Relatos Eróticos Primera Vez

En el internado | Relatos Eróticos de Primera Vez

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Actualmente ya no se acostumbra mandar a las chicas o chicos a estudiar en un internado porque tampoco existen muchas instituciones de este tipo. Pero esta historia ocurrió hace ya varios años y mis padres decidieron que yo fuese a uno de ellos porque pensaban que allí recibiría una buena educación. Y no se equivocaban aunque tal vez no se imaginaban que tipo de educación iba a recibir y que era lo que iba a aprender.

Después de los trámites pertinentes me inscribieron en un internado solo para señoritas en el cual ingresé cuando acababa de cumplir los 16 años. Llegué el día fijado para el comienzo de los cursos y me indicaron la habitación que tendría que ocupar durante mi estadía en el instituto. Dicha habitación la iba a compartir con otras dos chicas de mi misma edad a las que no conocía, aunque pensé que ellas eran amigas desde hacía tiempo como después pude comprobar.

Nos presentamos (mi nombre es Lucía) y ellas se llamaban Shirley y Ximena. Ambas eran muy bonitas pero sobre todo Shirley. Tenía el pelo largo y rubio, sus tetas eran redondas y firmes aunque no muy grandes, tenía un culito respingón y sus piernas estaban perfectamente torneadas, realmente era preciosa. Ximena también era bonita, pero era de pelo negro aunque de tez clara y un poco más pequeña que Shirley. Yo aunque quede mal decirlo me considero bastante atractiva pues siempre tuve éxito con los chicos.

Les debo confesar que yo por ese tiempo no sabía nada sobre el sexo pues mis experiencias con chicos no pasaban de manoseos y besos de lengua, pero nunca habían ido más allá. Mi única práctica sexual era por ese entonces la masturbación, que luego de que una amiga me enseñó a hacerlo, me masturbaba bastante seguido cosa que disfrutaba llegando al orgasmo y de esa manera calmaba mis calenturas, que con mi edad eran bastante frecuentes. No me costó mucho hacerme amiga de mis compañeras de cuarto, les contaré cómo ocurrió.

Los días en el internado eran todos iguales, teníamos clases de mañana y luego del almuerzo y debíamos acostarnos temprano pues las luces se apagaban poco después de la cena y como también debíamos despertarnos temprano era necesario que durmiéramos lo suficiente. Solo nos acostábamos tarde los sábados porque los domingos no teníamos clase. Los sábados solamente teníamos clases en la mañana. El resto del sábado y todo el domingo teníamos el día libre para dedicarlo a la actividad que deseáramos. Algunas chicas hacían deporte en las diferentes canchas que existían en el predio y practicaban tenis, volley, etc. o gimnasia. Otra cosa que podíamos hacer era ver televisión para lo que contábamos con tres salas por si deseábamos ver diferentes programas o ver algún video. Algunas chicas preferían juegos de mesa. Todo esto era bajo la supervisión de las celadoras lo que no nos daba ninguna libertad.

El primer sábado que pasé allí no sabía qué hacer y como no soy aficionada a los deportes luego de pasar un rato viendo un partido de tenis me aburrí, por lo que decidí ver televisión pero tampoco encontré un programa de mi agrado, por lo tanto me dirigí a mi habitación donde no nos vigilaban las celadoras. Cada una de nosotras teníamos llaves de la misma, y salvo cuando las celadoras hacían algún control, y aunque esto ocurría frecuentemente, teníamos bastante libertad en ellas. Yo pretendía leer una novela. La habitación estaba cerrada con llave y apenas abrí la puerta cerrándola tras de mí, vi algo que no esperaba. Shirley estaba acostada en su cama completamente desnuda y Ximena también desnuda le chupaba la concha y sin hacerme caso aunque me vieron siguieron con lo suyo.

Yo me quedé contemplando la escena y debo reconocer que ver a ambas desnudas y en esa situación me excitaba. Luego de unos minutos Ximena me dijo - Espero que no te sorprendas de esto, no creo que siendo tan linda nunca lo hayas hecho - Yo negué con la cabeza por lo que ella continuó preguntándome - ¿Querés probar?- y sin esperar que yo respondiera me tomó de la mano y me hizo poner en la cama en la posición en que ella estaba, quedando a pocos centímetros de mi boca la concha de Shirley. En esa posición llegaba a mí el rico aroma de la rajita de Shirley que la tenía toda depilada y casi sin darme cuenta se la empecé a chupar en tanto Ximena le chupaba las tetas y Shirley gemía de placer. Así pude descubrir el rico gusto de su conchita y busqué con mi lengua su clítoris y al encontrarlo lo besé con pasión.

Poco a poco los gemidos de Shirley se hicieron más fuertes lo que decía a las claras que lo estaba gozando, y que yo lo hacía bien pese a mi inexperiencia, hasta que al fin dio un suspiro llegando al orgasmo y se corrió pudiendo yo saborear sus jugos vaginales, cosa que me encantó. Ellas no me dieron tiempo para descansar y en un instante habíamos cambiado de posición. Ahora yo me encontraba acostada en la cama con las piernas abiertas y Shirley y Ximena se alternaban para chuparme la concha y mientras una lo hacía, la otra me besaba en los labios y me manoseaba las tetas cosa a la que yo correspondía haciendo lo mismo. Después de un ratito me corrí teniendo uno de mis mejores orgasmos. Como Ximena aún no había tenido su orgasmo Shirley y yo nos esmeramos para que no se quedara con las ganas y entre ambas le hicimos mimos y caricias con nuestras manos y lenguas en sus tetas, culo y concha hasta que ella también logró llegar al punto máximo del placer corriéndose como loca.

Después nos besamos y acariciamos para dar por terminada nuestra sesión de sexo por ese día, porque a la noche nuevamente hicimos el amor como lo habíamos hecho en la tarde. Luego de ese día siempre que podíamos y atentas a que las celadoras no nos descubrieran pasábamos los días juntas haciendo el amor de a dos o entre las tres enseñándome ellas distintas posiciones para poder disfrutarlo más y una de las que yo prefería era el 69. Claro que generalmente esto pasaba los fines de semana, pues los demás días entre las clases, y como debíamos estudiar porque de cualquier modo tendríamos que aprobar los cursos, los demás días no teníamos mucho tiempo para disfrutar de nuestros cuerpos.

Shirley y Ximena a pesar de que disfrutaban tanto o más que yo de nuestras relaciones sexuales, a menudo decían que no era lo mismo que estar con un hombre y sentir dentro de ellas una buena polla y que lo estaban extrañando. Yo quien nunca había tenido relaciones con un hombre, las escuchaba y sentía deseos de conocer y disfrutar tal como ellas decían que se disfrutaba, pues se notaba que ambas sabían lo que era hacer el amor con un hombre y tenían bastante experiencia en ello. En el internado sin embargo eran pocas las oportunidades de conocer a un chico u otro hombre, pues los únicos hombres que veíamos, eran algunos de los profesores de las materias que ellos dictaban. Ninguno de ellos era particularmente atractivo aunque el profesor de historia por ser el más joven se llevaba mejor con nosotras (sus alumnas), y como nadie conocía su vida particular, nos resultaba interesante por ese halo de misterio que lo rodeaba.

Shirley y Ximena pronto se interesaron en él y para llamar su atención en sus clases se sentaban en primera fila y levantaban sus faldas dejando ver sus piernas y sus muslos y yo como amiga de ellas, y porque tal vez de esa forma podríamos obtener mejores notas sin tener que estudiar mucho, las imité. El profesor nos miraba sin disimularlo y se ve que disfrutaba de ello cosa que a nosotras nos halagaba y cada vez nos hacía más atrevidas. Shirley deseosa de hacer el amor con un hombre aunque no le resultara particularmente atractivo se decidió a seducirlo, cosa que no le resultaría difícil dada su belleza y su audacia. Además según ella era mejor cualquier polla que ninguna.
Shirley empezó entonces a quedarse después de clases con cualquier excusa, o pretendiendo preguntarle algo que no había entendido sobre la materia y cada vez se acercaba más al profesor quien atraído por ella también se le iba acercando cada vez más. En un momento determinado estando solos él intentó besarla y ella al primer momento hizo como que no quería para luego corresponder a sus besos y sus caricias que no tenían nada de inocentes. Todo esto lo sabíamos Ximena y yo según Shirley nos iba contando de sus progresos. Lo que les cuento era a escondidas, pues si las celadoras sabían o tan solo sospecharan algo, el plan de Shirley se echaría a perder. No pasó mucho tiempo para que el profesor le propusiera a Shirley hacer el amor lo que ella aceptó encantada. Para ello tuvimos que esperar a un sábado por la noche y ese día ayudamos a Shirley a escaparse del internado pese a la vigilancia que existía las 24 horas. Para ello Ximena y yo la cubrimos frente a las demás chicas y frente a las celadoras. El profesor le esperó en su coche que había aparcado a una cuadra del instituto. Luego la llevó a un hotel donde pasaron la noche.

Shirley regresó a primera hora del domingo sin que nadie hubiera notado su ausencia. Nos contó que la había pasado bárbaro porque el profesor tenía una polla lo suficientemente grande para poder satisfacerla y era muy buen amante. Habían tenido sexo de todas formas oral, vaginal, anal o como puedan imaginarse y ambos lo habían disfrutado. Esto nos contó Shirley a Ximena y a mí haciendo que nos calentáramos y terminamos haciendo el amor para calmarnos. Ximena y yo decidimos que nosotras también lograríamos acostarnos con el profesor.

Por lo tanto le tocó el turno de seducir al profesor a Ximena. No le costó mucho trabajo porque ella era tanto o más audaz que Shirley y al profesor le gustaban las jovencitas y se calentaba con ellas, más cuando eran tan bonitas. Entonces al poco tiempo fue Ximena la que escapó del internado para pasar la noche con el profesor y a su regreso nos relató que lo había pasado tan bien como Shirley y habían follado hasta que les faltaron las fuerzas. Después de esto me tocaba a mí y seduje al profesor. Debido a mi inexperiencia antes de encontrarme con él, Shirley y Ximena me adiestraron sobre lo que debía hacer y como debía comportarme para disfrutarlo al máximo pues como les decía antes nunca antes había estado con un hombre. Tenía confianza que como era profesor tendría aptitudes para enseñarme todo sobre el sexo. Igual que lo hicieron Shirley y Ximena el día en que debía encontrarlo me escapé del instituto. El profesor me esperaba a una cuadra del mismo en su coche y luego de besarnos subimos al carro para dirigirnos al hotel. Durante todo el trayecto que no era muy largo el profesor no dejaba de manosearme las piernas y llegaba con sus manos a mi concha la que acariciaba suavemente lo que me encantaba y hacía que me calentara a la vez que nos besábamos, lo que me sorprendía era que a la vez pudiera conducir el coche. En poco tempo llegamos al hotel donde se ve que él era conocido pues lo saludaron afablemente en cuanto llegamos y le dieron las llaves de una habitación. Apenas entramos en la habitación nuevamente nos besamos y acariciamos y él me preguntó - ¿Es tu primera vez? - yo asentí entonces él me empezó a desnudar y cuando lo estuve se desnudó. Al ver su polla me sorprendió su tamaño aunque no había visto muchas y ya me lo habían advertido. Era bastante grande y al principio temí que me pudiera hacer daño, pero lo que más deseaba, era sentirla dentro de mí.

Luego me hizo sentar sobre la cama y parándose delante de mí acercó su polla a mis labios hasta tocarlos con ella. Yo estaba bastante excitada y dándome cuenta que era lo que debía hacer, abrí mi boca para meterme toda su polla adentro aunque no pude hacerlo, por su tamaño me metí lo que pude de la misma, en tanto lo que no podía tragarme, lo agarraba con las manos. Hecho esto, se la empecé a chupar desesperadamente y era tanto el gusto que me daba que no quería largarla. Después de un ratito sentí que desparramaba dentro de mi boca toda su leche que tenía un sabor nuevo para mí que me gustó y me tragué todo lo que pude. Después de esto él enseguida se repuso entonces me acostó en la cama y poniéndose encima me puso la punta de su polla en la entrada de mi vagina. Dio un pequeño empujón y entró la cabeza, me miró a los ojos notando que era lo que yo deseaba y con otro empujón me la metió toda desvirgándome.

Al principio me dolió, pero no mucho, y empecé a disfrutarlo por lo que el profesor me la empezó a meter y sacar, y a cada metida yo gozaba cada vez más y le pedía que me lo hiciera más fuerte hasta que descargó su leche dentro de mi cuerpo. Descansamos un ratito no muy largo y entre besos y caricias nuevamente él tuvo la polla totalmente erguida y yo estaba nuevamente toda caliente y mojada. Entonces me hizo poner sobre la cama en cuatro patas y yo ya me imaginaba lo que iba a pasar. Primero empezó a pasarme una crema por el culo en tanto me iba metiendo sus dedos en él, para después apoyando su polla en mi agujero irla metiendo lentamente. A mí me dolía bastante y se me llenaron los ojos de lágrimas, pero poco a poco el dolor pasó y solo sentí placer. Era divino poder sentir mi culo lleno de carne y al poco tiempo ambos acabamos y me llenó el culo de leche.

Luego de descansar un ratito hicimos el 69 y nunca imaginé que fuera tan lindo hacerlo con un hombre pues solo lo había practicado con Shirley y Ximena. El profesor en ningún momento daba muestras de cansancio y yo quería que me siguiera follando por lo que nuevamente me folló por la vagina y por el culo gozándolo cada vez más y disfrutando cada vez que descargaba su leche dentro de mi cuerpo. Lamentablemente debimos dar por terminada la sesión de sexo pues ya estaba amaneciendo y yo debía volver al internado. Entonces él me acercó en su coche y luego de besarnos apasionadamente ingresé al mismo sin que hubieran notado mi escapada. Ese día más tarde les conté a Shirley y Ximena todo lo que había pasado lo que hizo que nos calentáramos y debimos calmarnos de la forma acostumbrada o sea teniendo sexo entre nosotras.
Después de estos acontecimientos entre las tres nos turnábamos para pasar la noche con el profesor, quien también se alegraba de poder follar con las tres, y yo cada vez aprendía más y me convertía en mejor amante comprobando que era un excelente profesor sobre todo en materia de sexo. Finalizado el curso aprobamos todas las materias obteniendo una nota muy alta en historia. Aunque fuera del internado también me gradué con honores en sexo gracias a las enseñanzas de mis amigas y del profesor y mi dedicación para aprender.

 

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