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Mi hermisa cuñada | Relatos Eróticos de Fantasias

Publicado por Marido ideal el 03/04/2011

Hola amigos lectoeróticos:

Como todos los relatos que eh leído y que me llaman la atención, los de las cuñadas son muy creativos y con alto contenido erótico.

El problema de los hombres es que en todo momento se tiene una erección, esta como en automático el órgano copulador. Y la mujer si sabe entender la situación apoyara en lo más que se pueda, aunque hay algunas que parecen verdugos sexuales, ya que te castigan hasta más no poder, por eso a uno se le ocurre liberar las tensiones sexuales en la imaginación, que ya que es el camino que menos riesgos y problemas trae al matrimonio.

Les platico que cuando me case, mi cuñada Alda era muy apegada a mi esposa Arya por ser las únicas hermanas, se fue a vivir con nosotros y pues al principio era incomodo para mí porque no podía andar libre en mi casa, les confieso que no soy tan pudoroso a la exhibición y me gusta andar en pelotas siempre, pero con ella por ahí me empezó la vergüenza. Ahora ella vive en otra casa y solo cuando nos reunimos en vacaciones es que nos tratamos y hasta ahí.

El embarazo de Arya fue muy delicado a tal grado que ya en su quinto mes y sin tener un encuentro sexual cuando por lo menos uno teníamos al día, ya se imaginaran cómo estaba el queso de mi compadre. Al principio la abstinencia se fue haciendo insoportable, la calentura se apodero de mi y en los siguientes días los videos y relatos eróticos me calmaban lleguando a recordar viejos tiempos con la masturbación.

A pesar de ser llenita mi cuñada Alda es dueña de unos super pechos, que no podrías platicar con ella y no posar un momento la mirada en sus monumentales senos y como sabe lo que tiene, siempre es su tarjeta de presentación, ella para mi es bonita, pero lo que me fascina mas son las nalgonas de mi esposa, que todo el que la saluda tiene que moverse para admirar esa obra divina y creo eso me llamo más la atención. Muy frecuentemente empecé con sueños eróticos con mi cuñada, le comentaba a mi esposa Arya de mis sueños y solo se reía y decía ya te estás enfermando, pronto acabara. Pero dime que soñaste, yo comentaba que era erótico, y ella decia, no importa sirve que así yo me éxito y calmo mi necesidad, entonces comenzaba….

Alguien toco el timbre y ya baje corriendo las escaleras el ruido impidió oír que Alda decía “yo abro”, al doblar en el recibidor, que choque brutal contra ella, a tal grado que ella se desmallo, y yo no sabía qué hacer así que la cargue hasta la sala, ella estaba lavando su ropa, así que traía un short futbolero y una playera ombliguera, al momento de acomodarla en el sillón tuve que levantarle sus piernas, levante una y esa posición hacia un hueco en su entrepierna, eso me llamo la atención ya que andaba muy calenturiento, mi pene se endureció al instante y mi corazón empezó a latir con más fuerza, Arya pregunto quién era y pude notar que todavía estaba en el cuarto del primer piso, nadie un vendedor, respondí y mi cuñada todavía inconsciente… mi primera idea fue hacer a un lado el short junto con su diminuta tanga y engullir tan anhelado clítoris en mi boca, entonces empezó aquella excitación en ambos que de su preciosa conchita emanaba un liquido nunca antes imaginado y mucho menos probado, seguí metiendo mi lengua hasta más no poder, ella empezó a contornearse de placer y yo seguía sin quitar mi boca de sus labios y mi lengua haciendo caricias en su clítoris, solo movía mi cabeza para tomar aire por la nariz, pronto llego el primer orgasmo que apretó sus piernas con tal fuerza que mero me asfixia.

Como yo estaba a cien, mi pene endurecido se me salía del bóxer obligando mi short a estirarse, no podía mas, tenía que saciar mi calentura, me pare a su lado y empecé el juego con sus muy voluminosos pechos, esos senos que con cualquier ropa pedían a gritos que los liberaran y ya que creo solo yo escuchaba ese grito enmudecido, me dispuse como todo héroe a liberarlos de la prisión que les negaba su libertad, empecé a levantar la playera y a bajar el brasier primero se los acaricie suavemente con mis yemas, pasaron mis dedos y luego toda la mano estaba queriendo abarcar enormes monumentos, paso mi lengua a realizar el trabajo que hacia mi mano acariciando aquel precioso pezón marrón, hasta hacerlos crecer de tamaño permitiendo que toda aquella preciosidad de seno se endureciera. Con besos en todo el pecho y bajando por su estomago llegue nuevamente al erecto clítoris que aun mojado por mi saliva pedía a gritos que se le estimulara nuevamente y como todo un complacedor lo hice. Primero lo mordisquee suavemente con mis dientes, paso mi lengua a masajear y mi boca a succionar aquel excitante clítoris, que en poco rato obligo al cuerpo a estremecerse de placer y a liberarse con un muy estrepitoso orgasmo.

De pie frente a frente mi pene y su muy mojada y hermosa vagina, se deseaban enredar en un apasionado y deseado juego sexual, me arrodille y mi pene como si supiera lo que iba a hacer apunto directamente a la deseosa y peligrosa entrada vaginal. Pensé un momento lo que estaba haciendo y mi deseo de poseerla no permitía hilar razones por las que no debía hacerlo. Así que coloque mi pene en su deseada vagina y la intente penetrar, no tuve que aplicar mucha fuerza, pues los dos miembros parecían imanes de polos puestos, que en un momento empezaron a realizar aquellos inolvidables movimientos, que parecido a un baile los dos conocían el ritmo y cada uno de los movimientos a ejecutar. Junto con un quejido de ambos llego el orgasmo a los dos y mi placer fue tal que no me importó eyacular dentro de su vagina y presionar mi cadera para poder poner mi semen lo más cercano a su útero, solo pensaba en aquella posibilidad de que en ese momento pudiera quedar embarazada de mi y tener a las dos hermanas como ellas querían estar, JUNTAS.

Al terminar, Aria se abalanzó sobre mí y como pudimos nos deshicimos de nuestras ropas de dormir, ella se lanzo sobre mi pene y lo engullo, me succionaba y me ponía su concha en la boca pidiendo la succionara igual. Después de lamer y chupar su rico clítoris por largo rato, estábamos retorciéndonos y jadeando de placer, lanzo un gran grito al momento que llego al orgasmo, yo igual solo pude entrecortar mi respiración al momento de eyacular en su boca y sentir que tragaba mi semen y decía que chupara el rico jugo que de ella brotaba.

No me dio tiempo de recuperarme y se sentó sobre mí queriendo penetrarse con mi pene y empezar a cabalgar en un paseo de placer. Continuo así por largo rato. Se giro y se arrodillo y me jalo mi pene como si estuviera con un juguete que manipula fácilmente, hasta penetrarse en la posición de perrito, empecé el movimiento de bombeo hasta provocarle otro orgasmo que disfruto con mi pene adentro de ella. Se dejo caer rendida y con una carita de placer, me pidió la penetrara por el ano. Fui por aceite de masajear, le unte y empecé la penetración como nunca habíamos hecho el sexo anal, fue algo fuera de serie, para los dos.

 

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