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Sexo entre cuatro, relato de intercambios de pareja | Relatos Eróticos de Intercambios

Publicado por Clau el 05/02/2018


Cuando escuché que desde la puerta de entrada de casa me llamaron Clau, supe que Ramiro nuestro amigo, había llegado con su pareja. Fernando mi esposo, como de costumbre, los atendió con la mayor cortesía.
Bueno les diré que luego de una linda charla donde abundaron las risas, nos dirigimos al balneario a disfrutar del sol, así durante todo el día lo pasamos en la playa.
Paula la pareja de nuestro amigo resultó ser muy simpática, y en fin la estábamos pasando muy bien. Pero al caer la noche, los chicos o sea mi esposo y su amigo, como que no encontraron más nada que hacer que sentarse en el balcón terraza y ponerse a beber cerveza. Y desde luego que Pau y yo también bebimos. Como ninguno debía manejar, preparamos una cena ligth para los cuatro y seguimos bebe que bebe, y fue cuando me di cuenta, de la manera en que la nueva pareja de él, me miraba con insistencia.

Yo procuré no darme por enterada, ignorándola en parte. Mientras que ellos seguían bebe y bebe. Después de un buen rato me sentí algo aturdida, y con la excusa de que tenía sueño me dirigí a la cama. Pero justo antes de entrar a nuestro dormitorio, Paula me abordó, diciéndome que necesitaba charlar conmigo. Yo la verdad es que no vi nada malo en ello, y la acompañe hasta la habitación que le habíamos preparado para ella y nuestro amigo.

No bien entramos ella se me fue encima, y dándome un fogoso beso de lengua dentro de mi boca, me dejó paralizada sin saber qué hacer, ni cómo responder. Yo mentalmente me decía, esto no me puede estar sucediendo a mí, pero también descubrí que esa sensación nueva que sentía me gustaba, cuando de golpe percibí que su mano se deslizó bajo mi corta falda, y bajándome la cola-lees de inmediato le echo mano a mis labios vaginales. Por lo que cuando comencé a sentir como sus dedos exploraban toda mi vulva, separé lentamente mis piernas y en cosa de segundos, comenzó apretar mi clítoris, continué como paralizada sin saber qué hacer...ufff que placer me daba esta mujer ...!

Por espacio de varios segundos o minutos, ella no retiró ni su boca de la mía, ni sus dedos de mi vulva. Yo estaba completamente indefensa ante el ataque de ella y completamente extasiada disfrutando sus caricias.Al grado que lejos de rechazarla, seguí dejando que continuase besándome y tocando por todas partes, sin oponerme.

Así continuó besándome y acariciándome de manera descarada, hasta que lentamente me fue llevando hasta la cama. En la que apenas caí, en lugar de tratar de escaparme de sus brazos, me quedé recibiendo todas sus atenciones, aunque con el ligero temor de que su marido, y el mío nos descubriesen pero el placer era increible. Entre los besos y caricias que Paula me fue prodigando, al mismo tiempo me fue desnudando sin que yo tan siquiera me diera cuenta. De momento me encontré completamente desnuda, con mis piernas totalmente abiertas, y ella dándome una rica mamada en mi ya mojada vagina.

Si les digo que se cuantos orgasmos me hizo disfrutar con su boca y lengua activa les mentiría, ya que lo único que sé, es que después de un buen rato, yo era la que le estaba mamando su también depilada vagina. De la misma manera en el fragor de nuestra ardiente relación, llegamos a un punto en el que tanto ella como yo restregábamos con fuerza, nuestra vagina contra la de la otra.

Cuando finalmente ambas quedamos súper agotadas pero increíblemente satisfechas, nos dimos un tierno beso, y yo después de ponerme a medias mi ropa, me retiré a mi habitación. Pero al abrir la puerta lo que me encontré me dejó loca y sin ideas. En nuestra propia cama, se encontraban Fernando y Ramiro, acostados completamente desnudos, y lo que más me sorprendió de todo eso fue ver como Rami tenía bien clavado por el culo a mi marido con su erecta verga.

Yo como ya creo que les dije, me quedé sorprendida y con la boca abierta, observando cómo él, sujetaba a Fer por sus caderas y le enterraba su verga en el culo una y otra vez, al tiempo que mi esposo gemía de placer y felicidad, ante cada uno de los embates de nuestro amigo, también comprendí que había hecho realidad su fantasía de ser penetrado por una buena verga. Yo no podía dejar de verlos, sobre todo la cara de felicidad que tenía mi esposo y como Ramiro con tanta energía le continuaba clavando todo su mástil, quedándose en algunos momentos con sus ojos en blanco.

Hasta me subí a la cama, y a ellos dos pareció no molestarles mi presencia, mis ojos no podían dejar de ver como ese miembro, abría ese ano y hacía estragos con el culo de Fernando, y este movía sus caderas con mucha fuerza y energía. Yo no sé que me sucedió que de inmediato, metiendo la mano por debajo de mi corta falda, yo misma comencé a hurgar, con mis propios dedos en mi vulva.

Así que mientras Ramiro se clavaba a Fernando, yo me auto satisfacía viéndolos, mientras mi esposo, le pedía que le dejara toda la leche caliente bien adentro de su recto, así
disfruté de otro intenso y muy fuerte orgasmo como nunca antes lo había gozado. Fue al rato cuando me encontraba lavándome en el bidet del baño de mi habitación que vine a darme cuenta, de porque a mi marido, le encanta también darme por el culo y verme gozar como una perra….

 

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