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Compartiendo a mi esposa | Relatos Eróticos de Fantasias

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Lo que les voy a contar comenzó como una fantasía y termino como una realidad. Somos una pareja joven que llevamos siete años de casados y hace aproximadamente cuatro años, cuando teníamos 28 años ella y 30 yo, comenzamos a soltar nuestras fantasías a la hora de hacer el amor. Siempre me caracterice por tener fantasías sexuales un poco retorcidas, ella en cambio era más tímida, igualmente es una profesional haciendo el amor, si de calentonas se trata, ella es una de las mejores. Teniendo en cuenta que es dueña de una figura envidiable ya que con su 1,66 de altura, 89-58-87 y 18 años de gimnasio, un culo duro y escultural, logra despertar los ratones de todo hombre.

Todo comenzó con la adquisición de ropa interior sexy para ella comprada en un sex shop, que yo me encargaba de conseguir, slips de streepers, ya que por suerte trato de acompañar las medidas de ella respetando la normalidad de un cuerpo marcado de similar altura y algunos años de gimnasio, y muchas ganas de disfrutar del sexo. Soy de la idea de que en el sexo todo lo que haga gozar, y sea de común acuerdo de las partes, vale. También compramos en la verdulería un pepino para divertirnos un rato, basto con colocarle el pepino en su vagina, que por cierto era de gran tamaño para que estallara de éxtasis. Así mismo fui penetrándola con mi miembro viril por el culo y la sensación de ser doblemente penetrada la llevo al orgasmo en dos oportunidades. Luego intercambiamos posiciones y acabe en su interior dejándola unos minutos adentro para relajarnos.

Todo esto trajo a charlas un poco en serio un poco en broma, de ser dos hombres, los que la cogieran. Y repetíamos estas practicas sexuales una y otra vez, también parece mentira pero esas semanas siempre agarrábamos películas en el canal porno en las que solo se cogía de a tres. Mi morbo cada vez crecía mas y más y las ganas de ella aunque no me lo decía directamente también. Le propuse comprar un consolador bien grande, y ella me dijo que quería que sea muy parecido a una verga de verdad. Ya utilizando dobles intenciones.

Por mi parte comencé a investigar como conseguir un tercero para formar nuestro trío amoroso sin que ella se entere, debo confesar que si bien me recalentaba la idea de que se cojan a mi mujer, proporcionalmente era el miedo a que me dejara por otra pija. Revisé en Internet, diarios y revistas. Hasta que un día vi en una pagina de acompañantes a un hombre de 36 años, con un cuerpo de fisiculturista, muy peludo y con un miembro mas que grande. Si 23x6, algo que podía superar a nuestro pepino amigo. Quiero aclarar que si bien mi polla le encanta apenas logro alcanzar 17x4.

Bueno ahora tenia que conseguir la aprobación de ella, cosa difícil, pero en una de nuestras charlas en medio de una esa cogidas le dije que era una putita y se merecía dos pijas, y ella con vos de nenita me dijo que si, entonces le dije que ese seria mi regalo de cumpleaños, pero ella pensó que era parte de nuestros juegos y siguió.

Manos a la obra me comunique con mi futuro compañero de sexo y quedamos en encontrarnos en un bar para conversar y conocerlo. Los dos fuimos puntuales, confieso que mis nervios me hacían tartamudear, pero luego de un café entramos en confianza. Me contó cual era la tarifa y me explico que yo seria quien paso a paso lo autorizaría a realizar masajes y penetraciones. También hablamos del tema de higiene que me preocupaba bastante y me aclaro que seria con profilácticos. Yo le pedí una sola cosa, que en ningún momento le sacara un antifaz que ella llevaría puesto (ya quería que ella nunca lo viera).

Todo arreglado, quede que lo llamaría para el día del cumpleaños y así fue. Ese día para festejar la invite a un hotel alojamiento, uno de esos que permite la entrada a parejas con acompañantes, en el cual ya se encontraba él, escondido en la habitación, la habitación era de dos pisos y por cierto muy grande.

Luego de entrar y ponernos cachondos ella se quito su vestidito y lucio su equipo guerrero. Una tanga que era un hilo dental elastizado con un triangulito muy pequeño adelante, nos gusta apenas un poco de bello por encima de sus labios, un porta ligas, medias con puntas de encaje y un par de zapatos con un gran taco aguja. Arriba no lleva nada, y lucia sus erectas tetas. Luego de besarnos apasionadamente le coloque el típico antifaz para dormir que te dan en el avión y comencé a recorrer todo su cuerpo con mi lengua, entre caricias y manoseo de ambos la tire en la cama boca abajo y le dije que tenia su regalo de cumpleaños. Entonces ella dijo dámelo, sin siquiera recordar la charla entre polvo y polvo que habíamos tenidos tiempo atrás. Le explique que no podía sacarse el antifaz por nada del mundo, y me dio su consentimiento.

Luego hice subir a mi regalo, que ya estaba totalmente desnudo, mientras se acercaba no pude evitar mirar lo bien dotado que estaba, era verdad, yo no sé si tenia 23x6 pero muerta era grande y bien ancha, a demás se encontraba rasurado y eso agrandaba mas sus dotes. En esa milésima de segundo mi cabeza iba a mil y se imaginaba cualquier cosa, tenia distintas sensaciones, ya me imaginaba toda es poronga en su interior haciéndola reventar de placer y también algunas por miedo, porque sinceramente no tenía la seguridad que ese hombre que había contratado no sé disparara con algo raro que atentara contra ella, pero todo eso me calentaba mas y al imaginarme a mi mujer arriba de semejante poronga y gozando como una burra en celo pidiendo mas me hacia sentir que me iba en seco. Haciéndome a un lado él comenzó a besar sus piernas, nalgas, espalda, cuello y hombros sin siquiera ella darse cuenta.

Luego entre yo en un paréntesis de Sergio (nuestro compañero sexual) y seguí con el ritmo de el. Ya mi lengua, que de la excitación sentía como un cosquilleo, estaba dentro de sus labios y rodeando su clítoris haciendo pasadas por el ano. Inmediatamente el se acerco y me copio el movimiento lamiéndola un poco mas salvajemente, ella gemía cada vez mas fuerte, en ese momento él la giro quedando boca arriba y mis labios se abalanzaron sobre sus pechos creándole una confusión un poco violenta y sin entender nada; Feliz cumple! le dije y asombrada manoteo su vagina encontrando otra cabeza enterrada entre sus piernas. No es lo que me pedías le susurraba en su oído lamiéndolo húmedamente, y con un gemido me reprocho: que hijo de puta!!! Fue el hijo de puta más placentero que emitió en su vida. A todo esto su mano ya acariciaba la cabellera del desconocido consintiendo el regalo. Con su otra mano no paraba de apretarse las tetas. Se había producido un hilo de saliva entre mi boca y la suya, nos besábamos apasionadamente al compás de su cuerpo que no paraba de ondularse, de repente grito: acabo, acabo, no paren, sigan. Esto hizo que hierva la sangre dentro de mi verga que ya estaba a punto de estallar, mientras Sergio con su cara semi empapada de un río de flujo que no paraba de salir de su argolla se incorporo e intercambiamos lugares. El se acerco con su pedazo ya más grande que antes y lo rozo por la cara de mi mujer, yo chupaba toda su concha y miraba esa escena sin poder creerlo, era lo que siempre había soñado, presenciar a mi mujer desesperada por otra pija, porque el se la corría haciéndola desear mas.

Pocos fueron los segundos que ella tardo en manotear sus pelotas y acercarse la verga a su boca ya abierta con la lengüita afuera desesperada por tragar, sin poder ver la expresión de sus ojos que se encontraban tapados pude percibir la de su cara al notar que aquel cañón viril casi no entraba en su boca, Cosa que le producía mayor desesperación y ya eran sus dos manos las que trataban de tragarse semejante pedazo de carne tibia. Una vez dentro, él la cogía por la boca y ella con sus manos percibía su torso peludo musculoso. Rápidamente le metí mi pija en su concha y comencé a bombear, menudo era el esfuerzo que hacia para no acabar. Te gusta? Le preguntaba, es lo que querías putita?, aprovéchalo. Todo esto producía una excitación nunca sentida en mi cuerpo que hizo que acabara como nunca lo había hecho. Mis gritos daban a entender lo que me pasaba y la fuerza de mi leche contra el interior de su concha le avisaba a ella mi orgasmo. Me tire a descansar al lado de ellos y a contemplarlos, la gran pija que se encontraba en el máximo de su extensión parecían un solo cuerpo dentro de la boca de ella, el también gemía y su respiración se aceleraba, de repente le dijo: Hay viene, hay viene, y ella separando unos centímetros el trozo de la boca dijo: la quiero adentro, dámela papito, si, y de repente comenzó a salir un chorro espeso y caliente, y otro, y otro, fueron seis largas serpentinas blancas, su boca casi no daba abasto a tragar semejante bendición, se saboreaba sus labios con la lengua y al mismo tiempo limpiaba toda la superficie de la verga, milímetro a milímetro, tragándoselo todo.

Para ese entonces yo me encontraba en un grado de excitación similar al de ella y comencé a manosearme la pija, ella estiro su brazo y me agarro para que la besara, sentí parte de la leche tibia que aun tenia en su boca pero no me importo ya que nuestras lenguas no paraban de enroscarse. Disimuladamente el agarro una caja de forros que había sobre la mesita y se lo coloco, apuntando y rozando sus genitales empapados, hizo un par de intentos, y adentro. Ella se estremeció gritando de dolor y placer. Allí fue cuando me soltó y sé incorporo violentamente abrazando a nuestro viril amante, parecía una serpiente enroscada a un palo. El se paro, y camino por la habitación con ella abotonada a su pija, apoyándola contra la pared y bombeando como desesperados. Luego el se tiro boca arriba en la cama quedando ella montada y meneándose como en un rodeo. Ahora ella llevaba el ritmo, pareciera que al penetrarla cada vez se ponía más incontrolable, Nunca la había oído gritar y expresarse de tal forma, sus manos casi arrancaban el bello de los pectorales del él, su cabeza giraba en círculos de un lado a otro, y no paraba de pedir mas, ahí fue cundo por detrás incline su espalda para adelante hacia él y nuevamente con mi pija semi dura la penetre por el culo, por poco no entraba ya que la poronga de el, casi cerraba el orificio anal de tanto que ocupaba en su concha. La tenia agarrada de sus caderas y el ritmo que llevábamos los tres era infernal.

Mientras ella besaba a Sergio yo no entendía lo que pasaba. Por momentos trataba de ver la escena desde otro punto y contemplar a mi mujer besando desgarradamente a un corpulento hombre que la cogía como yo nunca podría. Todo esto me llevo a tener mi segundo orgasmo. Nunca fui tan precoz pero esta vez no pude controlarlo. Me retire a sentarme enfrente de ellos y veía como de su culo caía mi seme a borbotones cada vez que entraba y salía la pija de Sergio, claro semejante cuerpo dentro de ella producía la presión para que largue todo. Así continuaron 15 minutos intercalando posiciones, pero yo ya no podía participar porque me encontraba agotado, solo observaba y disfrutaba ver cogiendo a mi mujer, mi esposa. El le hablaba al odio en vos muy baja y ella le susurraba contestándole, llegue a escuchar solo: un por favor de ella, en ese instante se separaron y ella poniéndose en cuatro con el culo para arriba y su espalda formando un tobogán no paraba de gemir, el, parado en la cama detrás de ella apunto a su culo, si, pretendía meter semejante pedazo dentro de ese culo que todavía goteaba mi semen. Comenzó por la cabeza y freno, te gusta, le pregunto, quieres sentir una buena pija en el orto? Si, clamaba entre gemidos y quejidos de dolor, mándala toda, pero despacio. El acataba sus ordenes y de a poco la iba metiendo cada vez mas, su culo parecía una maquina de tragar, era como que lo succionaba, luego de gritos de placer ya entraba y salía con menos dificultad, ella levanto su cabeza y el la abrazo apretando sus tetas, ella buscaba con su lengua la boca de el, el se la daba, ella con sus manos trataba de abrazarlo por el cuello y siempre se movían al compás de la penetración. Luego el la empujo hacia la cama nuevamente y comenzó a sacar y poner la pija de su culo, El agujero entre entrar y salir quedaba tan abierto que permitía ver su interior bien colorado e inflamado, a su vez ella masajeaba con sus dedos sus clítoris.

De repente un grito de ella pedía desgarradamente: acabo, ya perdí la cuenta y el siguió con el movimiento, dejándola como todo caballero acabar. Sin perder tiempo el se saco rápidamente el profiláctico y la baño nuevamente, pero esta vez por todo el cuerpo. Las manos de mi mujer recorrían todos sus pechos desparramando la wasca mas y más, llevándose los dedos a la boca y moviéndose, también se los daba de chupar a el. El no paraba de engalanarla con frases fuertes. Y así terminaron en un largo y prolongado abrazo sin dejar de besarse.

Al rato el se fue a bañar y yo me acerque a ella y le pregunte y se estaba bien, contestándome “Gracias mi amor”. Nunca me lo voy a olvidar. Luego entre al baño yo y él salió, comenzó a cambiarse y ella todavía echada en la cama con su antifaz puesto. De repente escucho: Que bien que cogimos no? Si sois el mejor susurro ella. Toda esta escena la veía por la puerta del baño que se encontraba entornada. El la beso apasionadamente en su boca y luego en su sexo, y le entrego un papel muy pequeño, diciéndole en voz baja: llámame!!.

Luego salí del baño y lo acompañe hasta la puerta lo felicite y le di lo acordado, pero me lo rechazo diciéndome: No pensé que era tan buena, es mi regalo también, yo insistí que era lo acordado pero no hubo caso. Después nos bañamos juntos y volvimos a casa. Nos dormimos muy abrazados y dándome las gracias. Esto seria todo, pero a media noche no aguante y revise sigilosamente entre sus cosas y vi el papelito, en efecto decía un celular y Sergio. Espero que si se vuelven a encontrar sea delante mío.

 

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