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Todo empezó hace 43 años | Relatos Eróticos de Gays

Publicado por Jorge el 17/05/2023

Me presento, tengo 68 años, esto ocurrió hace 43, ha llovido desde entonces.
Hijo único de una familia humilde y trabajadora, mes de junio y vacaciones, mis padres tenían que trabajar y como durante la semana vivía con mi abuela de lunes a viernes y mi abuela tenía que ir a ayudar a mi tía la hermana de mi madre que era más joven y había dado a luz, me enviaron a casa de mi otra tía, casada, sin hijos y era la mayor de las tres hermanas, vivía en el pueblo y se dedicaban a la agricultura y ganadería, hasta hay todo bien, estando allí ayudaba y me gustaba hacerlo.
Mi tío tenía un hermano mayor que se encargaba de cuidar las ovejas y las llevaba al campo, en las noches ordeñaban y en la mañana antes de soltarlas también.
Un día cuando volvía con un saco de paja en el carretillo, vi que mi tío se ponía a mear y yo me quedé mirando sin darme cuenta que detrás estaba Adolfo, el hermano de mi tío, me vio, no dijo nada, se retiró y seguimos con la tarea.
Decir que desde joven me gustó ver las vergas de los hombres y en aquel entonces ya me hacía mis pajas.
Pasaron varios días y acercándose el 25 de julio, las fiestas del pueblo, cenando mi tía dijo que tenían que ir a la ciudad para hacer compras para la fiesta, aún faltaban cuatro días y resulta que esa noche se puso a llover, amaneció y seguía lloviendo, en el desayuno nos dijo mi tío que como no se podía hacer nada iban a aprovechar para ir a hacer las compras y que yo debía ayudar a Adolfo con el ganado, cuidarlos, dar de comer y limpiar, acepté gustoso ya que me gustaba hacerlo
Una vez que se fueron pregunté a Adolfo que tenía que hacer, me dijo que cogiese el carretillo y fuera a por dos sacos de paja para dar de comer a las ovejas, fui, y al volver y entrar a la cuadra vi que Adolfo se abría el buzo y sacaba su pene, enorme de grande y gordo, muy gordo, me quedé mirando y no pude ni moverme, le miré yle sonreí como de placer, terminó, la sacudió y me preguntó si me gustaría tocarla, yo asentí con la cabeza ya que ni las palabras me salían, me dijo, luego que tenemos que terminar con la tarea, fuera seguía lloviendo
Media hora más tarde terminamos y salimos hacia su casa que estaba a cincuenta metros más o menos, cuando llegamos nuestros hombros estaban mojados, Adolfo se quitó el buzo para ponerse otro seco y vi que sus calzoncillos eran hasta medio muslo y con bragueta, cuando se iba a poner el buzo le recordé que me había prometido dejar tocarle el pene, se puso delante de mi y en calzoncillos me dijo sácale, metí la mano agarre ese vergon sacándole fuera y empecé a masturbarlo, me iba diciendo cómo se lo tenía que hacer, despacio, más rápido, mueve la punta, que la piel tape el glande, más deprisa, si, asiiiii, uff, uff, me voooooy, un chorro, otro, otro y otro y al final un hilo colgando de su glande, lo cogió con su dedo y se lo comió, le pregunté que si eso se comía y me dijo que sí, que sabía rico, se sentó en una silla y me dijo me acercase a el, lo hice, me bajó los pantalones, me bajó el calzoncillo y salió mi pene más duro que una piedra, lo metió en su boca y empezó a chupar, dos minutos más tarde noté que me iba a correr y el también, cuando me iba a quitar me agarró con sus manos mi culo para que no me quitara y me corrí en su boca, se lo tragó todo y me dijo que sabía bien.
Entonces el cogió el buzo para ponérselo pero antes de que lo hiciera metí la mano en la bragueta del calzoncillo y volví a sacar ese enorme "trabuco", yo también quería probar su leche, todo esto ocurría estando yo en pelotas, acerque mi boca a su glande, tuve que abrirla a tope y al contrario que el que se la comía entera yo no pasé ni tres centímetros del glande, yo no chupaba, yo mamaba succionando esa polla, noté cómo endurecía y el entonces cogiendo mi cabeza con sus manos por la nuca no dejó me quitase el glande de la boca, empezó a correrse y yo a tragar, una otra, otra que se fue por la nariz como si se tratase de mocos, otro chorro tragado y otro, una vez terminado me dijo si me había gustado, asentí con la cabeza y nos vestimos
El me hizo prometer que no diría nada a nadie o le meterían en la cárcel y a mi en un reformatorio, le prometí no decir nada pero me tenía que dejar hacerlo más veces que me había encantado hacerlo
Ese verano fui el chico más feliz del mundo, casi a diario o le pajeaba o le chupaba la polla o le comía los huevos y algunos días hasta dos veces, en la mañana cogía la bicicleta de mi tío y lo buscaba en el campo y allí nos lo hacíamos y por la noche él se acostaba pronto pues madrugada mucho, yo ponía disculpas a mí tíos de ir a dar una vuelta y me iba a casa de Adolfo entraba por su corral, subía a su habitación y volvía a comerme su verga y su semen
Adolfo fue mi gran maestro, continuaré con más cosas que me enseñó

 

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