Relatos Eróticos Infidelidad

En mi trabajo | Relatos Eróticos de Infidelidad

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Me habían adscrito a una escuela de turno vespertino que se encontraba en la periferia de la ciudad. La Directora me presentó ante mis nuevos compañeros y ahí estaba él, con quien debía trabajar todas las tardes en un consultorio, atendiendo a niños. Yo no sabía gran cosa, recién salida de la universidad, casada, lo primero que hice fue pedirle que me enseñara a realizar mi trabajo.

Durante los primeros meses me estuvo enseñando a realizar mi trabajo, y poco a poco nos tuvimos confianza y de vez en cuando hablábamos de algunos aspectos de nuestras parejas.

Su esposa y mi esposo casi nunca se aparecían por el lugar de nuestro trabajo. Algunos fines de semana salíamos, junto con los demás compañeros, a convivir a algún restaurante. Ingeríamos un poco de alcohol, pero él nunca se propaso conmigo, y sólo me piropeaba. En esa escuela, varias de mis compañeras y compañeros eran infieles. La secretaria de la Directora, casada, tenía como amante a uno de los compañeros. Ella, andaba con otro compañero. Otras tres compañeras, aunque madres solteras, mantenían amasiato con hombres casados.

Solo yo, no mantenía ninguna relación extramarital, aunque otros compañeros me acosaban a menudo, sobre todo cuando salíamos a festejar algún cumpleaños. Pero él siempre me daba mi lugar y nunca se propasaba. Hasta que en una tarde de verano, al salir del trabajo decidimos ir a tomarnos unas copas. Salí a bailar con algunos de los compañeros, pero, él, en ningún momento se me acerco. Yo vestía una minifalda negra de piel, una blusa roja, con botones enfrente, mis medias color natural, sujetadas con ligero y unas altas zapatillas color blanco. Yo sentía que los hombres del lugar me desnudaban y sobre todo mis compañeros que se disputaban bailar una pieza conmigo.

En una ocasión que fui al tocador, al pasar por uno de los pasillos semioscuros del lugar, escuche como los compañeros conversaban sobre mí. Uno se expresaba que yo estaba bien buena, que me traía unas ganas, que le gustaba mucho, que, que no daría por tener mis piernas encima de sus hombros. Y el Otro, decía, que me veía muy bien, que estaba superbuena y que tenía unas fotos mías, y que ya hasta se había masturbado, Y otro más decía que la verdad tenía tantas ganas de meterme la polla y que mis pechos estaban súper grandes y que mis piernas le gustaban mucho. Otro más decía que era una mamacita, que hasta su verga se le había parado cuando bailaba conmigo y que hasta se le había humedecido, confesó que también el pene lo traía bien parado.

Esa conversación sobre mí me había excitado mucho, espere un momento a que se fueran y regrese a la zona donde todos estaban. Pero ahora era yo la que estaba muy excitada.

Casi oscurecía, cuando la Directora me solicita un documento, que le urgía entregar a sus superiores. Documento que se me había olvidado en la escuela. Yo no llevaba vehículo y además estaba un poco mareada por el alcohol que había ingerido, aunque no me gustaba tomar, esta vez creo que había tomado más de lo acostumbrado. Por lo que, apenada, le pedí a él, que me hiciera el favor de llevarme a la escuela, que estaba a unos cuantos kilómetros del lugar.

Accedió con gusto, me llevó en su vehículo. Yo estaba muy mareada por el alcohol. Subí a su auto, él no dejaba de mirar mis muslos, mis senos, yo estaba caliente, como nunca y soñaba con su pene. A propósito me había sentado sin cuidado dejando entrever casi todos mis muslos. Me había desabotonado mi blusa, mis pechos se veían más de la cuenta. Llegamos a la escuela, estaba oscuro, nos abrió el velador, eran como las ocho de la noche. Entramos a la pequeña oficina. Afuera comenzaba a llover. Busque los papeles, los encontré. De repente sentí su presencia, atrás de mí. Comenzó a cosquillearme el cuerpo, sentí un calor intenso, evoque la conversación de mis compañeros. Yo estaba caliente.

El me tomo de la cintura, y comenzó a decirme que le gustaba mucho, que sentía una atracción por mí. Pude percibir su aliento agitado. Y desee ser penetrada en ese instante, aunque no lo dije. Pero parece que el lo intuía. Y comenzó a acariciarme, me beso en el cuello, tomo mi cintura, acaricio mis piernas. Después sólo sentí un bulto, cerca de mi y que comenzó a moverse y después salía de su pantalón, escuche la caída de un pantalón y sentí como con su pene en un ángulo de casi 90 grados levantaba mi falda de piel y removía mi diminuta tanga, buscando con ansia mi vagina. Mi tanga la había hecho a un lado, sin meter las manos, solo el trozo de carne, solito la había removido.

Estaba súper excitada y caliente y poco a poco sentí como su pene duro, cabeceaba mis nalgas, pude sentir como la cabeza, sin el glande, se movía en mi culo. Sentía esa cabeza en mi culo, y poco a poco se desplazaba hacia mi vagina. Estábamos parados, y yo me recostaba un poco sobre el escritorio. Hasta que por fin, su pene rico y duro, grande, se insertaba en poco a poco en mi vagina y con fuerza me levantaba en vilo, como él era más alto. Yo sólo me detenía del escritorio y colgaban mis piernas, sentía también sus muslos, sus bellos. Mientras sus manos acariciaban mis senos de talla 34 C.

Y una y otra vez se movía su pene en mi vagina. Y el gritaba, mamacita como te traía ya ganas y al fin te estoy penetrando. Mi reina, exclamaba, mientras me ensartaba. Yo por fin desinhibida, le dije que me diera que me gustaba sentir su rica polla, y escuchaba como sus testículos golpeaban salvajemente mis nalgas. Estuve ensartada como media hora así, gozando de tan rica polla de más de 20 cm. Y gruesa, dura. Adorable. Hasta que por fin tuve un orgasmo fascinante y el eyaculo. Me chorreo mi vagina con su semen calientito. Yo no quería que se saliera la rica leche y por tanto me puse una toalla, al terminar. Y salimos de la escuela.

Regresamos al convivió, como si nada hubiera pasado y el resto del convivió me la pase sólo bailando con él, pero ahora nos sentamos junto, y por debajo de la mesa él me acariciaba mis muslo y mi vagina y yo acariciaba lo que desde ahora era también ya mi pene

 

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