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Travesuras con cuatro hombres | Relatos Eróticos de Fantasias

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Hacia mucho que no veía a mis antiguos compañeros de la preparatoria. La invitacion llegó a mi casa el miércoles y me emocioné de imaginar cómo estarían mis viejos amigos.
La fiesta era el domingo siguiente. Mi esposo no quiso ir pues tenía trabajo. Asi que iría sola.

Despues de bañarme saqué del cajón una pantaleta color canela y un sostén semi transparente del mismo color. Abrí el closet para elegir un buen atuendo. Pensé en un vestido formal pero desistí ya que no quería que mis amigas pensaran que estaba convertida en algo distinto a lo que fuí siempre.
Opté por unos jeans ajustados y una camiseta de rayas horizontales. Quería presumirles que he mantenido mi cuerpo en forma. La linea del pantalón vaquero acentuaba mis caderas y nalgas que siempre han sido mi mayor atractivo.
Me miré de frente y de perfil y me pareció que el sostén aplastaba mis pechos, así que decidí quitarmelo. Dí unos pasos y sentí cómo se bamboleaban mis senos ya sin la presión del bra. Mis pezones se endurecieron al roce con la tela.
Un poco de maquillaje y unos zapatos bajos dieron fin a mi atuendo. Me peiné con una coleta que me daba un aspecto de adolescente desenfadada. Sin presumir, creo que por ningún lado se me notaban mis 33 años.

Tomé la autopista hacia el sur. No conocía la dirección que venía en la invitación asi que traté de no distraerme. Pasé todas las señales pero no no encontré la dirección correcta, regresé un poco y decidí preguntar pero no había nadie a la vista. Finalmente alcancé a un hombre que caminaba sin prisa. Detuve el auto junto a él y lo saludé.
Cuando se volvió no pude evitar la sorpresa, era Pedro H. uno de mis antiguos novios. Me bajé del auto y nos abrazamos. Al sentir su cuerpo pasaron por mi mente algunas imágenes de las muchas veces que estuvimos desnudos en la misma posición.

-Estás igualita flaca (ese era el apodo que yo tenía en la prepa)
-Tu también- No mentí, seguía siendo muy guapo.
-Date una vuelta. Giré sobre mis talones mostrandole mi cuerpo.
-Estás mejor que nunca - dijo poniendo su mano en mi cintura - Sería bueno recordar los viejos tiempos - agregó con una mirada de malicia.

Ambos reímos, se subió a mi automovil y avanzamos, él sabía bien la ubicación de la casa. En cuestión de minutos nos encontramos en la dirección correcta.

Entre más saludaba a los invitados, más sorprendida estaba yo del paso del tiempo. Casi todos estaban casados y con hijos. La mayoría hablaba de sus aburridos empleos o de sus problemas familiares, enfermedades o roblemas con los hijos.
Hacía calor y la fiesta estaba de lo más aburrida. Estaba decepcionada de esa reunion y solo pensaba en algun pretexto para huir. Hacia las nueve de la noche, decidí despedirme. Cuando me acerqué a Pedro con ese fin, me tomó de la mano y me dijo al oido:

- No te vayas aún, te estoy preparando una sorpresa.

Esas fueron como unas palabras mágicas, sabía que cuando Pedro decía algo asi, tenía algo muy divertido en mente.
Media hora mas tarde, se acercó a mi y me dijo discretamente:

-Sigueme, todo esta listo.

Tratando de pasar inadvertida, lo seguí hacia lo que parecía un garage. la luz estaba apagada y se escuchaban risitas. Entramos y sentí la presencia de varios hombres.
Traté de mirar a Pedro pero su mano en mi hombro me tranquilizó.

- No te preocupes - dijo a mi oido - Son Luis, Juan Manuel y Francisco. Les dije que no había nadie como tu para hacer el amor.

Sus palabras surtieron un efecto doble, por un lado me hacían sentir como una mujer especial pero por otro, me ponían nerviosa, nunca había estado con mas de dos hombres a la vez.
Los cuerpos se acercaron, ciertamente reconocí a todos mis antiguos compañeros.
No podia negar que la situación comenzaba a excitarme. Además sus comentarios no parecían ninguna amenaza.

- Hola flaquita.
- Mira nada mas que sorpresa.
- Nos dice Pedro que eres muy cachonda, es cierto?
- Siempre me gustaste, pero no imaginé que te gustara tanto la cama.

Decidí ponerme a la altura de la situación.

- Pues ya vez querido, te has perdido de lo mejor.

Un agradable calor empezó a apoderarse de mi cuerpo, mi respiración se hacía mas intensa y sentí que la ropa me estorbaba. Se acercaron más aún y sus manos empezaron a acariciarme.
En la oscuridad, podía sentir su deseo, unas manos se deslizaron por debajo de mi camiseta y se apoderaron de mis pechos desnudos. Sentí mis pezones endurecerse por la presión de unos dedos como tenazas. Un gemido escapó de mis boca y arqueé la espalda mientras otras manos acariciaban mis nalgas por encima del pantalón.
Alargué el brazo izquierdo y tomé la cabeza de uno de ellos, la acerqué a mis pechos y él, inmediatamente levantó mi camiseta. El calor de su boca rodeó uno de mis pezones y comenzó a lamer despacio. Alguien mas siguió el ejemplo y pronto sentí una boca en cada una de mis tetas lamiendo y chupando con un deseo incontrolable.
En ese momento, alguien comenzó a desbrochar mis jeans, el sonido del ziper se mezcló con las risitas y jadeos de todos nosotros. El que estaba detrás mio deslizó los jeans a lo largo de mis piernas aprovechando la oportunidad para besar mis nalgas. Levanté una pierna para que me quitara el pantalón y después la otra.
Para este momento, algunos de ellos ya se habían despojado de su ropa y rozaban mis piernas y nalgas con sus penes erectos.
Mis manos buscaban en la obscuridad sus sexos despiertos al principio con timidez y poco a poco con mas confianza. Mientras se turnaban para chupar mis tetas y mis nalgas, alguien empezó a jalar mi panty hacia arriba haciendo que ésta se metiera entre mis nalgas provocando una sensación de incomodidad pero a la vez, haciendo crecer en mi el deso de sentir algo mas que la tela.
Aunado a estas caricias, no paraban de decir obscenidades.

-Pedro, eres un egoista, porque no nos dejaste probar esta delicia cuando íbamos en la escuela.
- Esta nena tiene las nalgas mas sabrosas que he visto.
- Te vamos a dar la cogida de tu vida.
- flaquita, quieres probar estas vergas?

Yo misma me quité las pantaletas, de inmediato, varias manos buscaron sentir mi entrepierna. Por delante y por detras, manos y dedos recorrían mis nalgas y mis orificios que para ese momento lo unico que deseaban era ser poseídos.
El placer crecía sin piedad pero ellos no parecían tener prisa, se daban su tiempo conscientes de que no pasaría mucho tiempo sin que yo les suplicara que me dieran algo mas.
Lentamente me arrodillé buscando a ciegas algun pene próximo, deseosa de apagar mi sed de carne. No fue uno sino dos los que pusieron sus animales a la altura de mis labios. Tomandolos con cada mano, comencé a alternar mis caricias a lo largo de sus vergas ardientes.
Los otros dos se acercaron y empecé a repartir caricias con mis labios y lengua a cuatro animales que ansiosamente buscaban introducirse en mi boca. Por un momento me pareció que era demasiado pero supe de algún modo que en ese momento habría mamado las vergas de otros cuatro.
Alguno de ellos se fue hacia atras de mi, me tomó por las nalgas y me ayudó a levantarlas. Sentí su lengua deslizarse entre mis nalgas y un dedo se introdujo en mi ano. Despues de unos minutos de comerme por detras, comenzó a cogerme finalmente.
Uno a uno fueron hacia a tras de mi, logré asirme de una pared y mi conchita probó todos y cada uno de los hombres que me estaban dando el placer mas grande de mi vida.
Despues de cogerme en esa posición uno de ellos se sentó en un banco próximo y me dispuse a montarlo. Cuando traté de introducir su falo en mi vagina, él retiró mi mano y tomandome por la cintura, acercó su pene a mi ano. El dolor que sentí fué grande pero apreté los labios para no gritar. Empecé a moverme tratando de olvidar el dolor. Concentré mi atención en las manos que acariciaban mis tetas.
En ese momento alguien se paró frente a mi. Imaginé lo que queria hacer y me dispuse a aceptarlo. Con cuidado, puso su verga en la entrada de mi vagina y comenzó a penetrarme. Ambos se sincronizaron y me vi invadida en mi conchita y en mi ano al mimo tiempo. Los otros dos no desaprovecharon la oportunidad de ofrecerme sus vergas poniendolas muy cerca de mi cara. Tratando de aprovechar al máximo toda la carne que se me ofrecía, empecé a mamarlos alternadamente.
Cambiamos de posición. esta vez, Uno de ellos se acosté en el piso y me introduje su verga en mi panochita. Me incliné lo mas que pude sobre su pecho dejando al descubierto mi trasero. Mientras cabalgaba en esa pocisión se fueron turnando para metermelo en el ano.
cambiamos varias veces de posición y en todas me las arreglé para ofrecerles mi cuerpo al máximo. El placer me hizo venirme mas de una vez y finalmente ellos acabaron en mis tetas.

Después de vestirnos me las arreglé para salir sin ser vista por los invitados que parecían no haberse dado cuenta de nuestra travesura.

 

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