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El medico de guardia | Relatos Eróticos de Gays

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Hacía calor. Un amigo me había llamado por teléfono para que vayamos al club esa tarde. Ya tenía preparada la mochila con las cosas necesarias. A eso de las 2:30 hs. Pasó a buscarme con el coche. Como hacía bastante tiempo que no iba, tendría que pasar por revisación médica, para poder entrar en la piscina. Cuando llegamos fuimos directamente al vestuario. Había dos o tres chicos cambiándose de ropa. Como estaba bastante transpirado por el calor imperante, decidí, darme una ducha para refrescarme. Me desnudé, tomé la toalla y me dirigí a las duchas. Abrí una. Dos compartimentos más allá del mío había un hombre duchándose. Lo miré. Tendría unos 30 años. Tenía buen físico. Se bañaba de espaldas, así que pude apreciar su culo peludo y sus piernas musculosas, tenía una cintura estrecha y se notaba que usaba slip para la piscina, porque tenía marcas blancas pequeñas. Yo mientras tanto, comencé a ducharme, mientras de reojo miraba hacia la otra ducha por si se daba vuelta y podía verle la cara y el resto del cuerpo. Cuando se da vuelta, vi que tenía una bella cara, coronada por una barba de dos o tres días... Ojos claros y un manojo de pelos que le bajaba desde el pecho hasta el vientre, en donde se encontraba un pene de dimensiones considerables con un buen par de huevos que hacían un juego perfecto. Cuando me miró, pude apartar la vista a tiempo, para no ser descubierto, pero igualmente se dio cuenta.

Se comenzó a enjabonar la verga lentamente, como degustando esa caricia dada con sus propias manos... Yo me estaba excitando, así que para que no se diera cuenta, terminé rápidamente de ducharme y me anudé la toalla a la cintura. Cerré la ducha y me dirigía a cambiarme donde me estaba esperando mi amigo. Me sequé lo más rápido posible y me dirigí al cuerpo médico. Allí la secretaria me dijo que el médico todavía no había llegado. Así que mi amigo se fue a la piscina y yo me quedé esperándolo sentado. A los diez minutos la secretaria me conduce al consultorio... y cual no sería mi sorpresa al darme cuenta que el médico era justamente el que se estaba duchando!!! Cerró la puerta y me pidió que me sacara las zapatillas para observarme los pies. Vestía un ambo blanco, en el que si uno lo observaba bien, podía apreciar que debajo del mismo no llevaba nada. Traté de pensar en otra cosa, mientras me veía los dedos de los pies, para ver si tenía hongos... Era tan delicado con sus manos que sin quererlo se me empezó a endurecer la pija. "Sacate la camiseta, para poderte observar las axilas", me saqué la camiseta, levanté los brazos, me observó...

Ahora venía la peor parte, me tenía que mirar el pene y los huevos... "bajate el short de baño"... comencé a bajármelo, pero me puse rojo como un tomate, porque tenía la pija medianamente dura... El se dio cuenta, pero no dijo nada... Cuando me hube desnudado hasta las rodillas, me hizo acostar en la camilla. Yo trataba de pensar en cualquier otra cosa. Pero en mi cabeza surgían las imágenes antes vistas en la ducha... No sé si era mi imaginación, pero sentí que, como al descuido, me apoyó su bulto en una mano. Yo no quería sacarla para que no se diera cuenta, pero tampoco podía moverla... Me tocó en el costado del vientre y me preguntó si me dolía, le dije que nó...

Luego me pidió que desnudara el glande para poder observarlo, así lo hice, pero la tenía casi del todo dura. Cuando vió lo incómodo que estaba, me dijo "No te preocupes, a muchos le pasa lo mismo en el consultorio del médico..." Con una de sus manos me agarró los huevos, los separó me los apretó un poco, preguntándome nuevamente si me dolía. Yo mientras tanto, noté que estaba moviendo su bulto sobre mi mano, si no fuera gay, no me hubiera dado cuenta, pero, lo que me rozaba estaba creciendo de tamaño... Me agarró la pija con una mano "Tenés buen tamaño" Me dijo, y le dio una o dos meneadas.

Mi glande ya estaba despidiendo gotitas de líquido "Si seguís así, voy a acabar" le dije. "No te gusta?" me contestó. Yo entonces, no sé de donde saqué el valor, doblé mi mano, le agarre el bulto y le contesté "Por lo visto vos también tenés uno de buenas dimensiones..." "Esperá", se dirigió hasta la puerta y silenciosamente la cerró con llave... Se dio vuelta y vino hasta la camilla. Yo me senté, se acercó hasta mí, sonrió y acercó su cara a la mía, nos miramos y sin medir palabras me dio un beso largo mientras agarraba mi pija. Yo a mi vez, agarré su pantalón y comencé a acariciarlo. Se los abrí para sacarle su verga que al contacto de mi mano, se estaba engrosando. Me comenzó a chupar las tetillas mientras me seguía masturbando con una mano.

Rápidamente bajó hasta mi pija y se la puso a chupar como un loco, sabía hacerlo, pasó la lengua por el glande para después despacio, dirigirse hacia los huevos que estaban llenos de leche. Se humedeció un dedo y lo empezó a pasar por mi culo, buscando el agujero.

Cuando lo encontró me lo empezó a meter con cuidado. Yo lo dejé hacer, ya porque me estaba gustando. En eso se levanta y me pone su verga sobre la cara. Lo miro, lo tomo entre las manos. Ni mis más locas fantasías, me hubieran hecho pensar que estaría con él. Apoyo mis labios sobre su cabeza que ya tenía lubricante natural y se la empecé a chupar despacio, como si fuera un caramelo y no quisiera acabarlo pronto. Ya estaban metidos tres dedos adentro de mi culo y me empecé a mover para que los metiera más adentro. Cuando se dio cuenta que ya estaba lo suficientemente lubricado, se apartó de mí y fue a buscar un preservativo al escritorio... Antes de que lo abriera, se lo saqué de las manos, lo abrí y me lo puse en la boca. Me miró con una sonrisa en los labios y me acercó su pija a la boca para que se lo pusiera. De a poco, se lo fui desenroscando, primero la cabeza, que quedó totalmente cubierta por el látex, después siguió el cuerpo, venoso, era grueso... seguí con mi trabajo hasta que estaba casi, totalmente cubierto... me acosté en la camilla y levanté las piernas lo más que pude. Traté de relajarme. Aunque lo quería, era algo demasiado grande... vió el miedo reflejado en mi rostro. "No pasa nada, voy a ser cuidadoso, cuando quieras me paro" me dijo. Me sonreí. "Dale" le contesté... Se echó saliva en la mano. Se lubricó y me lubricó a mí también, nuevamente... Y con cuidado, me puso la cabeza en la entrada. Me miró. Presionó un poco. Introdujo el glande.

Mi cara se contrajo de dolor. Se quedó quieto, esperando que me acostumbrara a su tamaño. Cuando me relajé le agarré las manos... "Más" le dije. Me siguió penetrando lentamente, pero sin pausa, ya me estaba acostumbrando al dolor, que se estaba transformando en placer. Cuando estuve totalmente amoldado a su verga, comenzó un mete saca constante, que yo lo ayudé lo mejor posible. Nos besábamos. Abrazábamos. Veía que por su pecho corría un reguero de transpiración... con la lengua traté de sacárselo. Nuestros cuerpos estaban empapados... Cada vez el ritmo se hacía cada mas fuerte.

Tratamos de ahogar nuestros suspiros con nuestras propias bocas, nuestros propios besos... En un momento sentí que sus movimientos se aceleraban... Comenzó a acabar... Bajé las manos y agarré sus huevos... se los estrujé con fuerza... se levantó... tratando de ahogar un suspiro... y se derrumbó sobre mi cuerpo... Su pene de a poco fue perdiendo rigidez y aunque no quisiera, se fue escapando de mi culo... me ardía... yo todavía no había acabado y me empecé a masturbar...

Me detuvo... Con su boca me agarró la pija y se puso a chupar con fuerza, yo estaba al borde de la descarga... le quise apartar la cabeza pero no me dejó... y uno tras otro los chorros comenzaron a salir de mis huevos... Se los tragó los relamió y acercó su boca a la mía, para que los dos disfrutáramos de mi acabada... Nuestras lenguas se mezclaron en un largo beso... "Me parece que te vas a tener que duchar de nuevo" me dijo con una sonrisa "Vos también" Le contesté...

 

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