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No sé porque lo hice, el sexo me confunde | Relatos Eróticos de Gays

Publicado por Adrian - Adriana el 13/01/2017

Este es el quinto relato que hago, tal vez debió ser el primero, recuerdo que tenía como 9 años con mucha inocencia, sin saber nada del sexo, menos entre hombres, en este caso se encargaron de abrirme no solo los ojos, también algo mas fueron mi hermano y posteriormente sus amigos.
Todo empezó desde que mi madre dejó de bañarme, para hacerlo con mi hermano, el día que nos bañamos después de hacerlo varias veces estábamos solos, demostró sus intenciones lo intuí cuando quiso bañarme, me extraño ,porque nunca lo hacía lo dejé, enjabono la toalla y la pasó por mi espalda repetidamente, di cuenta que cuando llegaba a mis nalgas, se tardaba tocándolas limpiamente, ahí supe que le gustaba a mi piel el toque masculino, sentía rico, ahora sé que estaba excitado, su mano resbalaba lascivamente, su índice se metía levemente en mi colita, me empinó para ver mi anito mejor, su dedo entraba ya descaradamente, hice el mohín de que no me gustaba, aunque por dentro sentía raro, lo siguió intentando ante mi rechazo hasta que hablo claro diciendo que no me hiciera del rogar que aceptara porque no dije nada ni protesté al principio dejándolo libremente manosearme, quede sin palabra, sin resistencia acaricio toda mi espalda, pompis, las piernas con apretones fuertes y suaves luego me dio la vuelta siempre observando, siguió su juego del dedo, lo sacaba lo metía al ritmo que le daba la gana levantándome y bajándome de pies puntitas, lo que me prendía es que le daba vueltecitas a su dedo para luego empujarlo totalmente gracias al lubricante del jabón.
Parecía que lo tenía planeado paso a paso, giró mi cuerpo, me hincó para darme su parada verga, chupa, mama, no entendía, métetelo en la boca y bésalo, disfrútalo como un dulce lo observé primero no era grande, me hipnotizo su orificio húmedo por sus líquidos, sin pensarlo lo abrace todo con mi boca, protestó, no primero la cabecita, luego la verga y por último pasa tu lengua por mis huevos, obedecí y me dedique a mamárselo, su glande, su tronco sus bolas, todo se lo comí no quería soltarlo, sin querer lo mordía, tomaba pequeños descansos mientras lo empujaba todo miembro, cogiéndome por la boca, cantidad de saliva salía por la comisura de mis labios cuando succionaba su palo sus manos no perdían tiempo cachondeando mis nalgas su dedo hacía lo que quería en mi ollito,
El siguiente movimiento fue darle la espada hizo abundante espuma en sus manos y la froto en su miembro y en mi culo hizo resbalar su dedo luego coloco su estaca, siendo mi primera cogida por el ano desvirgándolo, le costó trabajo metérmela apretaba la colita, al fin entro su gruesa cabeza, el largo de su pene era delgado, ya adentro paró un instante mis caderas se sintieron jaladas hacia atrás, su pito invadió sin obstáculo mi cuevita, me dolía por lo duro que estaba su palo, y la fuerza que ponía al penetrarme, me dejé recordando como vi coger a unos perros mi hermano me tenía como el perro a la perra, me dejaba, sintiendo su excitación apretaba mis chichitas, agarraba mi pitito de apenas 6 cm, estrujaba mi piel, me daba duro, separaba mis glúteos que ya eran de él, se movía aprisa, dicen que a esa edad no se siente deseo sexual, tal vez, en esos momentos mi ser si sentía algo, no puedo describirlo solo quería ser seguir y tener adentro un tronco macho, no sentía repulsión, asco mi actitud era sumisa, más cuando me dijo que moviera mis nalgas hacia el mientras empujaba para recibirme, nos acoplamos el dando, yo recibiendo, limpió todo mi sexo del jabón.
Fuimos a donde dormíamos, me acomodó a la orilla de la cama boca arriba, levantó mis piernas, se hinco a la altura de mis glúteos su lengua se dirigió al objetivo deseado mi ollito, dándome ahí sentí su lengua rasposa lamer y lamer, llenándolo de mucha saliva, la suficiente para humedecerme. Se paró me puso unos calzones a la rodilla eso lo excitaba, por haberlo visto en una pelicula porno, coloco su falo, lo hundió al fondo con más facilidad mis nalgas apretaban al invasor. Mis piernas en sus hombros permitían mayor penetración, jadeaba como si yo estuviera en brama o fuera una mujer, se vino en abundancia llenándome de semen, terminando su faena con la limpieza de su miembro por mi boca terminó eyaculando lo poco que quedaba de su líquido.
Después no platicamos ni comentamos nada solo su sonrisa indicó que lo volveríamos a hacer. Escribiré después lo que pasó con sus amigos, fue fuerte, en mi pensamiento solo quedó preguntarme ¿por qué lo hice? ¿por qué me deje? No hubo respuesta

 

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