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La amiga de Marta | Relatos Eróticos de Infidelidad

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Esta historia pasó hace ya unos meses pero quiero compartirla con todos vosotros; resulta que por esa época vivía ocupando la habitación principal en un piso compartido en Madrid... Mi nombre es Javier y tengo 35 años; Marta que por ese tiempo era mi novia me presentó a una amiga: Ana, a la cual conocía desde tiempo atrás cuando vivió en Valencia, la historia empieza cuando un buen día, ambas vienen a visitarme al piso; durante visita empezamos a charlar y Marta me comentó que Ana tenía un pequeño problema, el cual era que en un breve tiempo (al día siguiente) tenía que salir de la habitación que ocupaba ya que el piso en donde vivía había sido vendido, que necesitaba quedarse en algún sitio hasta conseguir alguna habitación a donde irse; me comentó también que no la podía llevar a su casa ya que a sus padres no le hacia mucha ilusión la idea. Me preguntó si podía quedarse allí conmigo, yo después de reflexionar un poco le dije que si, pero siempre y cuando fuera por poco tiempo y estuviera dispuesta a pasar las incomodidades de vivir en la habitación de un hombre; a lo cual Ana respondió que si.

Esa misma tarde del martes fuimos en mi coche a traer sus cosas y a llevarlas a casa, después de un rato de estar allí Marta nos dijo que se iba, se despidió de nosotros diciéndonos "Ser buenos" en tono un tanto pícaro, así que Ana y yo nos quedamos arreglando sus cosas en la habitación, una vez hecho esto le dije que ella dormiría en la cama y yo en un colchón que tenía allí, el cual usaba habitualmente para follar con Marta debido a que la cama que tenía sonaba demasiado; esa noche Ana fue al cuarto de baño a ponerse el pijama ya que según ella le daba mucho corte hacerlo delante de mí, y así nos dispusimos a dormir.

Pasaron los días hasta que al llegar el viernes regresé del trabajo como habitualmente, con un tanto de sed y calor, y es que estábamos en julio; decidí tomar una cerveza que tenía en la nevera y sentarme en el salón a ver un poco la tele, al verme Ana se acerca y me acompaña, después de un rato de estar entretenidos la invito a tomar una cerveza, lo cual ella acepta; y así fueron pasando los minutos y una cerveza sucedió a la otra hasta que después de un largo rato (eran como las 2 de la madrugada) nos sentimos cansados y decidimos irnos a dormir.

Ya dentro de la habitación y estimulada tal vez por las cervezas que nos habíamos bebido, Ana no tuvo ningún reparo en desvestirse completamente delante de mí, desnuda realizó posturas que llamarían a la provocación, que subirían la líbido a cualquier hombre y es que Ana estaba bastante buena, con pocas tetas, pero bien; pensé que esa era mi oportunidad, que no podía desperdiciarla; así que raudo procedí a quitarme la ropa, me acerqué lentamente hacia Ana; estando ella de pie empecé a acariciarla suavemente, comenzando por su cara y su pelo el cual olía maravillosamente bien, luego fui bajando lentamente por su cuello el cual fui besando con pasión y ternura, luego bajé un poco y pasé a besar sus tetas con las cuales me entretuve un buen rato, seguí descendiendo a través de su cuerpo perfumado y repasé con mi lengua su vientre el cual era firme pero suave, seguí bajando y me encontré con su pubis el cual era verdaderamente angelical poseía unos vellos finos que cubrían su sexo; llegué a su vagina y la besé suavemente, ella me recibió abierta de piernas y me correspondió frotando suave su coño contra mi boca, seguí así lamiendo su clítoris y su pequeño orificio anal, mientras mis manos sujetaban firmemente su culo; después de un rato en esa labor empecé a notar como subían las palpitaciones de su corazón, como sé contraían sus músculos y empezaba a retorcerse del placer gimiendo suavemente, después de un momento llegó el orgasmo y Ana quedó relajada pero con ganas de más marcha, como yo estaba ya completamente a punto enfunde mi pene contra aquella cueva del placer completamente lubricada y dispuesta; ella me pidió entonces que no me corriera dentro, luego la penetré repetidas veces en su coño y ano, cuando estuve a punto de eyacular saqué mi pene y ella procedió entonces a hacerme una mamada muy bien hecha, monumental diría yo, porque se tomó toda la leche de una forma como nunca antes me lo habían hecho. Todo un polvazo!!! y así hasta 3 polvos más en esa memorable noche, luego de lo cual nos quedamos dormidos.

Al día siguiente Marta nos vino a visitar al piso y Ana se comportó como si nada hubiera pasado, esa tarde salí con Marta y después de estar de tapas la noche del sábado volví a casa algo cansado pero con el recuerdo de lo que había sucedido la noche anterior, llegué al piso y encontré a Ana en el salón, era algo tarde pero me dijo que quería hablar conmigo y acepté; me manifestó su sentimiento de culpa por lo sucedido y me dijo que eso no era correcto, ya que Marta era una buena amiga y que yo era su novio, que todo había ocurrido por las copas que nos bebimos; pero me dijo también que no había disfrutado tanto del sexo como aquella vez con cierto morbo, comprendí entonces que la niña quería más batalla y que era una verdadera zorra en celo, así que sin más fuimos a la habitación y esta vez completamente sobrios, nos desnudamos y echamos polvos y más polvos, como en la noche anterior; y así todos los días, hasta que se fue de casa después de 3 semanas, a una habitación que había encontrado un tanto lejos de donde yo estaba; aún así nos seguimos viendo ocasionalmente durante 3 meses, luego de los cuales tuvo que volver a Valencia ya que las cosas no le fueron muy bien por aquí.

 

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