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Mi primer orgasmo | Relatos Eróticos de Lesbicos

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Era la mayor de siete hermanos, en casa no es que faltase de nada, pero los caprichos estaban prohibidos, mis padres pasaban mil apuros para conseguir llegar a final de mes, y desde luego estudiar en un buen colegio, era un lujo, que no estaba a nuestro alcance.

Pero yo parecía espabilada y entre mi profesora y el alcalde del pueblo me consiguieron una beca de estudios.

Me internaron en un colegio de religiosas, la mayoría éramos niñas que por un motivo u otro tenían a sus padres lejos, y pasábamos incluso las vacaciones con las hermanas.

Allí conocí a Imelda, era una niña menuda, morena, la primera vez que la vi. estaba en el despacho de la directora, mis padres se despedían de mi y la directora le pidió que me acompañase a la habitación, cogió una de mis maletas y nos fuimos, era la primera vez que me separaba de mis padres y estaba muy triste ,ella me contó que era canaria y sus padres habían emigrado a Venezuela, llevaba internada desde los 7 años y ahora ya teníamos dieciseis.

Nos hicimos inseparables, nuestras camas estaban juntas y nos convertimos en el terror de las hermanas, no había día que no hiciésemos alguna diablura pero las dos éramos buenas estudiantes y sacábamos los cursos sin grandes problemas.

Pasaron tres años ella acababa de cumplir los 17 y a mi apenas me faltaban 4 meses, se acercaba la Semana Santa, Imelda recibió carta de sus padres, una hermana de su madre también emigrante vendría a pasar un mes a Tenerife, y vendría a visitarla, cargadita de regalos, se pasaba el día hablándome de ellos sobre todo de su primo Alex al que no veía desde que tenia 11 años y ya entonces lo encontraba guapísimo.

Yo estaba tan emocionada como si las visitas fuesen para mí……..

Llegó el día tan esperado, la llamaron por el altavoz que tenía visita, estábamos juntas y vi. como se alejaba y subía las escaleras, me sentí sola, y me senté en un banco, estuve mas de media hora pensativa, cuando la vi. Volver con una gran sonrisa.




- corre ven tenemos que vestirnos, mis tíos nos invitan a comer-


- Ella había pedido a sus tíos que yo les acompañase y no pusieron ningún inconveniente, nos vestimos con nuestro uniforme de fiesta (allí no teníamos otra ropa) y contentas volvimos a la sala donde nos esperaban sus tíos y su primo Alex…..

Alex era alto, moreno, unos ojos verdes preciosos y un acento dulce y sensual, que hizo que mi corazón se alborotase, tenía 18 años pero aparentaba mas, se le veía seguro y siempre tenía una palabra ocurrente o una broma para hacernos reír.

Durante la comida, no podía apartar mi mirada de él y creo que se dio cuenta, después de comer fuimos a un parque, jugamos, corrimos, nunca lo había pasado tan bien… cuando por la noche nos acompañaron al colegio, se despidieron con un beso y me pareció o quiso parecérmelo que conmigo se entretenía algo mas y me sentía dichosa.

Los tíos de Imelda habían alquilado una gran casa cerca de la playa y querían que pasase las vacaciones con ellos, creo que yo le guste a Alex porque pidió a sus padres que yo también les acompañase. Faltaba una semana y telefonearon a mis padres para pedirles permiso, mis padres se sentían culpables por no poder venir a buscarme y no pusieron objeción alguna, y agradecidos quedaron en enviar una maleta con mi ropa, Imelda y yo nos pasábamos los días haciendo planes, yo le preguntaba cosas de su primo, era el primer chico que había llamado mi atención, creo que mis hormonas estaban receptivas.

Y llegó el gran día…………..

Vinieron a buscarnos temprano, nosotras estábamos excitadísimas eran nuestras primeras vacaciones juntas fuera del colegio, soñábamos con Alex y lo bien que lo íbamos a pasar.

Tuvimos que salir con el uniforme, porque nuestra ropa ya estaba en casa de sus tíos, nos sentamos detrás, en el coche, Alex al centro y nosotras a los lados, por el camino bromeaba con nuestras faldas, lo largas que eran, nos la subía diciendo que unas piernas tan bonitas había que enseñarlas.

Llegamos a una gran casa de dos pisos, en el piso de abajo, había un gran comedor, la cocina, el aseo y la habitación de los tíos, arriba habían cuatro habitaciones y un cuarto de baño. En una de las habitaciones dormiría Alex, y nosotras elegimos una de las habitaciones de dos camas, no queríamos separarnos.

La primera noche no pudimos dormir, estuvimos casi toda la noche hablando, y por primera vez tocamos el tema del sexo, me pregunto si yo me masturbaba, yo nunca lo había hecho en esos temas era bastante infantil, solo tenia como un pequeño recuerdo en la mente de una experiencia de niña y no me gustó.

Ella me dijo que cada noche en el colegio, cuando se apagaban las luces, se tocaba su cosita y sentía un hormigueo que recorría su cuerpo…

Yo la escuchaba e instintivamente mis manos bajaron a mi cuevita, empecé a explorar para ver si también yo sentía lo mismo, tocaba y tocaba y no sentía nada, introducía los dedos como ella decía y lo único que sentía era dolor, y pensaba que vaya una tontería esto del sexo, pero bueno, tampoco quería pasar por tonta, por lo que no le decía nada, ella me preguntaba lo que sentía, y yo le dije que cosquillas, se levantó de la cama y vino hacia la mía…¡¡ déjame ver!! Ella era morena, muy velluda y yo tenía muy poco pelo, solo encima del monte en mis labios apenas una pelusilla, me dijo que tenía una cosita muy bonita, que tenía que sentir muy rico.

Me miró y vio que estaba seca, y se dio cuenta que en realidad no sentía nada.


-Espera y veras-me dijo

Se mojo los dedos con saliva y empezó a frotar mi clítoris, quería que yo le explicase lo que iba sintiendo, la verdad es que yo no sentía nada, volvió a mojarse los dedos y tocaba todos los rincones….. Al llegar a un punto, justo encima del clítoris, muy escondido entre los labios, sentí un trallazo, como si me hubiese pasado una corriente eléctrica, ella lo noto y se dedicó mas intensamente, sentí oleadas de placer que recorrían mi cuerpo, mi espalda se arqueaba, mis piernas se estiraban tanto que las rodillas parecía que se iban a descoyuntar, mis manos se aferraban a las sabanas y tuve que girar la cabeza y morder fuertemente la almohada para no lanzar un grito y despertar a su familia.

Sentí un calor extraordinario dentro de mi vagina, todos mis músculos se comprimían intentando oprimir algo que en realidad no estaba, mis glúteos se mojaron de algo viscoso que expulsaba mi vagina……

Imelda me miraba y sonreía, ¡ Uffffffffff ¡ ¡ que orgasmo ¡- dijo y yo que pensaba que eras frígida.

Me dio un beso y volvió a su cama, ya no pude dormir, solo pensaba en lo que había sentido, lo que estaba sintiendo aún, al final ya clareando el día se me cerraron los ojos.

 

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