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Tarde lluviosa con sexo | Relatos Eróticos de Hetero

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Este relato acaeció hace unos meses, yo chateaba con una chica de Oviedo, se llamaba Gela, hablábamos a veces por el chat, bromeábamos sobre el poder vernos un día, quedar para conocernos. Un día decidí ir a verla, sin decirle nada, cogí el autobús desde Huelva a Oviedo, y cuando llegué allí, la llamé al móvil, le dije que estaba en la estación, que si se pasaba a buscarme, ella se quedó sorprendida, pensaba que era broma, pero yo insistí. Después de reaccionar a mi llamada, y pedirle varias veces que viniera a la estación para que viese que era verdad, ella accedió, y se encaminó a la estación.
No vivía lejos así que en poco tiempo llegó, al fin la vi, Gela tenía veintidós años, mediría sobre 1´76, sobre unos 60 kilos, pelo negro, piel blanquita, de senos estaba bien servida, sobre 110, un culo bastante bien, redondito. Se acercó hacia mí despacio, y cuando estuvimos cerca, nos reímos, y nos saludamos con dos besos en la mejilla. Permanecimos hablando un poco, la verdad que ambos estábamos bastante cortados, y no había aun buen rollo. Me dijo que vivía en un pequeño apartamento, con cocina, salón, baño y una habitación, no era mucho pero así tenía su intimidad y no dependía de sus padres. Ella solo hacia repetirme que por qué no la había avisado.
Era una tarde lluviosa, hacía muy mal día, la lluvia no cesaba, no estaba para estar por las calles mucho tiempo, así que ella me invitó a su apartamento, y nos fuimos hacia él, nos mojamos un poco en el camino, ya que aunque no estaba muy lejos, íbamos lentamente hablando, como si la lluvia no existiera. Por el camino ella se fue soltando, e incluso me empezó a decir cosas de las que nosotros hablábamos en el chat, que si estaba dispuesto a pasar unos días de amor, lo que hablábamos todos los días, yo obviamente le dije que sí.
Por fin llegamos al portal, y no habíamos entrado aun en el portal cuando sentí sus manos en mis caderas, y de pronto su boca en la mía, seguidamente, sus manos buscaron con desesperación mi polla, pero no la dejé, le agarré sus manos y se las llevé a mi cuello, a la vez que le apretaba contra ella mi cuerpo, para que pudiera sentir mi pene. A continuación, mis manos fueron a sus senos, amasándolos, mis dedos jugaban con sus pezones, los apretaba, los pellizcaba, después bajé mi boca, y los mordí levemente sobre la ropa.
Tras esto, ella me agarró la mano, y me llevó detrás de la escalera, a un cuarto que había, era el de la limpieza, a esas horas estaba vacío, porque la señora de la limpieza ya había terminado en el bloque, allí estamos solos y refugiados de las miradas de la gente. Inmediatamente, volví a lanzarme sobre ella, esta vez fui directo a sus tetas, le quité la camiseta y me deleité con sus senos al quitarle el sujetador negro que portaba, no dejaba de besarla. Después, mis manos bajaron a su pantalón, desabrochándolo con prisa, para dejar ante mí su tanga burdeos, el cual le duró poco puesto, dejando su raja adornada de sus pelitos al descubierto. Ella se metió en situación, y me fue quitando la camisa y el pantalón, dejándome en slip, continué besándola por el cuello, bajando poco a poco por su cuerpo. Estaba ante mí completamente desnuda, eso le gustaba, yo mordía sus pezones, lo hacía con fuerzas, mientras una mano mía iba en busca de su monte peludo, mi boca iba siguiendo a mi mano, hasta que me arrodillé ante ella y comencé a besar la parte interior de los muslos, pasando de uno a otro acercándome a su vagina, sin tocarla, hasta que Gela, me agarró de la cabeza y me llevó entre sus piernas, obligándome a penetrarla con su lengua. Con mi lengua lamo toda su raja, de arriba abajo, succionado su clítoris, mordiéndolo, chupándolo, al rato empecé a meterle un dedo, para después ser dos los introducidos en su vagina. Ella solo gemía, soltando pequeños gritos de placer, hasta que no aguantó más el ritmo frenético de chuparle su clítoris y meterle los dedos en la vagina, entonces ella me empezó a gritar que se corría, que lo había echo muy bien, hasta que estalló en un orgasmo, sus piernas no le respondían y la tuve que sujetar. Tras apoyarla contra la pared, me pongo de pie delante de ella con mi slip, Gela no tardó en reaccionar y me los quitó rápidamente, dejando mi erecto pene apuntándola, ella no se lo pensó mucho y suavemente comenzó a darme besitos en el glande, cogiéndolo con sus manos, comienza a bajar, chupando poco a poco el tronco, mi respiración se acelera, ella empieza a ir más deprisa, yo jadea más fuerte, Gela aumentaba y disminuía el ritmo, impidiendo que me corriese rápidamente. Continuaba metiéndose mi verga en la boca disfrutando de mi tronco bajando por el lentamente y volviendo a subir para saborear mi glande una y otra vez, mis manos agarraron su cabeza, y siguieron el ritmo impuesto por ella, pasados unos minutos, comencé a darle envestidas yo, movía mi cadera como si estuviera follando, y lo hacía, pero con su boca, no iba a aguantar mucho más, y ella se dio cuenta, pues se soltó, y dejó mi pene al descubierto.
Se levantó y me dijo al oído que quería sentir mi polla dentro de ella, tras esto, la agarré, la puse boca arriba en el suelo y sin tregua comencé a taladrarle el coño, mi polla entraba y salía de ella, mis manos jugaban con sus pezones y mi boca mordía su cuello, estaba penetrándola dándole placer, ella me clavaba sus uñas en mi espalda. No pudo aguantar más y entre gritos y gemidos de placer me dijo que se corría, entonces aceleré el ritmo y nos vinimos a la vez. Nuestros besos se serenaron y dejaron paso al cariño y las caricias.

 

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