernas abiertas puedo controlar bien el movimiento y como mi clítoris es bastante sensible la ropa ayuda también. Claro que prefiero estar desnuda pero si no se puede, no se puede.

También lo he hecho en lugares públicos, los baños de los supermercados o centros comerciales son muy excitantes, excepto por los niños llorones que a veces entran y me desconcentran totalmente. A lo que tengo que cubrirme esas partes esenciales que descubrí previamente y aguantarme hasta casa. Los probadores de las tiendas de almacén son muy buenos también, sobretodo los de ropa interior donde puedo estar sin brasiere sin que se vea raro si alguien me descubre o aun mejor los de trajes de baño donde puedo estar completamente desnuda.

Cuando me canso de una técnica pruebo otra y si ya me cansé de todas, me pongo a régimen durante unos días, mientras más mejor. La espera da sus frutos y me pongo más deseosa que nunca, así que termino haciéndolo en el momento y lugar menos pensado.

 

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