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Mis nuevos amores, relato filial | Relatos Eróticos de Filial

Publicado por Fantasito el 25/10/2020

Soy una mujer de 39 años, no soy una vedette, apenas estoy buena, de piel blanca y suave, buenas curvas. Tuve un bebé a los 18, apenas nació, mi marido se fue con otra y nunca más lo vi.
Ese abandono me destruyó el alma, el espíritu, para mí ya no hubo más deseo. Así seguí durante años, pero mi juventud y mis hormonas, de a poco, comenzaron a bullir. Con cierta vergüenza propia comencé a masturbarme, hecho que se fue repitiendo con cada vez mayor frecuencia. Mientras tanto mi hijo crecía y yo había hecho un hogar de dos sin admitir a nadie en nuestra casa. Mi hijo creció tímido y yo creía que ser su madre era todo. Pero con el tiempo las pajas ya no me alcanzaban, las hormonas y la sangre tremolaban en mi interior. Mi hijo ya era mayor. Por accidente un día lo vi desnudo y noté el tremendo zipote que portaba. Quedé impresionada y quizás con algo de ansias. Una noche pasaba por la puerta de su dormitorio y oí que se masturbaba. Mi calentura explotó. La noche siguiente me demoré después de la cena hasta que mi hijo se acostó. Fui a su puerta desnuda, totalmente desnuda y escuché. cuando oí que estaba en plena paja abrí la puerta, entré con una sonrisa desnuda como estaba le dije:
- Sigue mi amor, sigue delante de mamita que también se hace la paja. -
Fue tal su sorpresa que quedó duro, con la verga dura en la mano.
Seguí, llegué a su cama y me metí. le agarré la pija y comencé a menearsela. El fijo, me miraba asustado.
- Te gusta mamita? -
- Ssssi -
- Tenes ganas de mamita? -
- Ssssi -
- Mamita está caliente y quiere cojer. -
Me monté sobre él y me enterré su pija hasta el fondo. Qué delicia! Comencé a moverme con esa pija adentro, hacía tanto que no tenía una metida así.
El todavía estaba como en shock, yo no. Mis orgasmos se sucedían hasta que eyaculó. Fue una leche de joven, abundante, espesa, caliente, sabrosa.
Le chupé esa pija amada con muchas ganas. Fue una noche larga, con mucho sexo, yo por mi necesidad y él por su juventud.
Las cojidas se sucedían, las mamadas eran intensas, mi boca era la bomba que absorbía todo su semen. Me quedé con ganas de satisfacer mi ano, pero tuve la paciencia de no sobrepasarme..
Ese fue el comienzo, así llevábamos unos dos meses. El rápidamente me comenzó a dominar, yo sumisa y él el macho dominante, posesivo. Mi boca, mi vagina, mi culo eran de su propiedad en el momento que el ordenaba. Eramos felices los dos.
En un momento me dijo, vamos a ir a la playa, tengo un amigo que tiene un departamento allí.
Pero ese es el inicio de otra historia.

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