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Sexo sin contacto | Relatos Eróticos de Fetichismo

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Esto que os cuento sucedió el mes pasado, cuando un día salimos los amigos a tomar unas copas, entramos en varios bares y después con el cachondeo, y por votación mayoritaria, decidimos ir a una discoteca, íbamos chicos y chicas, éramos unos diez.
Llegamos, pedimos una copa, y de pronto empezó un show de striptease de dos tías y un tío, era la fiesta J&B, nos pusimos a verlo, había dos tías y un tío contorsionándose, fue muy cachondo, sobre todo al ver la reacción de algunas amigas, que los bailes sensuales las habían puesto contentas, las copas les quitaron las inhibiciones, por lo que la mayoría se acercaron a la pista, e incluso manosearon al tío y a las tías.
Entre estas se encontraba Nuria, la cual estaba bastante cachonda, era una amiga a la que le tenía puesto el ojo desde hace mucho tiempo, morena, 1.70, unos 58 kilos, redondos pechos y culo prieto, ese día llevaba un mono negro de cuero, con botas altas de cuero, y una chaqueta roja de tela. Participaba en el juego como la que más, los tíos que estábamos en segunda fila estábamos calentísimo por el show y por la reacción de las compañeras. Al rato, Nuria se dio cuenta que no le quitaba ojo de encima, eso le gustaba, le hacia ponerse aun más tonta, se sentía sensual, con su ropa bien amoldada a su cuerpo, la cual le hacían muy atractiva.
El show terminó y llegó la calma, me acerqué a ella, me puse a su lado y le di conversación, ella me seguía el juego, es más me permitió que le acariciara su pierna para que sintiera la textura del cuero. Tras un tiempo, alargué la mano, para llegar más arriba, cosa que permitió a medias, luego empecé a insinuarme más descaradamente, pero me paró en seco. Cuando pasó un rato, no se reprimió y puso su mano en mi verga sobre el pantalón, cogió mi mano, la que tenía en su pierna, y la llevó un poco más dentro, en ese momento, le propuse que nos fuéramos, ella aceptó, decidimos marcharnos, tras darme un tierno beso en la boca.
La acompañé a casa, cuando llegamos me invitó a subir aunque poniéndome claro que no le iba a tocar ni un pelo, le dijo que vale, que me tomaba algo y me iba, y me replicó que no, que si subía era para disfrutar los dos, para relajar el estrés sexual, pero insistió en que no le iba a tocar, confundido acepté. Subimos, se echó una copa y me puso a mí otra, me ordenó que me sentara en un sillón, tenía cara de tener algo escondido, pero lo desconocía, así que me senté y se fue al otro lado de la habitación, puso un cd romántico, y empezó a contorsionarse, imitando a las chicas de la discoteca, era angelical, se retorcía magníficamente.
Tras bailar algo más, se quitó la chaqueta, después se desabrochó lentamente la cremallera delantera que tenía en el pecho, dejando ver el sujetador negro que portaba, y continuo danzando. Más tarde delicadamente, se quitó una manga, para posteriormente bajarse la otra, quedando con el mono solo puesto de cintura para abajo, y arriba con el sujetador. Continuó la música, y empezó a bajarse el pantalón, tiernamente se quitó una pierna para después terminar con la otra, quedando con su ropa interior negra, y sus botas altas de cuero. Conforme la música surgía ella se encontraba más cómoda, y comenzó a desabrocharse el sujetador, quedando sus hermosas tetas al aire, era perfecta.
Me desabroché el pantalón, y tomé mi pene en la mano, empezando a masturbarlo lentamente. Después se bajó sus braguitas suavemente, viéndose su afeitado coñito, quedando solo con las botas con ese gran tacón. Tras un rato más de movimiento, y estar muy caliente, pensé que era el momento, por lo que me levanté y me dirigí hacia ella, al verme me hizo un gesto con el dedo índice de que no, me ordenó que me sentara de nuevo, y me dijo que no había terminado aun. Sus dedos seguían su juego, una mano en su coño lo penetraba, la otra retozando en sus tetas, acariciándolas.
Al rato de hacer este baile, y de yo estar mi caliente y masturbándome cada vez con más ganas, ella paró, quitó la música, y se sentó sobre el parqué, todos estos movimientos haciéndolos de una forma muy sexy. Una vez sentada, se desabrochó ambas botas, y se quitó delicadamente una de ellas, al momento, se acercó el tacón a su boca, recorrió su lengua por el tacón, lo humedeció, y se lo acercó a su coño mojado, lo deslizó a todo lo largo, le gustaba el contacto de la piel con su coño, se excitaba.
A continuación continuó jugando, le encantaba, se quitó la otra bota, la deslizó por su cuerpo, introdujo el tacón en su boca, y una vez humedecido, intentó introducirse el tacón en su coño, se deslizaba muy fácil, suave, entraba y salía fácilmente, le gustaba, disfrutaba, lo hacía recorrer toda su raja, desde el clítoris hasta el culo. Al llegar al culito, se detuvo más tiempo en esta zona, el tacón mojado, lubricado, lo intentaba introducir por su culo, se resistía, y para lubricarse más y elevar la excitación, con el otro zapato, con su tacón, se acariciaba su clítoris, su coño se humedecía más, y se introducía el tacón sin problemas en su coño, entraba y salía fácilmente, continuaba jugando, un tacón perforaba su coñito, y el otro lo intentaba con su culito, hasta que al fin, el otro logró su objetivo, y perforó su culo, los dos tacones estaban dentro, uno en el coño y otro en el culo, era una escena maravillosa.
Después empezó con la doble penetración, tomó ambos zapatos con una mano, continuando con el mismo ritmo y con la otra acariciaba y pellizcaba su clítoris, en este momento yo estaba a punto de correrme, me masturbaba muy rápido, ella disfrutaba con la doble penetración y con sus propios masajes de los senos. Continuó así un rato, hasta que de pronto, desde el fondo de sus entrañas, salió un gemido de placer, ocasionándole una serie de contracciones que tensaban sus piernas, espasmos de placer recorrían su cuerpo, estaba teniendo un gran orgasmo, no pude aguantar más y me corrí también, soltando mis chorros de leche, cayendo al parqué.
Pasado unos segundos, Nuria me miró, se rió y me dijo que al final no la había tocado, lo que ella me dijo antes de subir, y que ambos soltamos el estrés sexual, le contesté que era verdad, ella me dijo después que había estado bien, yo me reí y le dije que sí.
Minutos después, me vestí, nos tomamos una copa más, y cuando se terminó me fui a mi casa, maravillado por la escena, contento por la experiencia.

 

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