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Placeres del campo | Relatos Eróticos de Orgias

Publicado por Fantasito el 09/09/2020

Juan es el heredero de una estancia fundada hace varias generaciones. Es un campesino fornido, acostumbrado a los esfuerzos. Tiene 42 años, cuerpo musculoso, rostro agradable. Su mujer, Alicia, de 39 años, piel blanca, buenas formas, un poquitín gordita pero muy agradable. Sus hijos: Lautaro de 21, alto, deportista, universitario en la capital. Emilia de 19, un bombón, también universitaria, con la experiencia sexual de chica libre en la ciudad.
La estancia es solam,ente de agricultura, en verano, al mediodía y por la temperatura del sol s suspende la cosecha, se guardan las cosechadoras y los peones se van al pueblo hasta el amanecer del otro día.

Una siesta, Alicia, la madre caminaba cerca del establo, donde tienen dos yeguas grandes, ujnsemental hermoso y una potranquita muy joven.

Oye algún ruido y se asoma. Estaba Lautaro follándose la potranquita, subido a un cajón. Alicia entra, el hijo queda duro de la sorpresa, pero ella le dice: - Tranquilo, Lauti, todos tenemos que desahogarnos del sexo, sigue, termina, mi amor Lautaro sigue bombeando y llega la eyaculación, su madre, que había abrazado el cogote del animal busca en trapo para que el hijo se limpie.
De todas formas se había fijado en el tremendo tamaño de la verga de su hijo y quedó maravillada.
Al otro día, Lautaro, ya tranquilo con el aval de su madre fue a cojerse la potranquita, a su vez oyó un ruido y se asomó: vio a su madre, sobre dos fardos de pasto encimados, con un cuero de vaca curtido y sobado, las piernas muy abiertas y con el tolete gigantesco del sementalenterrado quien sabe hasta donde.

La mujer murmuraba - Cojeme, amor mío. - - Soy tu yegua.- - LLename de tu leche. --

El muchacho comenzó a pajearse, se fue acercando a su madre que estirando su mano lo reemplazó en la paja. En un momento Lautaro dijo me vengo. Su madre la acercó más y girándose, con la verga equina adentro le hizo una mamada mineíble. La catarata de semen que largó el hijo fue al estómago de su madre; la catarata de semen que largó el semental empapó a Alicia, chorreó por los fardos y formó un laguito en le suelo. De todas formas, la mujer alcanzó a beberse su ración de semen equino.
Las cosas comenzaron a estar claras. Entre hijo y madre ya había un acuerdo sexual.

LLegó la noche en la estancia. Alicia, ansiosa simuló dormir. Cuando Juan se durmió, se levanté silenciosamente y vestida sólo con un camisón fino voló al cuarto de Lautaro. Oh, sorpresa encontró a Emilia, totalmente desnuda, en la cama, ensartada hasta el fondo por su hermano. Quedó estática, luego, de a poco, comenzó a pajearse. En un momento gimió y Lauti, dándose vuelta la vio. - Ven, mamá, que despues te cojoa vos. -

Alicia no esperó, corrió a la cama desnudándose en el camino. En segundos la hija tuvo una gran orgasmo, Lautaro, entonces, empalmó a su madre que lo recibió con una calentura más grande que un incendio, obviemos el polvo que se mandaron madre e hijo, En descanso, al comentar, Emilia preguntó por la confianza que se tenían madre e hijo. Entonces los amantes le contaron sus aventuras en el establo. - La puta!! - - Y yo que me cuidaba de ir al arroyo para cojer con Capitán! - Ese es un perro ovejero grande de la estancia. - Mañana yo voy con ustedes al establo! -
Así, Alicia, Emilia y Lautaro se divertían en el establo mientras Juan gozaba de su bien ganada siesta.

Por la tarde, se acostumbraron, Alicia y Emilia a recorrer el arroyo, siempre acompañadas por Capitán.

Si alguien hubiera visto sus actividades hubiera exclamado: - Qué putas son! -
Pasado un par de días, y estando Alicia en la cocina, se le planta Emilia: - Mamá, quiero cojer con
papá.-

Alicia la mira durante un instante, sonríe y contesta: - Si puedes. -
Las cosas seguían como siempre, los tres depravados haciendo de las suyas y no se habló del tema del padre. Los equinos y el perro adoraban a sus amantes generosos, la cosecha terminó, los peones tomaron el descanso estival y la estancia era la paz. Paz llena de sexo, pero paz al fin.
Emilia, intrigaba, mientras tanto y el día llegó.
Pero eso será tema de otro relato.
Hagan bien las cosas, no desdeñen un segundo de sexo y esperen otra parte de estya hermosa familia.

 

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