Relatos Eróticos Lesbicos

Un verano sensacional | Relatos Eróticos de Lesbicos

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Mi mejor amiga toda la preparatoria fue Minerva, obviamente una chava de mi edad, pasábamos horas y horas juntas, hacíamos las tareas, probamos nuestro primer cigarro juntas, hablábamos de los novios, en fin, todo lo que haces a los 18 años. Cuando acabamos la preparatoria, nos íbamos a ir a estudiar a diferentes universidades. Así, ese verano fue nuestro último verano juntas.

Los papás de Minerva eran divorciados, por lo que era común que los fines de semana la pasara con su papá, un hombre de unos 42 ó 43 años, muy atractivo, y aunque nunca se lo dije a nadie, su papá me parecía guapísimo. Alto, muy blanco, cabello oscuro, cultísimo, súper inteligente, con una voz súper profunda que a mí me derretía. Así que cuando me invitó a ir a su casa de Valle de Bravo con su papá, no dudé ni tantito en decir que sí. En aquellos tiempos el señor era mi amor platónico y yo era como otra hija más para él, en fin, el sólo hecho de ir escuchando su conversación en el camino del DF a Valle era más que suficiente para mí.

En fin, llegamos a Valle como siempre ya en la nochecita del viernes, cenamos y su papá nos mandó a dormir. Para variar nos quedamos platicando hasta tarde, y ya como a las 11 de la noche, su papá pasó a tocarnos la puerta para regañarnos porque no nos habíamos dormido. Apagamos la luz y encendimos una vela y así no se diera cuenta que seguíamos despiertas. Pasó una hora aproximadamente y se nos antojó un refresco, echamos un volado y a mí me tocó ir a la cocina.

Salí descalza para no hacer ruido, y al pasar por el pasillo principal, del segundo piso, vi que había luz en la ventana del estudio en la planta baja. Era luz como de televisión, así que me imaginé que el señor seguía despierto. Me asomé de lejos y buena sorpresa que me llevé cuando lo vi casi desnudo, sólo con la camisa desabotonada, sin pantalones, y con aquello en la mano. Me quedé helada. Voltee a ver la televisión y claro, estaba viendo una porno. Seguía helada, viendo por primera vez en vivo y en directo un pene. El sólo hecho de estar ahí viéndolo hizo que me mojara todita, sentí como si fuera una cascada. Nunca antes me había pasado. Siempre había sido curiosa para esas cosas, pero jamás había visto un hombre desnudo que no fuera en una revista.

Me regresé lo más rápido que pude al cuarto, sin hacer ruido por supuesto, y al entrar al cuarto, Minerva me vio agitada y me dijo "¿qué te pasó? ¿y los refrescos?". Yo visiblemente alterada (o excitada, como le quieran llamar), le dije "te digo, pero prométeme que no te enojas". Minerva se paró de la cama y me dijo "te lo prometo, ¿qué te pasó?". "Acabo de ver a tu papá desnudo", le conté.

A Minerva le dio una risa nerviosa y me pidió que le explicara qué había pasado, le conté que había cachado a su papá tocándose viendo una película pornográfica, pero que él no se había dado cuenta que yo lo había visto. Le comenté "¿te digo la verdad? la verdad es que me mojé cuando vi todo". Y contrario a lo que yo esperaba, que era que se enojara, siguió con su risa nerviosa y me dijo "me muero de ganas de ver una película pornográfica". Le dije que yo también, y convenimos "robarnos" una del estudio de su papá al día siguiente para verla en la noche.

Y así le hicimos, en la mañana del sábado, mientras su papá preparaba el desayuno, entramos a escondidas al estudio y encontramos el cajón con las películas. Escogimos una al azar y la echamos a la mochila. Pasamos todo el día veleando y en la noche después de cenar, regresamos a la casa. Dijimos que teníamos mucho sueño, que estábamos muy cansadas y nos fuimos a la recámara. Nos pusimos los camisones, y sin saber si esperar a que el señor se durmiera, decidimos poner la película a volumen muy bajito. Nos sentamos
en el piso y la comenzamos a ver. Al principio comentábamos lo que veíamos, pero luego nos quedamos calladas, las dos estábamos excitadas y clavadísimas en la película.

De repente Minerva me dijo "¿nunca te has tocado?". Y yo no supe qué contestar, me agarró desprevenida y mentí "no, nunca, ¿y tú?". La verdad es que nunca había pasado de roces por fuera de la ropa interior, pero ella era mucho más audaz y me contestó "yo sí, se siente súper rico". --"¿en serio?". "Sí, si quieres te enseño". Le dije OK, y me dijo que me sacara los calzoncitos y me subiera el camisón. Medio nerviosa lo hice, me dijo que me abriera de piernas y también obedecí. Yo de verdad estaba más que mojada con todo lo que había visto en la película, y creo que estaba así desde el día anterior que vi a su papá desnudo. Entonces, me puso las manos sobre mi conchita y empezó a masajear. Wooooooow, se sentía increíble, nunca me había sentido así y se lo dije. "¿Te gusta?", me preguntó. Le dije que sí, que se sentía muy rico, y ella me dijo "¿qué tal que yo te hago a ti y tú a mí?", le dije que OK, así que ella se sacó el camisón y quedó completamente desnuda, no traía calzoncitos como yo. Se sentó junto a mí, abrió sus piernas y la empecé a tocar. Wow, creo que estaba más mojada que yo. "¿Así está bien?", le pregunté. Y me dijo "menos fuerte, así, así, como en circulitos... como yo te hago.... sí.... ahí.... sí....suavecito....mmmmhhhh". Wow, yo sentía espasmos por todos lados, jamás había sentido nada así en mi vida. Esto era lo más excitante que me había pasado en la vida.

En eso, en la película empezó una chica a hacerle sexo oral a la otra. "¿Quieres que te haga eso y me dices qué se siente?", me preguntó. Le dije que sí, y se hincó en el piso, y me empezó a dar lengüetazos. Sentí un choque eléctrico por todo el cuerpo... "Ahhhhhhhhh" sólo alcancé a gemir. Me empecé a arquear, a mover involuntariamente... abría lo más que podía las piernas y su lengua mojada me recorría toda mi rajita suavemente. "¿Se siente rico?". "Ahhhhhhh", gemí, y asentí con la cabeza, pidiéndole con la mirada que continuara. Minerva volteaba a ver la película para imitar lo que hacían las chicas. "¿A qué sabe?", le pregunté. "Sabe delicioso", me dijo con mirada traviesa. "¿Te meto un dedito?", me preguntó. "No, soy virgen, mejor no", le contesté. "Tienes razón, mejor no". Y continuó con la lengua.... "yo también te quiero hacer", le dije. Se paró y se montó encima de mí, en lo que ahora sé que es un 69... probé por primera vez su conchita y la excitación fue aún mayor... sentí cómo me mojaba toda y sin esperarlo, sentí un espasmo en mi conchita y un placer que nunca antes había sentido. Había tenido mi primer orgasmo. El tener el sexo de Minerva en mi boca me ayudó a ahogar el grito de placer y no despertar a los demás en la casa.

Mi conchita se quedó muy sensible y me empezó a doler, así que me quité a Minerva de encima y la hice recostarse en la cama.... le acaricié los pechos y empecé a succionarlos... como había visto en la película... Minerva se abrió de piernas y empezó a masturbarse, pero le quité la mano y empecé a utilizar la mía. Estaba empapadísima, y no resistí bajarme a continuar probando sus juguitos. Le puse una almohada bajo la cadera y empecé a pasarle la lengua por donde se me antojaba, empezando a trazar así el mapa de su placer, a detectar dónde se estremecía más.... así estuve lamiéndole hasta que empezó a retorcerse más y a acelerársele la respiración, justo como a mí me había pasado momentos antes.

Después de eso, nos tranquilizamos, nos pusimos de nuevo la pijama, y nos dormimos como si nada. A la mañana siguiente nos metimos a bañar juntas y acabamos jugando en la tina. Así continuamos todo el verano. Finalmente, Minerva se fue a estudiar a Estados Unidos y nos distanciamos definitivamente. De repente veo a su papá en las páginas de sociales de las revistas, creo que cada día se pone más guapo, y lo recuerdo desnudo, así como las deliciosas noches (y días también) que pasamos Minerva y yo ese verano.

 

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