Relatos Eróticos Lesbicos

Prendas | Relatos Eróticos de Lesbicos

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Como paso no lo se aun...
Me encontraba en "ese" lugar, y ya basta de exploraciones geográficas, cuando los anhelos nos llaman más a degustar.
Me encontraba sola, como siempre vagando mi vista en veredas oscuras de lo que parecía ser un frondoso Jardín; y esas fijaciones mías con los abultados matorrales florecientes, es indescriptible. Seguramente Safo entretejió sus redes vaginales y me hizo presa mucho más que la virginidad de Diana.
Mis cabellos se mecían conjunto a la tierna brisa de aquel encantado lugar, estando recostada contra un árbol, sintiendo la tierra fresca traspasando mis livianas ropas de "papel" contra mis nalgas... nada me seduce más que una tierno pelambre de hierba contra mi piel.... creía yo hasta ese íntimo segundo de sensación.
Veo, adormilada, otro cuerpo fugaz moverse en las sombras, fieles amantes que supuse únicamente mias, un cuerpo que dejaba la estela de una prenda holgada y femenina. Dejé de acariciar la suavidad de mis pensamientos para llevar la mano a mi pecho agitado.
Asustada miré en derredor, detrás de los árboles, detrás de arbustos bien recortados... nada; aquello parecía producto de la dulce locura que da la soledad acumulada.
La casa de mis huéspedes estaba silenciosa y dormida, ya que eran un martimonio y dos amigos que gustaban del descanso que provoca el transcurso del tiempo en el los huesos.
Estaba sola, nadie más tenia por que estar allí...!!
Esta vez me paré, y comencé a temerle al amparo del aquel encantado claro, me sostuve del fresno como si fuera mi salvación y exploré otra vez; la audacia de esa persona una vez más quedó expuesta cuando pasó detrás mío, rociando el piso de flores a modo de ofrenda.
Confundida y sorprendida me agaché recogiendo algunas... eran simples violetas.

—¿Ni con eso te acercas?...

Escuché esa voz plácida murmurar frente a mi, ahora a la poca vista, escondida detrás de un árbol.
Los cabellos y la mitad de su rostro me mostraba.
Alejé mi poca atención de la sencilla ofrenda y clavé mis ojos intensos en esa mujer.
La brisa llena de estío aflojaba su vestidura desparramándola a su alrededor elegantemente, mostrando sus pies descalzos y pequeños. Un ojo derecho y oscuro se asomaba con la mitad del rostro fijo en mi persona, el cabello le acariciaba de a ratos sus mejillas.
La respiración me falló en ese instante, más que antes, la raptora de mi tranquilidad estaba invitándome.
Sería un Hada? pensaba yo... no tenía alas. Había visto en mi que atributos?, me preguntaba.
Con desconfianza deje caer las tiernas flores a mis pies tambien descalzos y pequeños.
De pronto el aire se llenó de perfumes mientras las dos nos mirábamos a traves de los pasos que nos separaba una de otra.
La misteriosa mujer se llevó las manos al pubis y entrecerró ese ojo oscuro.

—¿Dónde tendría que ir?— pregunté con la voz ronca.

Con sólo hablarle estremecía mi vientre de estremecimientos.

—Dónde jamás has ido sola— susurró esta vez en tono plácido, satisfecho, como si tuviera la certeza de que yo iria donde ese Hada me guiara.

Me negué, sabiendo que no podía ser real, que era parte de un engaño de Noche y sus juegos...
Sólo rió de lado y se volvió corriendo, como llevada por el viento.
Murmuré estupideces, recogí las violetas y sin pensar me encontré persiguiendo a ese se que se me escapaba...Continúa?...

 

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