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Mi suegra, sueño cumplido | Relatos Eróticos de Hetero

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Me llamo Alberto y conocí a mi esposa cuando yo tenía 33 años y nos casamos cuando cumplí los 36 y ella 24 años. Vivimos algún tiempo en un apartamento rentado y por esas cosas de la vida nuestros suegros nos ofrecieron un apartamento en la casa que ellos tienen por lo que decidimos cambiarnos.

Mi suegra es una mujer de 58 años llamada Isabel, cuando la conocí me impresionó su forma de ser jovial y agradable, además de sus voluminosos pechos y su bien dotado pompas, para su edad no esta nada mal, confieso que se me vinieron ideas locas después que la vi por primera vez.

Nuestra vida transcurrió normalmente en casa de mis suegros, pero un día que tuvimos una fiesta mi suegra se pasó de copas y en un momento dado se desapareció de la reunión, al buscarla yo la encuentro en el baño sentada en el inodoro y con los pantalones abajo, ese momento que vi su coño peludo, me propuse que sería para mi ya que parece que mi suegro no le atiende en la cama y a mi me encantan las mujeres maduras.

Superado ese incidente comencé con mi plan para poder estar con mi suegra, le hacía bromas, le hablaba en un tono subido, al principio como que no le gustó, pero luego y para tranquilidad mía parece que las cosas fueron tomando otro rumbo.

En mi trabajo pedí vacaciones por un mes y cierto día después de ir a dejar a mis hijos en la escuela, regresé a casa y para mi sorpresa mi suegro y mi señora habían salido a realizar unas gestiones en un Banco de la localidad, por lo que tardarían todo el día en regresar, al subir las escaleras oigo que mi suegra estaba duchándose y yo pasé directamente a mi departamento a acostarme un rato por lo que me desvestí y me puse una salida de cama, después de un momento oigo que tocan a la puerta y al salir veo que era mi suegra que venía con el pretexto de pedirme una taza de azúcar, por lo que le hice pasar a la sala hasta conseguir lo que me había pedido.

Fui a la cocina y la observaba desde allí ya que se había puesto unos pantalones ajustados y una blusa un poco escotada por lo que se veía sexy, ella sabía lo que tenía, entonces empecé a tener una erección y no podía controlarla, al salir de la cocina creo que mi suegra vio mi situación, pero no me dijo nada y empezó a conversar diciéndome que nos habíamos quedado solos, que ella estaba acalorada por eso había tomado el baño, yo armándome de valor le dije como broma que sabiendo eso era de que me llame para yo poder enjabonarle la espalda, a lo que mi suegra se sonrió y me dijo que era un tremendo, que me estimaba mucho entonces yo le pregunté: ¿sólo me estima querida suegrita? Y me acerqué un poco más adonde estaba ella.

Ella como que se asustó, pero yo me acerqué un poco más nuestros cuerpos ya se tocaban, entonces mi suegra me dice que le pasa, que es lo que quiere, yo ya sin poder contenerme le dije, yo le quiero a usted suegrita, pero no como tal sino como mujer, siempre me ha gustado y he soñado con estar con Ud. Me contestó, Alberto eso no puede ser, Ud. sabe que yo tengo a mi esposo, aunque ya no me satisfaga, lo que Ud. me propone no puede ser, mi hija es su esposa. Yo le contesté acercándome un poco más, suegrita no se preocupe tendremos nuestros encuentros cuando usted verdaderamente pueda sin que le pueda afectar a su relación con su pareja, pero yo quiero es más deseo estar con Ud. No Alberto, me dijo casi suplicando, entonces yo acerqué mi boca a la suya y le di un beso superficial, ella cerró los ojos y yo traté de meter mi lengua en su boca a lo que ella se resistió, me empujó y exclamó no, no y no, pero yo vi que hizo eso no con una verdadera intención sino más bien, para que yo piense que se estaba portando honesta.

No te resistas, aprovechemos ahora que estamos solos le dije. No me tientes, respondió tuteándome por lo que yo pensé esto se esta componiendo. Déjate llevar por el instinto, por la pasión contesté, acercándome a ella. Ella bajó la vista y vio que mi bulto estaba creciendo, a lo que respondió: Alberto si pasa algo entre los dos, prométeme que no lo contarás a nadie. No mi suegra linda le respondí y me abalancé sobre ella, uniendo nuestro labios desaforadamente. Empecé a besarle el cuello, las orejas, las manos mientras acariciaba sus nalgas pronunciadas, ella como que se quiso resistir al principio, pero luego metió sus manos por entre mi bata de dormir, me acarició los pechos y despacio muy despacio empezó a sobarme mi pene por encima del calzoncillo. Ya no aguanto suegrita balbuceaba ya, al tiempo que seguía besándole en la boca oyendo su respiración entrecortada y sus gemidos que cada vez se hacían más fuertes y prolongados, parecía que empezaba a excitarse de sobremanera.

Tanto tiempo sin sentir esto me dijo, sigue queriéndome cabrón, quiero ser tu zorra este día, culéame como nadie me lo ha hecho, dame verga por donde nunca he recibido repetía. Yo estaba a punto, por lo que empecé a desabrocharle la blusa, ella me abrió la bata quedándome solo en calzoncillos con la verga bien parada. Pégame una mamada de la verga le dije, ella respondió yo nunca he hecho eso, me parece asqueroso, cogí su cabeza y la hice bajar hasta que esta quedó a la altura de mi verga, métete en la boca putona y lámeme le respondí, ella con timidez al principio fue metiéndose mi tronco, después de un rato empezó una mamada genial. Te gusta verdad, dije. Si mi cabrón, decía mientras me pegaba unos lengüetazos de fuego. No que no sabías hacer esto comenté. No sabía pero tú te mereces esto y más dijo.

Ahora que no hay nadie salgamos a culear a la terraza de la casa propuse. Si mi rey, voy a traer la alfombra de la sala para tenderla y vamos a seguir culeando arriba comentó, mientras se le notaba lo excitadísima que estaba. Salió moviendo sus caderotas, luego de un momento subimos a la terraza, yo le iba abrazando por detrás y sobando mi verga en su hermoso culo. Espera ya llegamos, yo también estoy arrecha dijo. Tendimos la alfombra, acto seguido empecé de nuevo a besarla, le saqué suavemente el sostén y empecé a mamarle las tetas, ella se retorcía de placer mientras jadeaba. Mmmmmmmm, que rico sigue papito, destrózame, introdúceme, hazme sentir lo que no me ha hecho sentir nunca el cabrón de mi marido, mijito... agggggggg,,,, assiiiiiii,,, dame tu verga decía. Ya mi suegra linda, sígueme diciendo cosas bonitas, no te calles, te voy a culear como nunca te han hecho, pero no solo esta vez, quiero que seas mía siempre que yo quiera, porque tu culo me tiene loco le decía yo. Si mi culeón, me he estado perdiendo algo increíble, ya se me iba a cerrar el chocho, porque no me dijiste antes que querías este cuerpo, de ahora en adelante cuando yo quiera esa verga va a venir a perforar esta concho, balbuceaba.
Le empecé a bajar el calzón, ella dijo todavía no, entonces te arranco le dije, si...si...si viólame, culéame, méteme la lengua en esta chucha que de ahora en adelante va a ser tuya cuando quieras. Le bajé los calzones, sintiendo su braga humedecida por los jugos que había ya estado botando, y viendo como los pelitos de su coño se desparramaban por entre su calzoncito. De un tirón rompí sus bragas, eso le excitó más porque empezó a jadear más fuertemente mientras decía quiero esa verga dentro de mi, dámela no me hagas sufrir, introducemelaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Yo bajé pasándole mi lengua por su boca, sus pechos, su ombligo, su mata de vellos hasta llegar a su “hueco” el cual estaba mojadísimo, procediendo a introducirle mi lengua oyendo un chillido de placer de mi suegra que me decía asiiiiiiii papito, que rico, sigueeeeeeeeeee dame mássssss, no te detengas, me esta saliendo un líquido por la concha que es eso, explícame, pero sigueeeeeeeee hazle bailar a esa lengüita rica rica en mi cuca, aggggggg... mmmmmmm... que ricura.

Eso que te está saliendo es porque es la primera vez que estás gozando como es debido, mueva un poco su culito para que mi lengua juegue más en su concha le dije. Si mi amor pero siga, yo también quiero mamarte me dijo. Entonces yo me di la vuelta, poniendo a la altura de su cara mi pene, ella me sacó los calzoncillos y empezó a introducirse la verga en su boca. Me vengo le dije, agggggggggg que rico que has sabido mamar, suegra zorra, sigue mamando así, mmmmmmmm y le solté la leche en su boca. Ella empezó a lamerme y quitó de mi pene todo vestigio de leche, siguió en la mamada y mi verga empezó a recobrar su dureza.

Ahora méteme mijo, soy toda tuya decía, dame ya esa rica verga, dale a tu suegrita, entonces yo me acosté y ella como una experta puta se ensartó la verga en su chocho y empezó a cabalgarme. Agggggggg. Asiiiiiiiiiiiiiiiiii, sigue, dame más no pares, méteme hasta el fondo mmmmmmmm, quiero mássssssssssssss chillaba mientras se retorcía de placer. Si mi suegra linda te voy a culear todos los días pero sigue culeando, mássssssss, mmmmmmmmmmmmmm, ohhhhhhhhhhhhh, gemía yo mientras ella seguía metiéndose mi verga. Me voooooooyyyyyyyyyyyyyyy dijo, agggggggggggggggggg, que rico gritaba quiero más vergaaaaaaaa, ahhhhhhhhhhhhhhhh y me chorreó con todos sus líquidos en mis piernas. Yo también en ese momento terminé abrazándonos y chillando juntos como si nunca hubiéramos tenido sexo.
Estuvo genial dijo, ahora si vistámonos antes que venga alguien, yo le dije nooooo quiero seguir haciéndote el amor ahora que estamos solos, a lo que contestó goloso y de nuevo empezó a chupetearme el pene. Esa es otra historia que pronto les contaré, como aquella otra en la que dejó el local que tiene ella al cuidado de su marido mientras nosotros dábamos rienda suelta a nuestra lujuria. En un motel, que por cierto era la primera vez que conocía mi suegra.

 

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