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La Calentura de mi Esposa no tiene límites, parte 2 | Relatos Eróticos de Infidelidad

Publicado por Anónimo el 21/12/2018

En ésta parte haré un breve resumen de lo que en el anterior narraba. Todos los hechos que comparto ocurrieron hace ya tiempo. Se dice que toda historia debe ubicarse en tiempo y espacio para que cuadre en la mente de quien la lea. Todo esto ocurre a lo largo de diecisiete años, empezando ya regularmente en los ochentas, sin contar un evento aislado que tuvimos cinco años antes. Fue un intercambio, el cual no resultó del todo bien y preferimos olvidarlo.
Cuando por varias razones consideramos que ya era tiempo de que Chayo terminara su affaire con Paco y logramos alejarlo de nuestro entorno, tratamos de enmendar la rutina de nuestras vidas. Mi esposa salió embarazada y eso fue uno de los motivos que nos sirvió para que ya se retirara de ella. Por cierto que cuando supimos que no le bajó la regla a mi esposa, me entró un nerviosismo y la preocupación de que no fuera a ser yo el papá. Mi esposa también pensaba lo mismo. Es que debo decirles que éste cuate no le gustaba usar condón. Siempre se la cogía al natural. No nos preocupaban las enfermedades, él era limpio y mi esposa fue su primer mujer. Chayo compraba unos ovulos que se introducía en la panocha unos minutos antes de echar palo, pero cuando estaba cerca su período o, cuando recién terminaba, no los usaba porque la hacía segregar muchos jugos y era muy incómodo coger estando todo encharcado. A ella le daba pena con Paco. Me parece que todavía la alcanzó a coger ya estando mi vieja con su barriga grande. Sí, lo recuerdo porque una vez ella me dijo que Paco le comentó; Y qué harás si resulta que el bebé no es de tu esposo?
Ni lo digas. No sé que haría. Afortunadamente todo salió bién. El niño salió a mí, y se acabaron las preocupaciones.
Durante un tiempo, después que se le terminó la incapacidad Chayo volvió a su trabajo. Fue ascendiendo de tal manera que también aumentaron sus responsabilidades y tenía que salir más tarde de su trabajo. Por mi parte yo salía temprano y me ocupaba en diferentes cosas hasta que ya era la hora de ir a recogerla a su trabajo. Pasado un tiempo le volví a recordar de lo bien que la pasábamos, más bien ella; pues yo me conformaba con pajearme cuando sabía que estaba con el otro. Y le dije; cuando estés lista podemos buscar otro. Se ríe y me dice: Si vieras que hay varios que se me lanzan. Me chulean y me dicen que me puse mas buenota después de que tuve el bebé.
Me das permiso?
Sí. Nadamás que ahora no va a ser como con Paco. Ellos siempre lo hicieron en nuestra propia casa. Otro cualquiera no podrá entrar ya que yo no lo conozco.
Hubieron tres con los que empezó a relacionarse. Fonseca era uno de los proveedores que siempre le hacía invitaciones a comer o le llevaba regalos con el fin de que mi esposa le agilizara la entrega de sus cheques. Total que un día le dijo que sí, que iba a ir a cenar. Que el viernes pasara por ella a la hora de salida.
Dos o tres días antes me dice Chayo que aceptó la invitación a cenar que le hizo un proveedor y que ese día no fuera por ella. Y como yo ya sabía que ése le traía ganas, sólo le dije; bueno vé y no llegues tan noche. A ver que les digo a los niños, o los duermo.
Sin entrar mucho en detalles ya cuando ella llega, estábamos dormidos. me despierta para decirme que ya estaba allí. y le pregunto que pasó?
Pues bien. Todo bien. Después de cenar, nos fuimos a un parque y se estacionó. Estuvimos platicando hasta que me propuso ir a u lugar mas privado y como yo ya sabía que era lo que quería, le dije que si. Me llevó a un Motel muy lujoso que está allá por Ruiz Cortines y pues, le dí las nalgas; mañana te cuento.
Muchas veces se repitieron esas idas al motel, solo para eso. Había veces que no le avisaba previamente y yo no lo sabía. Estando afuera estacionado en mi carro, me mandaba decir con el vigilante que me fuera, que tenía una cena de negocios esa noche. Ya sabía yo de que se trataba.
Hasta otro día, en camino al trabajo me contaba todo, con detalles y demás.
Por ese mismo también se involucró con Carlos. El era compañero de su trabajo, pero estaba en otra área. Siempre había tenido mucho trato con él, y si lo había visto yo casi siempre. Flaco, moreno, alto, con un bigotillo delgadito. Era agradable para platicar. Una vez fue a nuestra casa a llevarnos unas cosas en su camioneta. Cuando Chayo me dice que se le está insinuando, me pregunta que si le hace caso o no. Pero cómo es que así de repente te está tirando la onda.
Ah, y me cuenta que un día vió que en su camioneta llevaba un paquete grande de 96 rollos de papel sanitario, entonces mi esposa le pregunta que para que quiere tantos. Carlos se ríe y le dice que se los lleva a su mamá. Curiosa como es mi esposa, insiste en saber porqué tantos? Y ya en voz bajita, se acerca y le dice; se lo voy a decir pero,, que quede entre nosotros.
Claro, dime.
Es que mi madre tiene a su cargo una casa de citas. Y allí, ocupan mucho papel de éste.
Mi esposa pega la carcajada y, curiosa le sigue preguntando más y más, hasta que le cuenta todo.
Esa noche que ella me platica, nos pusimos a fantasear y nos calentamos de tal manera que hasta en broma le dije; Que tal si Carlos te lleva con su mamá y le pides trabajo?
Estás loco. Está bien que soy puta, pero no cobro, soy decente, oye; y que clase de mujeres tendrán allí?
Lo que yo he escuchado es que son amas de casa, estudiantes o secretarias que buscan ganarse un dinerito extra. Y ellas van en ratos, no están todo el día o toda la noche.
Después de esto, como que agarró mas confianza con mi mujer que acabó cogiéndosela. No una ni dos veces, muchas. Cada vez que el quería, pero como tenía que ser en motel, salía caro. Y como mi vieja, ya caliente no hay quien la pare a veces ella lo pagaba.
Ah, y también el otro, Fonseca se la llevaba de vez en vez. Esa era mi vieja, tenía dos matadores al mismo tiempo y aparte yo. Que también alcanzaba porque ese es el gozo del cornudo. Después que su mujercita llega de coger con el sancho con su panochita llena de leche y oliendo a puro sexo, nos toca oler, chuparle y meter el pito donde estuvo el otro. Que morbo tan intenso.
Con éste ultimo duró también mucho tiempo. Mi esposa se sentía muy a gusto con él. Me decía que la verga la tenía delgada pero bien larga. Dos manos de ella y le sobraba la cabecita. Con razón, no la quería dejar, mi vieja se la aguantaba. Este, dos veces quiso metérsela por atrás pero ella no lo dejó. Se sacó. y ya la segunda vez le advirtió. Si vuelves a querer hacerlo por allá, aquí le paramos.
En el próximo relato incluiré a otro querido que tuvo mi esposa. El és quien yo creo, aparte de Paco el que más disfrutó y hay anécdotas muy buenas de cuando anduvo con él.

 

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