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Las bragas de mi cuñadita | Relatos Eróticos de Fetichismo

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Mis estimados amigos, lo que les voy a narrar es algo sumamente excitante para mi y a lo mejor para muchos resulte depravado o algo sucio por decirlo de esta forma, pero para todos aquellas personas que han vivido o han sido fetichistas en cierto momento definitivamente es una experiencia muy especial. El oler prendas íntimas resulta algo inexplicable y sumamente excitante.
Mi narración gira en torno a mi cuñadita, una morenita sumamente sabrosa, con unas caderas suculentas, nalgas protuberantes y una pequeñas tetas, que aunque pequeñas están muy sabrosas.
Resulta que cierto día mi esposa y yo fuimos a visitar a mis suegros a su casa, lugar en donde vive mi cuñada, una chica de nombre Juana de 18 años recién cumplidos, ella es morena, caderas finamente moldeadas, exuberantes nalgas y unas tetas pequeñas, cabe mencionar que desde que andaba de novio con la que ahora es mi esposa me gustaba también su hermana por ser tan parecida a mi señora, pero por azares estoy con quien ahora estoy pero aún me sigue gustando mi cuñada.
Ese día que fuimos de visita ellos salieron a una fiesta quedándome solo en la casa ya que no soy muy afecto a ir a ningún tipo de fiesta, me quedé completamente solo y me entraron unas ganas de hacerme una puñeta, pero no había absolutamente nada con que calentarme un poco, por lo que sin querer llegué a la recámara de mi cuñada a quien le traigo unas enormes ganas de hacerla mía.
Anduve observando sus cosas personales entre ellas su ropero, sacando de él diminutas blusas, así como faldas, y brasier, llegando a un cajón en el cual contenía pequeñas pantaletas, tangas, bikinis y un sin número de ropa interior en las más diversas formas y tamaños; muy a pesar de que tiene 18 años recién cumplidos ella aún sigue siendo virgen pues es muy reservada en su forma de ser aunque ese día descubrí, lo que por su modo de ser nunca me imaginé, que llegara a usar tangas de hilo dental y pequeñas pantaletas.
Estuve mirando un rato su ropa interior, mientras al mismo tiempo se me paraba el miembro y me entraba en el cuerpo cierto calor, salí rumbo al baño y vaya sorpresa que me llevé, encontré una pequeña tanga sucia, misma que había dejado tras bañarse e irse a la fiesta.
Sin perder tiempo la tomé, la estiré y la observé, viendo que entre el puente de algodón que tenía se encontraba una pequeña raya de color amarillento, la cual fui acercando muy poco a poco a mi olfato, descubriendo un aroma sin igual, olía a su sexo, olía a panochita, el olor de mi cuñada era mío por primera vez.
Tomé la tanga y me la puse en la nariz para poder inhalar ese singular olor en una aspiración la cual no quería que terminara nunca, comencé a masturbarme imaginándome a mi cuñada con esa diminuta tanga puesta, me masturbé un buen rato hasta que sentí que me iba a venir, dejando mi leche en el puente de su calzón al mismo tiempo que lo frotaba sobre mi miembro, me vine en sobre su calzón e imaginaba que la estaba cogiendo.
Ha sido una experiencia sumamente excitante, y a partir de ese momento cada vez que voy a visitar a mis suegros lo que busco en un descuido es la ropa sucia de mi cuñadita, quien se que tras revolotear un poco encontraré un gran premio que me gusta mucho... Sus bragas sucias.

 

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