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Recuerdos de mi adolescencia (II parte) | Relatos Eróticos de Hetero

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Lo que empezó con Manuelito y yo en el club deportivo fue algo muy cachondo puesto que yo a mis 31 años y Manuelito a sus 11 años formamos una pareja dispareja. Era muy inusual que un niño se fijara realmente en mí. Yo había tenido fantasías de coger con un adolescente pero creo que llegué a un buen límite. Después de la primera cogida que le di a Manuelito, él quedó tan complacido como yo. Nos veíamos seguido en el club deportivo y aunque Manuelito me sorprendió una vez desnudo en la alberca, yo seguí desnudándome para nadar, mientras él me veía. En las regaderas no hacíamos nada, puesto que era riesgoso hacer algo ahí pero como el club era grande había varios sanitarios múltiples alrededor y a veces nos íbamos al que estaba más solo.
Ahí me chupaba la verga, pero claro como sólo teníamos el traje de baño, era mucho más placer hacerlo totalmente desnudos y correr la adrelanina por nuestra sangre. A Manuelito le gustaba correr ese riesgo al igual que a mí, y como él no tenía miedo a experimentar, y yo quería hacerlo todo con él.
Una vez ahi en los baños del club que quedaban al lado de una propiedad privada, me quité mi bikini y Manuelito se quitó sus shorts. Me empezó a chupar la verga con una ansia como si fuera la última vez que chuparía una verga, y en ése entonces le dije: ¡vas a probar algo nuevo chiquito!....te vas a comer mis mecos...¿qué te parece?. Manuelito ya estaba esperando esa proposición puesto que algunas veces me masturbaba mientras él me veía y hasta que disparaba el chorro de mecos. Pero ésa vez sería diferente. Yo quería completar la relación entre Manuelito y yo...asi que le dije: abre la boca y saca la lengua. Mientras él me observaba masturbarme con la boca abierta no pasó mucho tiempo para que al fin lograra eyacular...y gimiendo a suspiros le dije: Aquí te van los mecos Manuelito, abre tu boca.
Acercándole la verga a su boquita le apunté directamente hacia su lengua para observar como le caían los mecos en la lengua. Fueron tantos los mecos que hizo un buche con ellos ya aún le escurrían chorros por los labios hasta la barbilla y le dije: ¡no los desperdicies!. Con su manita se limpio los mecos de la barbilla para ponérselos en la boca nuevamente. Con toda la boca llena de mecos le dije: ¿Qué esperas? ¡Cómetelos!, y al cabo e 10 segundos exhibiéndo su boquita llena de mecos se los tragó todos. A mí me dió un placer enorme verlo comerse mis mecos. Lo puse de pies y me incliné lo mas que pude para besarlo en su boca y saborear mis propios mecos.
Manuelito a sus 11 años era un niño muy cachondo...probablemente más cachondo de lo que yo era a esa edad.
Fue a la siguiente semana que nos volvimos a ver en la orilla del río. Ahí me lo cogí muchas veces. En una de esas me lo senté en la verga para cogérmelo, después lo puse a gatas que era mi posición favorita, y al final lo puse de patitas al hombro...le dije: cuando esté apunto de tirarte los mecos te voy a sacar la verga del culo y te voy a echar los mecos en la boca, así que cuando sientas que te saco la verga abres la boca. Y así pasó que con patitas al hombro me lo cogí y cuando estaba a punto de explotar, de un salto le puse la verga un la entrada de la boca y apretándome la verga le disparé los mecos en la boca hasta que se la llené nuevamente, pero a Manuelito le gustaba hacer buche con los mecos todo el tiempo antes de comérselos. Me volvía loco verlo comerse mis mecos. Manueltio les agarró sabor a mis mecos y se los daba seguido. A veces le ponia mis mecos en las hamburguesas que le compraba, con todo le gustaban.
Un sábado que lo invité por primera vez al cine, y después de la función lo lleve a un bosquecito cercano a donde yo vivía, pero aún cerca del río.
Antes de que oscureciera nos desnudamos rápidamente y puse al niño a gatas y le empecé a chupar el culo y después de éso le metí la verga y no pasaron más de 5 minutos cuando exploté llenándole el culo de mecos. Del placer lo apreté de su cintura y él gemía como loco, y en silencio le saqué la verga
lentamente. Después le volví a chupar las nalguitas y me dió mucho antojo
de comerle su culito nuevamente, y mi lengua adentro de su culo, saboreando mis mecos con sabor a su culito delicioso. Ésa vez me comí mis propios mecos que habían estado adentro de su culo. Manuelito adoró ese momento y muchos otros iguales que asi pasaron. A mis 31 años experimenté cogerme a un chamaco de 11 años y Manuelito experimentó sexo por primera vez en su vida conmigo. Eso fue una experiencia única y memorable. Aún lo recuerdo como si fuera ayer...y hoy a mis 38 años y manuelito a sus 18 años...no sé que ha sido de él desde que lo dejé de ver hace casi 5 años. Pero fueron los casi 4 años con Manuelito más cachondos de toda mi vida.

 

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