Relatos Eróticos Hetero

Necesidades naturales | Relatos Eróticos de Hetero

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

El siguiente relato acaeció hace unos meses, tenía una amiga que se llamaba Laura, la cual es sorprendentemente cachonda a sus veintiocho años, tiene un cuerpo realmente escultural, pelirroja, no es muy guapa, sus pechos son grandes y duros, tiene un culo fuerte. Desde que la conocí, hubo una especie de flechazo sexual inmediato, había química natural entre los dos, me excitaba nada más verla, era una persona muy sensual. Un día sin más explicación nos pusimos de acuerdo para pasarlo bien juntos, alquilamos una habitación en un Hotel de los alrededores de Huelva, y nos dispusimos a pasar una noche de sexo. Llegamos al cuarto y casi aun no se había cerrando la puerta cuando nos empezamos a besar, mi lengua y la de ella se retorcían, sentía su aliento caliente y húmedo. Mi mano comenzó a bajar por su pantalón hasta llegar a su coñito, el cual comencé a frotar por encima de su ropa, sentía su respiración entrecortada, sus latidos del corazón, era una maquina sin frenos, le desabroché el pantalón con rapidez y metí mi mano dentro de sus bragas hasta llegar a su húmeda rajita. Era muy sabroso sentir como estaba mojada, metí dos de mis dedos hasta el fondo de su vagina, y ella lanzó un suspiro de placer a la vez que comenzaba a moverse en círculos, simulaba que mis dedos eran un pene erecto, la estaba masturbando deliciosamente, acariciaba su clítoris el cual estaba feliz y grande, me pedía que no parara, continuaba masturbándola hasta que prácticamente metí todos cuatro dedos en su vagina, la cual estaba hinchada, soltando líquido abundantemente, los metía y los sacaba a mi placer, hasta que de repente sentí como se convulsionaba sobre mi mano, estaba teniendo un orgasmo realmente excitante, se quedó placidamente parada disfrutando del orgasmo con mis dedos dentro de ella.
Saqué los dedos y para esos entonces yo estaba que reventaba de caliente, rápidamente me quité la ropa y a ella la tumbé en la cama boca arriba, después me puse en cuclillas sobre su pecho, y le metí mi verga en su linda boca, ella la empezó a mamar y a chupar de arriba a bajo me agarró los testículos con una mano y con la otra todo el cuerpo de mi polla, estuvo entretenida un buen rato con ella, le gustaba tragarse mi polla, se le veía feliz por ello. Sentía un gran placer, con uno de mis dedos le seguía acariciando su vagina mojada, la cual pedía más placer. Tras haber estado mamándomela durante bastante tiempo, empecé a sentir que estaba a punto de correrme, por lo que saqué la verga de su boca. A continuación me puse a besar sus tetas, a lamerlas, a pasar mi lengua alrededor, seguidamente bajé hasta su vientre con mi lengua, para finalmente acabar en su coñito, lo lamí de arriba abajo, chupando sus jugos, metía y sacaba mi lengua de su vagina como si fuese un pene, le mordía suavemente sus labios vaginales, repasaba su clítoris, sentía sus líquidos en mi boca, eran deliciosos. Cuando no aguanté más y como ella estaba deseándolo desde hacia tiempo, le separé las piernas lo más que pude y la penetre energéticamente, entrando entera, ella soltó un quejido, estuve un rato inmóvil, con mi polla hasta el final, después la saqué y otra vez se la metí de golpe, se la volví a sacar y hasta el fondo de una sola embestida se la introduje de nuevo, sentía como mis testículos chocaban con sus nalgas, la metía y la sacaba cada vez mas rápido ella gemía y gemía de placer y me decía que no parase, que le diese más fuerte.
A continuación, la puse boca arriba delante de mí, con las piernas abiertas, después yo en posición contraria y de lado entrecrucé las piernas, quedando nuestros órganos en contacto, la penetré, y ella soltó un gemido placentero, su clítoris y sus labios vaginales estaban en pleno contacto con la pelvis y los alrededores de mi pene, la penetraba con movimientos circulares, no podía ver la cara de ella, pero oía sus gemidos. Alicia acariciaba mis nalgas, clavaba suavemente sus uñas en la parte posterior a mis rodillas, asistía mis testículos. Yo le chupaba los pies, mordía sus dedos, sentía un placer indescriptible mi verga estaba a punto de explotar cuando sentí que ella tenía su orgasmo, en silencio se estaba corriendo, yo estaba a punto también, así que saqué la polla de la vagina y se la volví a meter en la boca, inmediatamente me corrí, se tragaba todo mi semen, volvía a chupar una y otra vez todo el miembro hasta dejarlo realmente limpio.
Después nos relajamos un poco en la cama, había pasado ya media noche, se le veía rendida, yo también estaba reventado, había estado muy bien. Nos quedamos dormidos, y cuando amanecimos, cada uno se fue para su casa, habiendo satisfecho la llamada de la naturaleza.

 

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