Relatos Eróticos Infidelidad

Vacaciones en la playa | Relatos Eróticos de Infidelidad

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Hola a todos, desde aquí os animo a contarnos vuestras experiencias,
esta es la primera que yo cuento y espero que os guste.
Sucedió hace poco durante mis vacaciones en la playa. Allí fui con mi
novia, Gema, una chica muy hermosa, 1.75, pelo rubio, ojos verdes,
unos pechos de un 90-95 muy bien puestos y una cintura no como las
modelos de la tele que parece se van a romper, pero sí mostrando unas
curvas muy apetecibles. Yo mido un poco más, casi 1.90, delgado aunque
no en exceso, moreno y ligeramente musculoso.
A ambos nos gusta mostrar nuestros cuerpos, aunque con cierta timidez.
Paseábamos siempre desnudos por el apartamento de la playa,
asomándonos sin pudor por la terraza y ventanas sin ropa, aunque
todavía no hemos visitado ninguna playa nudista. A mí incluso me
gustaba aprovechar que mis vecinas estaban a la vista para salir y
dejarlas ver claramente mi cuerpo desnudo, especialmente cuando estaba
en erección, con mis 20cm a la vista.
Todos sabéis que la playa es el lugar perfecto tanto para mostrar como
para disfrutar viendo cuerpos, chicos y chicas saliendo del agua con
los bañadores pegados a sus cuerpos. Chicas con los pechos en punta,
en topless, bañadores que se mueven con las olas y te dejan ver más
allá... chicos bronceados, mostrando su pecho y con el bañador pegado
a su cuerpo mostrándolo todo (incluido sus paquetes congelados por el
agua salvo algún que otro pene excitado).
En estos días mi novia y yo aprovechamos la mínima ocasión para
hacerlo una y otra vez, en una de ellas estuvimos a punto de salir a
la terraza en plena acción. La historia surge cuando una amiga de mi
novia (María) viene a visitarnos unos días lo cual me hizo tener
algunas de las mejores erecciones de mi vida y tener actualmente la
cabeza completamente revolucionada.
Ella, morena, 1.65, muy guapa de cara, con unos labios grandes y
carnosos que invitan a besarla y a algo más... Ella es delgada pero
tiene unos pechos más grandes que los de mi novia y eso hacía que mis
ojos y mi pene no pudieran estar tranquilos. Verla en bañador, tomando
el sol o saliendo del agua hacía que más de uno no le quitara los ojos
de encima.
Ella dormía en la misma habitación que nosotros con el morbo que eso
me generaba. La situación se puso más caliente cuando mi novia en la
primera noche parecía tener ganas de marcha. Comenzó a mover muy
suavemente su culo sobre mi pene, apretando cada vez más fuerte,
reaccionando mi cuerpo rápidamente. María parecía dormida y mi novia
no paraba de moverse cuando metió su mano en mi pantalón, sacándola
sujetó mi miembro y sin perder tiempo lo apuntó contra su ano. Yo
ya no podía más, ella que siempre ha sido reacia a ello, ahora,
delante de su amiga quería que la penetrara por detrás.
Obviamente comencé haciendo fuerza, me costaba mucho, estaba muy duro,
pero la excitación de ambos pudo más, poco a poco fue cediendo, entró
un poco la punta, luego más y más... todo aguantando los gemidos,
evitando el ruido pero la calentura era mucha, ella se mordía los
labios, yo apretaba sus pezones con fuerza mientras ahora ya podía
penetrarla sin contemplaciones, hasta el fondo, una y otra vez. Yo no
podía más, la situación me superaba, María nos podía oír, incluso darse la
vuelta y vernos.
No aguantaba más, mis gemidos me delataban, mi novia me miraba y
apretaba, me iba a correr, ¡por primera vez en su culo! y delante
de su amiga. Ella gemía mientras me miraba, la cama se movía y María
seguía durmiendo, de espaldas y sin sábanas, mostrando su cuerpo tan
sólo tapado por un fino pijama, miré su cuerpo, su culo y el de mi
novia siendo penetrado, no pude más, ahogué mi gemido en el brazo de
Gema mientras mi leche salía, la corrida fue larga, juraría que ella
también alcanzó el clímax al ver mi cara, fuera de sí, que delataba el
grado de excitación. Después nos tapamos y nos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente cuando me desperté estaba sólo en la habitación,
al salir, María no parecía haberse enterado de nada. Todo prosiguió
como si nada.
Ese día en la playa me fijé más que nunca en el cuerpo de la amiga de
mi novia, sus pechos redondos parecían pedir acción a gritos, sus
labios carnosos pedían ser besados, su piel morena... Paseando por
detrás de ella, no sé si aposta o no, pero se levantó la parte de
abajo del bañador mostrándome a la perfección, sin prisas, su coño
perfectamente rasurado... todo esto unido a los típicos roces en el
agua me hicieron pasarlo bastante mal durante todo el día.
Y llegó la noche. Todos estábamos acostados, ellas con sus pijamas
luciendo sus preciosas piernas y marcando bien las curvas, yo con mis
shorts y mi excitación. Comencé jugando con mi novia, Gema, tocándole
suavemente la espalda, el pelo, los hombros, las caderas, rozando sus
pechos de vez en cuando para después hacerlo con más frecuencia. Poco
a poco fui acercando mi pene, en erección, a su firme culo, al tiempo
que pellizcaba sus pezones una y otra vez, centrando las caricias en
sus zonas más erógenas. Sin embargo no termino de saber por qué, no
quiso seguir. Tal vez sería que hoy María no estaba de espaldas, sino
dormía mirando de frente. Fuera lo que fuera, mi novia paró.
Yo me quedé con una gran calentura, viendo como mi novia se quedaba
dormida y como María lucía su cuerpo angelical en frente nuestra. No
podía más, las imágenes del día podían conmigo, especialmente esas
nalgas rasuradas... era demasiado, tenia que hacer algo.
Y lo hice. No me quedaban muchas opciones así que me fui sigilosamente
al baño, no sin antes mirar detalladamente cada uno de esos dos
cuerpos semidesnudos enfrente de mí. Me estaba masturbando, y no
hubiera aguantado mucho cuando alguien abrió suavemente la puerta.
¡¡Era María!! Paré de inmediato y me tuve que poner colorado mientras
ella me miraba fijamente, a mí y a mi pene. Ella se rió, bastante por
cierto. No dijo nada, se acercó a mí y tocándome la polla me besó.
No sabía qué hacer, la situación me desbordaba, mi novia en la
habitación de al lado durmiendo y yo con su mejor amiga, en el baño,
desnudo, con ella sentada encima de mí, besándonos apasionadamente. En
mis manos sus redondos pechos, sus manos rozando mi entrepierna cada
vez más frecuentemente.

- Ayer follásteis en mis narices y yo no pude hacer nada. Hoy me las
vas a pagar.
Esas fueron sus palabras, a partir de ahí perdí el poco control que me
quedaba. Le chupaba y mordía los pezones, la besaba una y otra vez. Se
agachó a chuparme la polla como nunca antes lo habían hecho y si no
llega a parar se lo habría dado todo ahí mismo, en sus labios
carnosos. Pero no. Ella quería más. Se subió en el baño y puso su
coño, sí, ¡¡su coño, sin un solo pelo en mi boca!! No me lo creía,
comencé a chupar sus labios, deteniéndome en su clítoris, una y otra
vez, penetrándola suavemente con mi lengua, cada vez más rápido,
sintiendo sus flujos correr por su vagina terminando en mi boca.
Deseaba penetrarla, lo necesitaba.
Pareció leerme la mente y me sentó para introducirse mi polla, nos
costaba ahogar los gemidos, cada vez se nos escapaban con más
frecuencia, ella subía y bajaba con rapidez, moviéndose en círculo,
adelante y atrás, no podía más, me iba a correr, le iba a dar todo mi
semen a María, tenía sus pechos en mi boca, mis manos en su trasero,
mi pene en su coño.
Levanté la mirada a su cara, esa cara dulce radiaba pasión, sus ojos
estaban perdidos en el infinito y su boca semiabierta no paraba ya de
emitir gemidos.

- Te lo voy a dar todo, le dije.
En ese momento aceleró el ritmo, su cara era un espectáculo, no podía
más, comencé a eyacular fuertes chorros de semen en su vagina, uno,
otro, otro más, no paraba. Ella sin duda lo notó, ya que
inmediatamente después, y habiéndose corrido ella también, se puso a
chuparme el pene, lleno de semen.
Esa imagen, María limpiándome el pene, junto con sus muslos por los
que corrían nuestros flujos hizo que alcanzara otra erección digna de
mención. En ese momento ella se levantó y me dijo:

- Ahora te darás cuenta de lo mal que se siente el ser excluido.
Y se fue a la habitación.

No sé si habéis vivido alguna situación parecida, para mí fue el no va
más. Ahora no sé qué hacer. Me gustaría repetirlo, que participase mi
novia pero no sé ni cómo hacerlo, ni cómo resultaría. Os agradecería
que si habéis vivido algo parecido me lo contaseis y me ayudarais un
poco..
Un beso a todos,

 

Relatos Porno
Los relatos eróticos más leídos

 

ENVÍA TU RELATO ERÓTICO

 

Más relatos eróticos

Relatos eroticos