Relatos Eróticos Orgias

Clases particulares | Relatos Eróticos de Orgias

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Este relato sucedió cuando estaba en la universidad, con veinte años, me había quedado una asignatura que era muy complicada, y estuve todo el verano dando clases particulares. Las daba con una joven en su casa que acababa de terminar la carrera, se llamaba Elena, tenía veinticinco años, era rubia, 1´70, 55 kilos, linda, con tetas redondas y un buen culo. La clase la componíamos tres chicas de mi edad y yo, ellas se llamaban Patricia, morena, guapa, 1´70, 60 kilos, piel quemada por el sol, con grandes tetas y un culo respingón, María, morena, no muy guapa, 1´65, 55 kilos, tetas medianas y un culo normal, Raquel, pelirroja, con pecas, 1,75, 60 kilos, piel clara, tetas normales, y un culo redondo. Las clases eran bastantes intimas, y muchas veces dábamos un poco de clases y el resto lo empleábamos en vez de dar clases lo que hacíamos era hablar, contarnos los problemas y entre todos lo comentábamos. Una semana, empezamos a hablar de sexo, de relaciones tormentosas de algunas de las chicas, esa semana el tema era solo de eso, de las posturas, de las formas, de las variedades, cada uno comentaba sus vivencias.
El viernes de esa semana, estábamos dando clases, sentados en la mesa redonda, la profesora Elena, a su lado se sentó Patricia, después María, al lado yo, y al lado Raquel. La maestra empezó la clase pero se notaba que ninguno tenía ganas de clase, hasta que en un momento dado le comenté en voz baja a Raquel lo bien que le quedaban los vaqueros a la profesora, lo hice en voz baja, pero la Elena lo oyó, después María con el pie como queriéndome provocar iba acariciando con su pie mi pierna, Elena también se dio cuenta de esto, pero siguió la clase.
Al rato de estar así, Elena no aguantó más, se levantó, me miró, y me preguntó si le quedaba bien el pantalón, siguió diciéndome que si quería que se lo quitase para verle el culo, yo me quedé rojo. Después Patricia le dijo a la profesora que seguro que el culo yo lo quería ver, pero que más aun las tetas. Elena se dirigió a donde yo estaba y me besó en la boca, me levanté y puse a la profesora contra la pared mientras la iba desnudando, le quité la camisa, liberando su par de pechos con sus pezones muy duros. A continuación, y al mismo tiempo que ella me quitaba la camiseta, le quité el pantalón, observándose su hermoso culo. Seguidamente, Patricia se levantó, se vino hacia mí, se arrodilló en el suelo y me bajó los pantalones, después los slip, y mi polla salió como un resorte completamente erecta, después se levantó Raquel, que empezó a desnudar a Patricia. Después, Patricia cogió mi verga, sacó el glande y lo apoyó en sus labios, para más tarde írselo metiendo en su boca, introduciendo un buen trozo. María se puso tras Raquel, que estaba desnudando a Patricia y la desnudó también, cuando terminó de hacerlo, se puso de rodillas al lado de Patricia, y le arrebató mi polla con la mano, comenzando a darle lametones en la base de la misma, metiéndose los testículos en la boca, después empezó a lamer con rapidez la polla.
Pasado un tiempo, aparté a María, y coloqué a la profesora de pie de espaldas a mí, le abrí ligeramente las piernas, y fui besándola por el cuello, mientras con una mano le acariciaba el coño, el cual estaba muy húmedo, y cogiendo sus propios flujos fui acariciándole su culo, haciendo círculos en su ano con un dedo.
A continuación, tumbé boca arriba a Patricia sobre la mesa, coloqué sus piernas en mis hombros y la fui penetrando muy suavemente, haciendo pequeños círculos cuando la tuvo toda dentro, la chica arqueaba la espalda de placer. Comencé a follarla rápidamente, cosa que ella agradecía, pues tenía una gran excitación, le taladraba su coñito joven, hasta que no aguantó más y empezó a correrse de placer.
En ese instante, Raquel atrajo a María a donde ella estaba, y se empezaron a besar apasionadamente, juntando sus lenguas. María se sentó detrás de la cabeza de su amiga y fue primero besando la boca de esta y luego bajando por su cuello hasta llegar a sus pechos, que los lamía con ganas, cada vez que ella iba bajando su coño se acercaba a la boca de su amiga, que cuando estuvo a su alcance no dudó en tomar y comenzar a lamer, muy suavemente pero con firmeza, hasta que Raquel y Maria hacían un 69. Las chicas se iban besando apasionadamente sus respectivos órganos, mientras se iban follando el coño con los dedos a la vez que se los lamían, incluso algún dedo penetró sus respectivos anos. Las chicas estaban al borde del orgasmo, viniéndose en un gran orgasmo que lleno de líquidos la cara de sus amantes.
Seguidamente, agarré a Elena, la coloqué boca abajo sobre la mesa, y con mi verga fui jugando por su rajita, lubricando todo mi miembro, así como su coñito y su culito, al rato, coloqué mi polla en la entrada del ano y fui haciendo fuerza, introduciendo centímetro a centímetro mi pene, parándose cada cierto tiempo para que el esfínter se acostumbrase a la invasión, así estuve hasta que mis testículos tocaron sus piernas, entonces la saqué y repetí el movimiento varias veces, para cuando ya estaba bien lubricado, abierto, y acostumbrado su ano, empezar a follármela, de menos a más rápido, con las manos le acariciaba los pechos, los estrujaba. Al rato de cargarme su culito, saqué la polla de Elena, me tumbé en el suelo boca arriba, y Elena como una autentica amazona comenzó a cabalgar tras clavarse su polla hasta dentro de su coño, ella me gritaba que me la follase más, que era un cabrón, mientras cabalgaba de forma bestial, cada cierto tiempo contraía sus músculos y los relajaba para darme aun más placer. Minutos después, se desmontó Elena, me coloqué de pie, y Patricia delante de mí de rodillas empezó a mamarme mi polla, mientras Raquel me lamía el culo, Elena y María se besaban. Llegó el momento en que veía que ya no iba a poder aguantar más sin correrme, así que puse a las cuatro tumbadas en la mesa, todas alborotadas, y empecé a echarles todo el semen en sus cuerpos, para luego ellas irse lamiendo sus cuerpos hasta que no dejaron ni gota.
A continuación nos vestimos, y nos fuimos a nuestra casas, ese día habíamos tenido una interesante clase particular.

 

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