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Una chica ninfomana | Relatos Eróticos de Orgias

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Les voy a contar la historia que me sucedió hace unos años. Tenía una compañera de clases, Tere, que aunque no éramos novios, si nos liábamos muchas veces. Llegamos a final del curso, y la clase organizó una excursión, para irnos un fin de semana al campo. El viaje fue un poco largo, pero al anochecer del viernes ya estábamos en nuestro destino, una llanura junto a un bosque, con nuestras dos grandes tiendas de campaña listas. Con nosotros iban dos maestros, y decidimos que en una se dormían las chicas y en la otra los chicos.
La primer noche hicimos una fogata y la pasamos al lado de esta hasta que nos acostamos. Al día siguiente nos fuimos a conocer los alrededores, los profesores nos iban indicando que flores y plantas íbamos encontrándonos. Al medio día llegamos al campamento, y allí almorzamos. Tras comer, la mayoría se quedaron durmiendo la siesta, salvo seis, Juan, Pedro, César, Ana, Tere y yo, que decidimos ir a dar otra vuelta por los alrededores, caminamos un buen rato entre los árboles, hasta que al final llegamos a un lugar donde había una pequeña laguna, como hacía calor, los tres chicos se metieron en la laguna, Tere, Ana y yo nos quedamos en la orilla, aunque mi compañera se quitó la sudadera, quedando con una camiseta blanca, que dejaba entrever sus prominentes pechos redondos, lo cual me excitó bastante, lo mismo hizo Ana, quitándose la sudadera, quedándose con una camiseta celeste, dejándose adivinar la forma de sus pechos, que aunque estaban bien, no eran como los de Tere, los tres nos sentamos, y nos pusimos a hablar mientras se bañaban.
Al rato, Ana se fue a orinar, nos quedamos solos los dos, yo empecé a besar a Tere, poco a poco las caricias fueron más íntimas, nos acariciábamos, y como los muchachos estaban allí, decidimos irnos a otra parte, nos colocamos en un lugar plano, detrás de unas rocas, nos acostamos, nos besamos y las caricias cada vez eran más atrevidas. Entonces, Tere me dijo que me quitara la ropa, yo rápidamente le obedecí, me quedé completamente desnudo, y seguidamente procedí a desvestirla a ella, le quité la camisa y el sujetador, contemplé atónito los hermosos pechos, y empecé a besarlos tras haberla acostado sobre la ropa. Después le quité su pantalón y a continuación su tanguita, y finalmente sus tenis, Tere quedó totalmente desnuda ante mí, contemplé su hermoso cuerpo, y pasé a besar su cuerpo, desde el cuello, pasando por los hombros, los brazos, los senos, el estómago, hasta que llegué a su rajita, coloqué mis manos en sus senos, acariciándolos, y mi boca jugó con su clítoris, lo besé, lo lamí y escuché los primeros gemidos de ella. Abrió un poco las piernas, y metí mi lengua en su raja, se retorcía, ella pedía más, que le diera más placer, seguí así durante un rato, hasta que no pudo más y empezó a soltar sus jugos.
A continuación, me levanté, y ella se lanzó sobre mi verga, mi miembro estaba frente a su cara, ella me la mamó sin dilatación, saboreaba mi pene, lo lamía de arriba abajo, recreándose, para después introducirlo en su boca, poco a poco se iba perdiendo dentro, y tras un rato empezó a pajearme con la boca, la polla salía de dentro a afuera, yo estaba ya muy excitado, así que justo antes de correrme, la agarré de la cabeza, y saqué mi pene de su boca.
Seguidamente, me incorporé, Tere se tumbó, con las piernas abiertas, yo me coloqué entre sus piernas y puse mi pene a la entrada de su vagina, se lo metí despacio, gozando la penetración y dejando que se acostumbrara a la verga que la penetraba, estaba bastante lubricada, mi verga terminó de entrar con relativa facilidad, una vez dentro, comencé a bombearla, el placer era inmenso, hasta que sentí como ella tenía un orgasmo, gritó con fuerza y se aferró a mis hombros, al tiempo que me apretaba el pene con su vagina, haciéndome disfrutar de esto, lo que hizo que me corriese sin tardanza, llenándole su vagina de mi leche, ya que no había problema porque tomaba la píldora anticonceptiva, seguidamente nos abrazamos y acostamos juntos.
Cuando levanté la vista, vi que Juan, Pedro, César y Ana estaban a nuestro alrededor, como Tere y yo estábamos desnudos, intenté cubrirla, al tiempo que les preguntaba por lo que querían, ellos sonrieron y no respondieron, hasta que Ana tomó la palabra, y nos dijo que estuvieron viéndonos cuando hicimos el amor y que los dejamos muy calientes, yo les pregunté por lo que quería que hiciera, y ella respondió que los tres chicos estaban pensando la posibilidad de hacer un intercambio, miré con cara de no entender, y Juan me dijo que querían que Tere lo hiciera con ellos y Ana conmigo. Rápidamente les respondí que estaban locos, pero Pedro respondió que Ana estaba de acuerdo, me giré hacia Tere, estaba viéndonos sin decir nada, yo le pregunté por su opinión, y ella dijo que no sabía, le pregunté que como que no sabía, y ella me dijo que sería una nueva experiencia, yo le dije que estaba loca, y me largué del lugar caminando.
Ana me alcanzó rápidamente e intentó calmarme, pero estaba muy molesto, pues nunca creí que Tere fuera así, se lo dije a Ana y ella replicó que sino me gustaba ella, no respondí, y ella continuó diciéndome que yo le gustaba a ella, y que si ella me gustaba era mi oportunidad de ponerle los cuernos a Tere, le dije que ella estaría con tres, y ella respondió que ya había empezado, mirando hacia el grupo. Miré yo hacia ellos, y Tere y Juan estaban sentados besándose, él le sobaba las tetas y ella le acariciaba la entrepierna por encima del pantalón, mientras los otros dos se desvestían. Entonces Ana me dijo que la dejara disfrutar y que yo disfrutara también, pregunté que como, y ella me dijo que la complaciera, le dije que sí con la cabeza.
Ana empezó a quitarse la ropa y me pidió hacer lo mismo, lo hice, ante mí tenía a ella desnuda, con su cabello largo negro, morena, ojos grandes negros, pechos firmes y nalgas redondas. Miré a Tere, y ya estaba follando con Juan, él encima, mientras los demás aguardaban su turno, de momento, sentí la boca cálida de Ana besándome la verga, estaba arrodillada, con su hermoso cuerpo hincado chupándome los testículos, después el miembro, Ana mamaba mejor que Tere, me pasaba la lengua por toda la polla, se la metía entera, era una gran mamadora, de ensueño.
Tras un rato, me separé de ella, miré a Tere, y ahora Pedro estaba encima de ella, yo me puse junto a Ana y suavemente la acosté en el pasto, besé su cuerpo maravilloso, lo acaricié, metí un dedo en su vagina y la sentí húmeda, estaba muy excitada, me coloqué sobre ella, y poco a poco metí mi verga en su coñito, Ana gimió de placer, entró entera, y después poco a poco, empecé a entrar y salir de su vagina rítmicamente, ella se movía al mismo ritmo, nos besábamos, nos abrazábamos y nos acariciábamos, un buen rato más estuvimos follando así, hasta que después la giré y la puse a cuatro patas, y penetré su coño por detrás, continué con el ritmo, ahora con el coñito más apretadito, a la vez veía a Tere follar con César, eso me enrabietaba más, y cada vez me tiraba a Ana más fuerte, hasta que estallamos en un orgasmo gigantesco ambos.
Cuando terminamos, Ana se recostó en mi pecho un rato, y después nos levantamos y nos fuimos hacia el grupo, allí estaban los tres tíos tumbados al lado de Tere, la cual tenía toda la cara llena de semen, se habían corrido los chicos en su cara. Después fuimos con el resto de la clase, y continuamos la excursión.

 

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