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Sexo y orgias en sevilla, una maravilla | Relatos Eróticos de Orgias

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Lo que me decidió a contar esta experiencia fue en realidad la excitación que me sigue produciendo cada vez que recuerdo lo que me ocurrió el verano pasado en Sevilla.

Me llamo Ali, soy una chica normal, algo pelirroja, delgada, con buen tipo, y aunque nací en Sevilla, durante muchos años viví en Madrid, donde llevo una vida bastante normalita en compañía de Javi, mi pareja. Ahora tengo 28 años y esto que os narro me sucedió en Junio del año pasado cuando fui invitada a la boda de una prima y que aproveche para pasar unos días haciendo turismo y ... algo mas ...

Íbamos decididos a pasarlo bien. Tomamos el AVE, y ya en el viaje nos recorría un estado de excitación que presagiaba una visita a la vez mágica y morbosa. A mi chico le pone mucho que me miren y a mi también, llevaba un vestido de algodón blanco, muy ligero, como de gasa y ligeramente transparente. Pase yo primero con mi equipaje de mano mientras mi chico se quedo al principio del coche colocando el resto. No falto que nadie presente me dirigiera miradas de deseo e incluso alguno decidió arriesgarse a rozar su paquete por mi culo en el pasillo sin ni siquiera esperar a que colocase mi bolso en el portaequipajes. Fue como la chispa que hizo estallar mi deseo y comencé a tener toda clase de pensamientos de lujuria y deseo. Unos asientos mas adelante iban tres chicos que no paraban de mirarme, así que decidí obsequiarles con una vista de mis tetas agachándome a buscar algo en la cartera. No llevaba sujetador y la excitación y el aire acondicionado marcaban descaradamente mis duros pezones. Finalmente, mi chico llegó, que estaba observando todo desde el final del vagón.

Pasados unos minutos, comenzamos con el juego de excitar a todo el que pasará. Me hice la dormida, de forma que la falda se me quedo ligeramente subida y dejaba ver mis braguitas, luego fuimos a la cafetería, atestada de gente. El ambiente cargado de humo, los roces y las miradas me ponían a mil. Estábamos tomando ya nuestra tercera copa cuando aparecieron los chicos de nuestro vagón y que disimuladamente se acercaban hacia nosotros. Sin darle muchas vueltas, Javi les preguntó que de dónde eran y que se acomodarán en un pequeño espacio que quedaba libre junto a la barra. Como el espacio era muy estrecho y no paraban de pasar gente, me rozaba descaradamente contra ellos. Les invitamos a varias copas, dos o tres. Eran de Sevilla y habían ido a Madrid por trabajo. Les preguntamos que cuales eran los sitios para salir por Sevilla, especialmente en aquellos donde se pudiese ligar. Esta pregunta les dio a entender que buscábamos algo diferente y que a pesar de ser pareja nos mostrábamos dispuestos a todo. Fueron tomando confianza y uno de ellos incluso me puso la mano en la cintura. Javi le dijo si no quería tocarme el culo y no dudó en hacerlo. Metió su mano por debajo de mi falda y llego incluso a tocarme mi chochito. Se quejó de que no llegó a mas por el tanguita que llevaba puesto, y sin mas dilación, allí mismo, me lo quite y lo guardé en el bolso. Se quedaron estupefactos. Ahora tienes el camino libre – le dije – y mientras Javi y los otros dos chicos me miraban, me metió el dedo en mi rajita y comenzó a masturbarme. Me corrí enseguida, nunca había tardado tan poco. Tampoco nunca antes había hecho algo igual. Javi me dijo que fuésemos a uno de los servicios, pero al estar muy solicitados, el chico se quedo con las ganas. Me dio pena, pero ya estábamos llegando a Sevilla y decidimos volver a nuestros asientos. A decir por el tamaño del paquete de Javi y el de los chicos, estaban a mil y yo quería mas, nunca antes había dado un espectáculo como este, excitando descaradamente a varios chicos a la vez. En ese momento deseaba que me cogieran entra todos y utilizarme a su merced. Y ese fue el pensamiento que durante todo el tiempo me rondó en la cabeza.

Finalmente llegamos a la Estación de Santa Justa, era tarde, las 23:30, así que nos despedimos de los chicos y nos fuimos al Hotel. Tomamos un taxi y nos llevo a pleno Centro, junto a la Giralda. Javi intento meterme mano cuando subimos a la habitación, pero le convencí para que esperara, así que dejamos las maletas y nos fuimos a cenar de tapas por los alrededores. De nuevo, bares con mucha gente y en la puerta y es que Sevilla para eso es alucinante. Te ves plazas enteras llenas de gente, como si de una feria se tratase y al final acabas hablando con la gente como si los conocieras de toda al vida y lo que es mejor, no conoces a nadie y nadie te conoce a ti, lo que te da libertad para lo que quieras. Las tapitas, las cervezas, y sobre todo, el recuerdo imborrable de mi mente de lo ocurrido en el tren, me hacia estar cada vez mas y mas excitada. Por otro lado, Javi al verme así y volverme tan descarada le excitaba y no paraba de ejercitar su mente calenturienta y de provocarme pidiendo que imaginase cosas. Nos sentamos en unas escaleras de la Plaza del Salvador, y de nuevo deje que todo el mundo viera mis bragas y tal y como les decía, rápidamente entablamos conversación con unos chicos y chicas que llevaban sus propias bebidas. A juzgar por lo que les faltaba a las botellas, habían bebido bastante, además, no se andaban por las ramas y ya en las presentaciones me regalaron algún que otro magreito. Javi estaba entretenido con dos de las chicas, muy atractivas, por cierto. Comencé a recordar lo sucedido en el tren y de nuevo una excitación empezó a recorrer todo mi cuerpo, me sentía poseída por las miradas de todos, hacia calor, tenia mis piernas abiertas y mi sexo a muy corta distancia del chico que estaba sentado un par de escalones mas abajo. Este comenzó a mirar y disimuladamente, sin que el resto lo notase eché hacia un lado el tanguita dejando a su vista mi rajita, recién depilada y rezumando los jugos de mi gran excitación. Estaba loca por enrollarme con ese chico desconocido pero no me atrevía a hacerlo allí mismo. Javi, que se estaba percatando de todo me sugirió que me fuese al hotel ya que estaba a escasos metros de allí. Dude un poco, nunca había estado con otro chico durante esta relación, pero ese fue el trato del juego. Finalmente acordamos que Javi me recogería en 1 hora.

En el corto camino, paramos varias veces para besarnos, tocarnos. El chico era alto, de unos 24 años con un culo de muerte y una polla exquisita. Ya en el hotel, en el ascensor, me subió la falda y me quito el tanga, metiendo su lengua en mi rajita. Por la posición no llegó mas allá del clítoris pero me hizo tener casi un orgasmo. Entramos en la habitación y sin parar me termino de desnudar, me tiró violentamente en la cama y me abrió de piernas. Ahora si que tenia mi sexo a su entera merced, me lamía de arriba hacia abajo y metía su lengua en mi culo. Desabroché sus pantalones y se los baje hasta tener acceso a su gran polla. Se la chupé hasta que finalmente se corrió fuertemente sobre mi cara y boca. Estoy me hizo desatar en una gran y prolongado orgasmo mientras seguía chupando sin detenerse. A los pocos minutos me vino otro orgasmo, mas fuerte aún que el anterior. Paramos un momento, necesitaba fumar un cigarrillo mientras me reponía. De repente llamaron a la puerta. Pensé que venia algún empleado del hotel que nos había oído. Era Javi y venia acompañado con dos chicas a las que les había prometido un espectáculo porno. Se sentaron en la cama junto a nosotros y se pusieron a mirar mientras nos acariciábamos. El chico me puso a cuatro patas y me metió su polla. Una de las chicas comenzó a tocarme las tetas y a besarme la espalda y la otra con su mano me daba en el clítoris. Javi le bajo las bragas a esta última y comenzó a masturbarla. Nunca lo había hecho con una chica pero dado el grado de excitación, no solo no me importo sino que me resulto agradable. La chica que se acariciaba se desnudo y se tendió frente a mi, se abrió de piernas y agarrando mi cabello, hundió mi cabeza en su coño, comencé a lamer mientras el chico me follaba y sentí como se corria a pesar de tener puesto un condón. A mi todavía me quedaba y me concentre en el precioso coño de la chica mientras el chico me daba con sus dedos. La chica se retorcía de placer y al notar su orgasmo, me corrí de nuevo. Javi se corrió a la vez y decidimos parar e ir a comer algo, así que nos duchamos y nos fuimos de nuevo.

Esa noche ya no pasó nada fuera de lo común, solo que cuando regresamos, follamos como locos hasta caer extenuados y quedarnos dormidos. Había sido todo increíble, nunca había pasado un estado de ninfomanía como este, estuve a punto de proponerle al chico que estaba en recepción que subiera pero Javi me paró.

Al día siguiente, la boda era por la tarde, así que pasamos la mañana visitando la Giralda y Los Reales Alcázares, y por supuesto, calentando a los “guiris” que había por allí. Almorzamos a base de tapas en un bar cerca de allí y nos fuimos al hotel. En la parte de arriba había una piscina, pero como no lo sabía no llevé traje de baño, así que tomé una de las tanguitas que mas se pareciera a un biquini, una camiseta y me fui sola a tomar el sol. Una vez allí me quedé en topless y tomaba el Sol. No había casi nadie, tan solo una pareja de extranjeros, y otra chica joven. De vez en cuando subía un camarero, al cual le pedí un refresco. Este no me quitaba la vista de encima e incluso pude observar su empalmamiento. Por un momento pensé en comenzar con las andadas pero decidí guardar fuerzas para la noche.

Ya después de la siesta, nos vestimos y esperamos a que nos vinieran a recoger mi primo Mario, hermano de la que se casaba. Era un chico joven, de unos 19 años al que casi no conocía, ya que mi relación con mi prima fue mientras ella estudiaba un master en Madrid. Javi llevaba un traje de chaqueta, y yo una falda con mucho vuelo y una camisa de seda totalmente transparente con una chaquetilla por encima. Como llevaba unos pantis de esos enteros, decidí no ponerme bragas. Javi no lo sabia.

La ceremonia fue en una iglesia en la Zona de Nervión y el convite en un Cortijo muy bonito que estaba en Espartinas, en el Aljarafe. De nuevo nos llevó mi primo, pero esta vez traía a tres amigos suyos. Javi se sentó delante y guiñándome un ojo dijo que mejor yo me sentara encima de unos de los chicos, ofreciéndose los tres como candidatos a asiento. Al principio estaban un poco cortados pero al ratito ya se las ingeniaban para tocar “sin querer”. Llegamos, y después del aperitivo y la cena, comenzó el baile y la barra libre. A estas alturas ya habíamos bebido cerveza, vino y ahora las copas. Mi primo y sus amigos, con quienes estuvimos sentados en la mesa, estaban casi como cubas y Javi, ni os cuento, se puso a bailar y no paraba. Cuando quedaban solo gente joven, aflojaron la luz y aquello parecía una discoteca. Los dos amigos de mi primo no paraban de tirarme los tejos. Me quite la chaquetilla y si se acercaban me podían ver las tetas. Yo decidí hacerme la borracha (mas de lo que estaba) y les pedí que me ayudaran a encontrar el baño de chicas. Me cogieron del brazo y me llevaron. Una vez en la puerta, les dije - ¿no queréis pasar? – Tenéis que ayudarme no vaya a ser que me caiga – Me puse ha hacer pis mientras ellos me miraban y desde esa postura les baje las cremalleras de los pantalones y comencé a hacerles una espectacular mamada. Se corrieron en seguida, pero me levantaron, y entre los dos, como si de una violación se tratara, me desnudaron, me pusieron de culo y me follaron. Esta parte nunca se la conté a Javi ya que paso en apenas 15 minutos. Finalmente, sobre las 5:00 am acabo la fiesta y un autocar nos llevo a Sevilla dónde tomamos un taxi hacia el hotel. Al día siguiente, nos levantamos y nos fuimos directamente a la estación para tomar el AVE.

Todavía hoy, no pasa ni siquiera un día en el que recuerde esos momentos sin producirme una gran excitación. Fue un juego maravilloso que nos hizo vivir otra etapa de la relación en pareja y cuando hacemos el amor y comentamos algo sobre esto es maravilloso los orgasmos que tenemos.

Deseamos con ansia hacer algo parecido, en Sevilla, o en alguna otra ciudad ...

 

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