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Encuentros y reencuentros lésbicos, parte 2 | Relatos Eróticos de Intercambios

Publicado por Fantasito el 24/09/2020

Llegó el esperado ´sábado. Las chicas se encargaron de alquilar una cabaña en un bosque especialmente preparado. Con alguna excusa ante sus padres llegaron los cuatro amigos a la cabaña. Solamente llevaban botellas de agua tónica y un botella de gin. Consejo de Lautaro que las bebidas fueran livianas.
Carlos llevaba un pequeño reproductor y unos parlantes potenciados. La música elegida era lenta, susurrante se podría decir. Comenzaron a bailar, ya con los novios cambiados Las chicas vestían usaban unos vestidos muy ajustados, Noelia de color azul brillante y Carla de color morado con reflejos, pero en algo se igualaban: ambos ern muy cortos, apenas debajo de las nalgas, los escotes en los pechos verdaderamente invitadores, los escotes de la espalda practicamente tocaban las zanja que divide las nalgas, Demás está decir que se notaba que bajo esos vestidos estaban desnudas. Bailaban abrazados, besándose y acarciaándose. el pudor brillaba por su ausencia. Los muchacho con sus manos en las nalgas femeninas las apretaban y frotaban los vientres contra sus ya erectos penes.Ya se comenzaban a ori susurros y gemidos., Carla, sacando sus brazos del cuello de Lautaro se arrodilló. abrió el pantalón del macho y sacando ese deseado pene comenzó a mamar con ansias. La vio Noelia y acercándose sonriendo le dijo: - Hija de puta,, me estás metiendo los cuernos. Ahora yo me hago romper el culo con tu novio, jajaj -
Carla entre mamada y mamada, contestó: - Te va a revolver las tripas con su verga, jajaj. -

Los muchachos se desnudaron inmediatamente, las chicas dejaron caer sus minúsculos vestidos y así, los cuatro desnudos se fueron abrazados, cada una con el macho de la otra a una cama del dormitorio de la cabaña.
Los muslos de las chicas ya estaban mojados, los garrotes de los muchachos parecían cañones en pie de guerra.Las bocas varoniles se parecieron a bombas chupadoreas en las conchas hirvientes y enchastradas de esas dos aspirantes a putitas, con varia materias aprovadas en la escuela sexual.
Ya se oían los - Metemela, metemela! -- en la bocas de las novias. Lautaro y Carlos obedecieron y subiendo por el cuerpo de las jóvenes besaban, lamían y chupaban cada pedazo de la piel. Cuando estaban en las tetas, con un pequeña contorsión y sis ninguna piedad enterraron sus duros y brillantes falos en esas hambrientas vaginas. Fue un clamor de gemidos. Con vos entrecortada iniciaron la tarea de elogiar las vergas ajenas: - Qué hermosa pija! Cojeme mucho mi amor! Llename la concha de leche! Rompeme el culo!. - Hasta un - Preñame - se oyó, no se supo por quién. Los orgasmos, desesperados y ruidosos no se hicieron esperar, Entre gemido y gemido am,bas chicas se confesaron: - Qué ganas tenía que me cojieras!! -
Ninguna se puso celosa, por el contrario esas declaraciones les abría el camino a ambas para tener dos machos que las satisfacieran.
Las manos y las bicas de las muchachas comenzaron a trabajar para que los pitos de los muchachos volvieran a ponerse, grandes, calientes y duros.. No tuvieron que trabajar mucho, Los chicos, se apoderaron de la novia ajena para lamer y chupar los cuerpos de las calientes putitas a su disposición.
Pareciera que se habían puesto de acuerdo, porque lo que hacía uno lo repetía el otro.
Antes de volver a penetrar esas conchas ansiosas, decidieron dejar rotos los esfínteres anales de las niñas, Con sus manos abrieron las nalgas de las calientes amantes y con lengua y saliva las hicieron estremecer de placer y lujuria. Carlos fue el primero, lo siguió de inmediato Lautaro. Pusieron sus glandes bien centrados en los ojetes palpitantes y de un envión metieron la mitad de sus miembros.Los ayes atronaron la pequeña cabaña, pero las pijas ya estaban adentro.. Los hombres esperaron unos momentos y del siguiente envión las bolas llegaron a tocar el agujero ya dilatado del ano. Los grititos y suspiros de placer se hicieron oir. Más, Más por favor era el ruego de las dos putitas.Los muchachos comenzaron con el mete y saca, pero lo hacían describiendo círculos que dilataban y dilataban los esfínteres, llegaron, incluso, con ntoda determinación a separar las fibras del músculo orbicular que cierra el ano. Ricas eyaculaciones y gritados orgasmos fueron el resultado de las estupendas culeadas que regalaron a las hembras. Sacaron los penes y los cuatro fueron al baño a higienizarse.
Estuvieron hasta la mañana entregado al sexo, a las caricias, a loas susurros, las mujeres en un amistoso duelo para ver quién era la más cornuda, la más puta, cuál mamaba mejor las vergas y proyectando nuevos encuentros. Lo que quedo claro y definido que a partir de ese momento cualquiera de los dos machos podía tirarse a cualquiera de las dos hembras.
Así siguieron por algunas semanas, hasta ujna novedad hizo cambikar y mejorar el acuerdo.
Pero eso es para el próximo relato.
çAbrazos y besos.

 

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