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Giraba la cabeza mirándome, quería que lo siguiera y fuese tras él. | Relatos Eróticos de Gays

Publicado por Danisampedro91 el 01/07/2023

Al verme en la entrada, ya descaradamente me hacía señas con la cabeza para que entrase a la vez que agarrando su polla con la mano me la enseñaba, ofreciéndomela.


En mis inicios, no aceptaba mi homosexualidad, me engañaba diciéndome a mi mismo que yo no, que yo no era maricón, como se les llamaba a los homosexuales despectivamente, me daba mucha vergüenza, pero la verdad es que cada vez que veía una polla me excitaba y ponía muy caliente. Luego con el tiempo, me decía a mí mismo que seguramente yo era bisexual, no quería ser maricón, no quería ser como aquellos jovencitos amanerados que veía, yo solo iba a los aseos públicos para que me chuparan la polla y me metiesen mano, nada más. Pero el tiempo te va poniendo en tu sitio.

Cuando ya me dieron por el culo por primera vez, aunque seguía sin aceptar por completo mi homosexualidad; me gustaba que me encularan; fui poco a poco perdiendo el miedo y aceptándome como realmente soy. Al principio seguía yendo a los aseos públicos, era a donde me atrevía a ir para dejarme encular, ahí lo que solía encontrar eran sobre todo viejos o maduros, fue así como me acostumbré a dejarme coger por ellos. Me gustaba como me acariciaban, como pasaban sus rudas manos por todo mi cuerpo calentándome hasta que me entregaba por completo a ellos.

Yo sabía que, en el centro de la ciudad, La Coruña, en el parque jardín que hay, jardines de Méndez Núñez, se llaman, cuando empezaba a anochecer, allí era lugar de encuentros homosexuales, allí se iba a ligar y dejarse coger. Me daba vergüenza ir a ellos, pues lo que más temía y más vergüenza me daba, es que algún conocido pudiera verme entrar o salir de ellos.

Poco a poco empecé a ir, siempre procuraba ir lo más de noche que pudiera para no ser visto por algún conocido. Claro que cuando más noche fuese, menos ambiente había en dicho parque.

Aquel día no fue ninguna excepción, cuando me atreví a ir a ellos, ya serían las 3 o 4 de la madrugada, había estado por los Pub bebiendo y haciendo tiempo para luego ir a dicho parque.

Ese día yo andaba caliente y salido a más no poder, iba dispuesto a todo, quería que me dieran por el culo y me quitasen aquella calentura que tenía. Sabía que, de no ser así, al día siguiente iba a andar por los aseos públicos buscando una polla que me enculase bien enculado.

Cuando por fin ya me atreví a ir a dicho parque, nada más llegar fui recorriendo todas las calles que hay en su interior, no veía a nadie, era ya algo tarde y por encima era domingo, al día siguiente la gente tenía que levantarse para ir a trabajar y yo allí paseando por el parque, en busca de algún macho que me quisiera coger.

Ya había dado casi una vuelta, cuando vi entrar al parque a un hombre, era mayor, pasaría bien de los 50 años, no se le veía mal, era algo más alto que yo, mediría 1,70 o 72, aproximadamente, de contextura ancha, mucho más que yo que de aquellas además de jovencito, era delgado, pues pesaba 57 kilos.
Me vio igual que yo lo vi a él, pero en lugar de venir hacía donde yo estaba, fue caminando despacio por una de las calles del jardín. Miraba de vez en cuando hacia atrás para ver si yo iba tras él, cosa que así era.
Después de recorrer todo el parque, los 2 volvíamos recorriendo el parque por otra de las calles que lo van bordeando. Allí no se veía a nadie más que a nosotros 2.
Yo iba a sentarme en uno de los bancos que había, pues no quería que pensase que iba tras él, no quería que pensara que lo iba siguiendo, cuando él iba llegando a la altura de los aseos públicos que hay en dicho parque, aseos que solían estar cerrados siempre de noche, pero que por la parte de atrás y uno de los costados, están rodeados de arbustos y algunos árboles, dejando un pasillo y espacio donde los jardineros suelen dejar las ramas y restos para abonar luego las plantas que allí hay. A dicho lugar se le conocía por urgencias, pues allí era donde se solía ir a dejar que te cogieran. Allí estabas algo resguardado de las miradas, para que te pudieran ver, tenías que acercarte por allí. Pues justo cuando aquel hombre estaba llegando a la altura para poder entrar a dicha zona de urgencias, como le llamaban, vi que giraba la cabeza mirándome insistentemente, el cabrón me estaba mirando, dándome a entender que quería que lo siguiese, quería que fuera tras él.

Yo al ver como giraba la cabeza mirándome, queriendo que lo siguiese y fuese tras él, en lugar de sentarme en el banco como tenía pensado, me quedé mirando como iba a entrar en aquel apartado que había, viendo como cuando se metía, me hacía señas con la cabeza para que fuese.

En lugar de sentarme en el banco, seguí caminando hasta llegar a la entrada de aquel apartado, viendo al momento al hombre arrimado a la pared de los aseos públicos, con la polla de fuera, mirando para ver si yo llegaba.

Al verme en la entrada, ya descaradamente me hacía señas con la cabeza para que entrase a la vez que agarrando su polla con la mano me la enseñaba, ofreciéndomela.

Bufff, así que vi como me ofrecía aquella polla que meneándosela con la mano me enseñaba, ya todo mi cuerpo se estremeció. Veía aquella gorda y larga verga siendo meneada por aquel hombre, dejando que yo pudiera contemplar lo que le colgaba del medio de las piernas, polla que me estaba ofreciendo, temblando de emoción y excitado cómo estaba, entré yendo a donde estaba él.

¿te gusta? Me decía, viendo como yo no podía dejar de mirar para aquella polla que morcillona le colgaba del medio de las piernas.
Sí, le contesté moviendo la cabeza en señal de afirmación.
Claro que me gustaba, estaba que me corría en los pantalones de lo caliente y excitado que estaba.

Ven, agárrala con la mano y acaríciala un poco para que se me ponga tiesa.

No me hice de rogar, nervioso y excitado como estaba, me acerqué a él, llevando mi mano a aquella verga que morcillona le colgaba del medio de las piernas.

¡Ohhh! ¡ooohhh que gusto! Así así, acaríciala y menéala con tu mano, ya verás como se pone dura.
Yo la acariciaba a todo lo largo, a la vez que se la iba descapullando, notando lo suave y calentita que se notaba, estaba que me derretía de gusto.

Agáchate y chúpala, anda métela en la boca y mámala, ya verás que rica sabe, me decía poniendo una mano sobre mi hombro, invitándome a agacharme para que me metiera su polla en la boca, cosa que hice, estaba tan caliente y excitado que no lo dudé ni un segundo.

¡Ohhh! ¡ooohhh que gusto! Gemía a la vez que impulsaba su pelvis mientras empujaba mi cabeza con su mano para que me tragase toda aquella larga y gruesa polla. Así así, ¡ohhh que gusto me da!

Yo que estaba de cuclillas, me apoyaba a su cadera con una mano mientras con la otra, sujetaba la polla que chupaba con ganas, tragaba todo lo que podía, luego le succionaba el glande, jugando con mi lengua en la punta del capullo, metiendo la punta de la lengua por dentro de la piel del prepucio, haciéndolo gemir y retorcer de gusto.

¡Ay maricón que bien la chupas! ¡Dios que boquita y lengüita tienes! Gritaba sujetándome la cabeza para que no sacara su polla de la boca.

Ya le había puesto la polla tiesa y dura, al cabrón aquel y cada vez empujaba más mi cabeza a la vez que impulsaba su pelvis, tratando de que me tragase aún más aquel largo vergón.
Ya me caían las babas por la barbilla y comisura de los labios, abriéndome en arcadas varias veces, cuando ya cansado de estar agachado de cuclillas, dejó que me levantase, pudiéndome estirar las piernas y respirar a fondo.

Yo seguía aferrado con mi mano a su polla, a la vez que se la iba acariciando, esperaba que él llevara la iniciativa, cuando él al ver lo sonrojado que yo estaba y como seguía aferrado a su polla, me dice:

te gusta maricón, te gusta la polla, ¿verdad? Te gusta la polla que te voy a meter por el culo, ¿eh mariconazo?
Ya verás que gusto te va a dar cuando te la meta por este estrechito culito que tienes, ya verás como te voy a hacer chillar cuando te la meta por el culo, te voy a dejar mi lechita dentro para que así vayas bien preñado, hoy vas a salir de aquí embarazado con mi lechita, ya verás que gusto te va a dar, me decía aflojándome la correa del pantalón a la vez que me lo desabrochaba.

Yo que seguía aferrado a su polla con mi mano, acariciándosela, no decía nada, me dejaba hacer. Dejaba que me fuese quitando la ropa, ardía en deseos por que aquel fulano me metiese la polla por el culo, deseaba tenerla dentro de mi caliente culito. Quería sentir aquella polla dentro mía y que me hiciese suyo, quería ser su hembra y que me preñase con su leche.

Cuando ya me hubo bajado el pantalón junto al slip, ya pudo apreciar lo caliente y empalmado que yo estaba, tenía la polla que reventaba de lo empalmado que estaba. Pasó su mano por mis huevos acariciándolos junto a la dura y tiesa polla la cual descapulló acariciándomela a la vez que me decía:

Andas bien salido maricón, bufff que empalmado me estás, ya verás como te voy a hacer disfrutar, hoy vas a salir de aquí bien follado, hoy vas a salir embarazado con mi lechita.

Me hizo girar poniéndome cara hacia los arbustos, quedándose él apoyado con la espalda a la pared de aquellos aseos públicos, subió mi cazadora y camiseta a los hombros dejándome prácticamente desnudo, me hizo inclinar un poco a la vez que me ordenaba que abriera las piernas y sacara el culo para fuera.

Así maricón así, saca el culito y abre bien las piernas, me decía pasando su mano por medio de ellas buscando mi caliente agujerito. Así que pasó su mano por mi agujero, vio que yo ya iba algo lubricado; ya había ido preparado para que me encularan; ¡ay maricón ya me vienes preparado para que te la metan por el culo! Decía presionando con su dedo en mi entrada viendo que mi esfínter cedía dejándole paso al dedo que me introdujo.
Viendo que yo ya estaba preparado para recibir su polla, sacó el dedo de mi culo, puso su mano en mi espalda haciendo que me inclinase un poco más, colocó su polla en la entrada de mi abertura, y así como me tenía, sujetándome con sus manos por las caderas, dio un movimiento a su pelvis a la vez que tiraba de mi hacia él, introduciéndome la polla por el culo.

¡Ohhh! ¡ooohhh! Grité al notar como su polla me entraba por el culo, ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir cuando me dio un segundo embiste, haciendo que su polla me entrara por completo. Me la había metido hasta los huevos.

Ya cabrón ya, ya te la he metido toda, ya la tienes clavada hasta los huevos.
¡Ay que gusto! ¡Ay que culito tienes maricón! ¡Ay que gusto y que calentito se siente! Gritaba impulsando su pelvis para que su polla me llegase bien profunda y la pudiese notar bien dentro mía.

Yo que no tenía donde apoyarme, me bamboleaba cada vez que el impulsaba su pelvis tratando de tenerme bien ensartado en su larga y gorda verga. Notaba sus huevos y pubis pegados a mi culito, a la vez que él sujetándome con sus manos por las caderas, tiraba de mí, pegándome a él para que así pudiera notar bien dentro mía la polla que me acababa de meter por el culo.

Así que ya me tuvo bien ensartado en su polla, me empezó a mover con sus manos sujetándome por las caderas, a la vez que daba impulsos a su pelvis, empezando a follarme.

El mete y saca que me daba era continuo, sacaba y luego metía tirando de mis caderas a la vez que impulsaba su pelvis, haciendo que su polla se clavase en lo más profundo de mis entrañas, haciéndome gemir mientras me estaba enculando.

¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillaba yo gimoteando mientras me daba por el culo allí en medio de los jardines, siendo bamboleado como una marioneta. Veía como mi polla se bamboleaba al ritmo de la follada que aquel fulano me estaba dando, sintiendo como su polla me entraba y salía una y otra vez por el culo.

Así maricón así, deja que te dé por el culo, ¡Ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba una y otra vez mientras me estaba dando por el culo.

Yo estaba gozando y disfrutando tanto, que en aquellos momentos no me importaba nada, solo quería sentir aquella polla profanándome el culito una y otra vez. No me importaba lo que me dijera ni siquiera si aparecía alguien en aquellos momentos pudiéndome ver, en esos momentos yo estaba en la gloria y nada me importaba.

Ya llevaba un buen rato sodomizándome, cuando noto como me aferra más fuertemente con sus manos y como me dice:

Ya maricón ya, ya te voy a embarazar, ya te voy a preñar con mi leche, ¡ohhh me corro! ¡me corro! ¡me corro! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba soltando su corrida en lo más profundo de mis entrañas, preñándome con su semen.

Me había dejado su corrida en lo más profundo de mi ser, me había dejado embarazado con su lechita, tal y como me decía él que me iba a dejar.

Así que terminó de soltar todo el esperma que su larga y gorda polla había escupido dentro de mi culito, sin sacarme la polla del culo, dejando que fuese saliendo por si sola, llevó su mano a mi polla, empezando a meneármela.

Así maricón así, suelta tu lechita para que quedes bien a gusto, me decía meneándome la polla, la cual enseguida empezó a soltar trallazos de semen.

¡Me corro! ¡Me corro! ¡ooohhh ohhh! Chillaba yo retorciéndome de gusto, mientras mi polla iba escupiendo borbotones de semen, regando el suelo de aquellos jardines.

Una vez ya satisfechos y recuperado el aliento, sin que pudiéramos limpiarnos, ninguno traía papel para hacerlo, me subí el slip y pantalón, coloqué la camiseta que tenía junto a los hombros al igual que la cazadora, y una vez listos, salimos los 2 de allí.

Nada más salir, venía paseando por los jardines, otro joven, era mayor que yo, era seguro que venía buscando con quien follar, si hubiera llegado un poquito antes, hubiera podido ver cómo me estaban dando por el culo, allí en la zona de urgencias como le llamaban. Y hasta hubiera podido participar, porque yo en aquellos momentos en que me estaba dando por el culo el fulano aquel, todo me daba igual, me hubiera seguido dejando coger por otros, pero ahora que ya me había corrido, ya el fuego que llevaba dentro de mí, ya se había aplacado, ahora me marcharía para casa.

Nos miramos cuando se cruzó con nosotros, supo muy bien que al que se acababan de coger, era a mí, se podía notar a leguas, la cara de felicidad que llevaba en la cara y lo resplandeciente de esta, no dejaba lugar a dudas.

Salimos los 2 de el parque jardín, el fulano que acababa de darme por el culo y yo. Yo seguía por la avenida principal y el cogía otra calle perpendicular por la que yo marchaba. Los 2 íbamos satisfechos, el con los huevos descargados y yo con el culito repleto de semen, iba embarazado con su lechita, como él me decía, nos despedimos y cada uno siguió su rumbo.

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