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Delicias de una mujer | Relatos Eróticos de Intercambios

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Hace algún tiempo que salgo con Luzma, bonita chica, de 33 años, chaparrita, mide 1.55, bonitas piernas, nalguitas redondas, y unos pechos que si no son grandes, son adecuados para su estatura, con pezones rosados, y unos botoncitos deliciosos, que cuando se excita, parecen dos pelotitas paradas. Yo no tengo nada de extraordinario, así que no me describiré. Ambos somos casados, y lo nuestro empezó porque la conocí una vez que fui a su trabajo anterior a que le hicieran un servicio a mi computadora. Después nos comunicamos por internet y, como me gustó mucho desde el principio, le propuse que salieramos y que fuera “mi marida”. Claro, se negó al principio, pero yo insistí y finalmente salimos y acabamos en la cama. Luzma es tremendamente fogosa y caliente. Cachonda, como dice ella. Déjenme contarles tan solo una de las veces en que nos hemos ido a un hotel los dos. Ambos habíamos estado muy estresados durante la semana, y pedimos a una masajista que nos hiciera un masaje “rico”. Ella se quitó la ropa y quedó en brassiere y una tanguita negra, chiquitita, casi sin dejar nada a la imaginación, lo que hizo que yo tuviera una erección muy fuerte. Estaba tan cortita que el vello púbico se le salía por arriba de la tanguita. Bueno, le pidió a Luzma que se desnudara, y ella se dejó una toalla envolviendo su traserito, pero Vanesa (la masajista) la vió, y sólo se sonrió. Luego empezó el masaje por la espalda, y por lo que ví, sabe hacerlo porque Luzma sonreía y se le veía muy relajada. El masaje abarcaba los lados de la espalda, y llegaba casi hasta los pechos de Luzma. Poco a poco empezó a bajar hasta la cintura, metiendo sus manos por debajo de la toalla, hasta que se la quitó. Masajeó las nalgas de Luzma, de manera muy rica, y de cuando en cuando, empezó a pasar dos dedos por toda la columna hasta llegar a su culito. Luego se movió a los pies, y subió a las pantorrillas, y llegó a las piernas. Yo para esto, estaba ya muy excitado. Allí, las masajeó por los lados y por atrás, subiendo hasta el delicioso culito y las nalgas.y luego le separó un poco las piernas, y empezó a pasarle las manos por adentro de ellas, subiendo poco a poco. De repente llegaba hasta arriba y se salía hacia las nalgas. Varias veces lo hizo. Seguramente Luzma se calentó con aquel masaje tan cachondo porque de repente empezó a parar las nalgas. Qué delicia de nalgas, paradas, esperando algo más. Y después de eso, Vanesa le dedicó un poco de más tiempo a la entrepierna de Luzma, subía las manos por las piernas, y poco a poco se acercó al coñito rasurado (totalmente depilado) de Luzma. Empezó a tocarlo y Luzma a gemir... mmm, mmm... aahhh...
De repente se detuvo, y se quitó el brassiere y la tanga, dándome a mí un espectáculo único. Tremendas tetas! Deliciosas, con los pezones erectos, de un café claro, grandes. El coño de Vanesa, recortado en sus pelitos, pero velludita aún. Y luego que se desnudó empezó nuevamente con Luzma. Siguió en donde se había quedado, masajeandole su panochita. Para esto, Luzma gemía cada vez más. Y terminó dándole masaje con los pechos, y metiendo la mano en la rajita de Luzma. Yo me imaginaba los dedos de Vanesa en la vagina de Luzma (luego ella me lo confirmó), hasta que de repente Vanesa la volteó y quedaron cara a cara, Vanesa tocándole el clítoris, metiendole los dedos, y acariciandole los pechos, y Luzma gimiendo como loca. Finalmente vió los pechos de Vanesa y empezó a mamarlos. Yo pienso que fue nuevo para Vanesa porque perfectamente escuché sus gemidos y tal parece que tuvo un orgasmo. Luzma ya para entonces había dejado atrás los gemidos tenues, y casi gritaba de placer, y Vanesa se dedicó a meter y sacar los dedos, y con la otra mano, a presionar su clítoris. De repente me hizo una seña para que me acercara, lo cual hice, y puse mi verga en la boca de Luzma, quien al verla, se prendió desesperadamente de ella. Tenía los dedos de Vanesa en su vagina, otros dedos en su clítoris, y una verga en la boca, mamando como bebé, hasta que no pudo aguantar más y tuvo uno de los orgasmos más largos que le he conocido. Al final, Vanesa se vistió y se fue. Quedamos Luzma y yo, y le pegué una de las mamadas más ricas que he tenido. Recogí todos los juguitos que le había sacado Vanesa, y creo que volvió a tener otro orgasmo. Terminé empalandola de todas formas hasta que se volvió a venir de nuevo. Luego me vine yo.
Esa es una de nuestras juntitas. Y después hemos tenido otras más. Hemos probado casi de todo, lo cual contaré después si les gusta mi relato. Ultimamente, hemos planeado que vamos a repetir lo del masaje, pero tendrá que ser un masajista hombre, porque quiero ver cómo goza con otro (y no me importa que me llamen cornudo si a ella le gusta), quiero ver cómo reacciona con un masaje rico, dado por un hombre, y quiero ver a ese masajista meterle la verga.
Si tienen algún comentario, envíenmelo al correo en donde procuraré contestarlo.

 

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