Relatos Eróticos Sadomasoquismo

Gozando de mi esclava | Relatos Eróticos de Sadomasoquismo

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Estás de pie desnuda abierta de piernas, con las manos en la espalda y la
mirada baja, tus senos rodeados por las cuerdas se están amoratando e
hinchando, la otra cuerda aprieta tu coño y se introduce en ti clavándose en
tu clítoris y ano. Yo te observo, tu estas nerviosa y excitada a la vez. Te
ordeno que te recuestes en la cama apoyando tan solo la parte superior de tu
cuerpo y que abras bien las piernas, tú lo haces, pero a mí me parece poco y
te digo "¡Puta ábrelas al máximo!, y levanta el culo" Abres al máximo las
piernas y te apoyas solo en la punta de los dedos de tus pies ofreciéndome
tu culo, no sabes que es lo que te espera. Yo te miro, toco tu coñito, el
cual empieza a estar húmedo, cojo un cinturón y empiezo a acariciarte las
nalgas, piernas y espalda. Ya sabes que es lo que te espera, vas a ser
azotada, tienes miedo del dolor que puedas sentir, te molestan las cuerdas,
sobre todo la de las tetas, las cuales notas como están duras. De repente
sientes un azote en tu culo, te escuece, das un respingo y un grito de
dolor. "Calla, cerda, no quiero oírte, si no eres capaz de aguantar, mejor
lo dejamos aquí". "No Amo, por favor, no chillare, te lo prometo", me dices.
Notas otro azote que cruza tus nalgas, este un poco más fuerte no dices
nada, pero tus manos aprietan las sabanas de la cama, te sigo azotando
rítmicamente, empiezas a notar el calor de los azotes en tu culo, espalda y
piernas. A cada azote notas como los nudos aprietan más el clítoris y el ano
Te duele pero la excitación puede más que el dolor, por fin tienes una
sesión real con tu Amo, y no quieres defraudarle, ya no sientes el dolor en
tus tetas, el dolor del clítoris y ano empieza a transformarse en placer,
sin darte cuenta empiezas a contar los azotes y a esperar el siguiente. De
pronto los azotes cesan, notas que te acaricio la espalda y el culo, muy
suavemente, giras tu cabeza y me miras, las lagrimas humedecen tus ojos, son
de dolor y de agradecimiento por el castigo recibido. Con cuidado te
levanto, té quito las cuerdas de las tetas y te las froto con cuidado luego
te las beso, sigo bajando lamiendo tu cuerpo y té quito el resto de cuerdas,
que se incrustan en tus partes más sensibles, me arrodillo y te lamo el
clítoris, primero poco a poco te doy lengüetazos, como lo tienes sensible
enseguida se pone duro, empiezas a notar gusto, luego notas como lo succiono
las piernas te empiezan a flaquear, estas a punto de correrte, de repente
paro, y me levanto. "Mastúrbate, zorra. Quiero ver cómo te mueves". Te tumbo
en la cama y te tapo los ojos con un pañuelo de seda, te abro las piernas y
te ato los tobillos a los extremos de la cama. Encoges los hombros mientras
mueves los brazos hacia delante, disfrutando de un relativo sentimiento de
libertad. Colocas las dos manos sobre tu vientre. Una sube para buscar tus
pezones, mientras la otra explora tu sexo depilado. Estas mojada y te
sientes súper cachonda. Gimes, tus pezones están duros, los acaricias
suavemente y empiezas a retorcerte sobre la cama. Los gemidos son cada vez
más continuos y tus dedos en el clítoris se mueven cada vez más rápido. Sólo
las cuerdas que te sujetan los tobillos, manteniéndote completamente abierta
te recuerdan tu situación de completa indefensión. Estas muy cerca del
orgasmo, y cuanto más excitada te sientes más difícil te parece poder
cumplir mi orden: "No tienes permiso para correrte, zorra. Pero te quiero
ver actuando como la puta que eres." Mi voz suena muy cerca de ti. Crees
sentir mi aliento contra tu mejilla, pero no estas segura. Instintivamente,
tus hombros se echan hacia atrás. Te arqueas levantando los pechos, tratando
de abrir las piernas un poco más para que te vea bien y te desee más.
Quieres sentir mis manos sobre ti, que te roce con mis labios, pero no te
atreves a pedirlo. Te esfuerzas en tratar de que tus movimientos sean más
pausados, tratando de evitar un orgasmo inminente. Sabes que no puedes
correrte, pero también eres consciente de que estas llegando a ese punto en
el que el roce más suave puede desencadenar una corrida copiosa. Empiezas a
desesperarte, deseando que te ordene parar o correrte o algo. Cualquier cosa
mejor que seguir como estas en este momento. No puedes contener un
estremecimiento de placer. ¿Qué te haría si te corres sin mi permiso? ¿Cómo
te castigare? La incógnita sobre el castigo que te impondré te excita. Casi
deseas correrte, disfrutar de tu orgasmo y descubrir el castigo que te
impondré. Gozarlo o sufrirlo por fin en tus propias carnes y no tener que
seguir torturándote con la incógnita. Aprietas los dientes para contener un
grito. Al momento, uno de mis dedos te acaricia los labios. "La boca
abierta, putita. Nunca debes cerrarla delante de tu dueño". Besas mi dedo y
enseguida tus labios se entreabren con un jadeo. No vas a poder aguantar sin
correrte, estas segura. Acaricio tus labios y poco a poco mi dedo va
entrando en tu boca. Rozo los dientes y la lengua. Me tocas delicadamente
con la punta de la lengua y me proporcionas largas y suaves caricias en los
dedos, tratando de demostrarme lo mucho que te alegraba que te domine. Tus
caricias en el clítoris se hacen más lentas y empiezas a desviarlas
discretamente hacia la vagina. Tratas de retrasar el placer todo lo posible,
pero te sientes tan caliente que no admites la más mínima presión sin
romperte. Y de pronto todo cesa. El dedo sale de tu boca y, con un
movimiento brusco, te quitó las manos del clítoris. Sientes una gran
frustración. Respiras hondo, tratando de relajarte, de tranquilizarte lo
suficiente para volver a prestar atención a lo que pasa a tu alrededor. Doy
de pronto un tirón a una de las cuerdas que te sujetaban a la cama y te hago
reaccionar. Desato tus tobillos. Sientes mis manos en tus caderas múltiples
posibilidades cruzan tu mente, cada una más preocupante que la anterior, más
atractiva, más deseable. Notas como mi pene se introduce en tu coño y
empiezo a bombear, sientes que no vas a poder aguantar, de repente algo
muerde tu pezón derecho, es un dolor agudo, mordiente, aún no te has
recuperado que pasa lo mismo en tu otro pezón, te acabo de poner un par de
pinzas, sigo bombeando y cuando crees que vas a correrte, notas un tirón en
tus pezones el dolor es intenso, paro de bombear. "¿Qué pasa?, ¿Porqué he
parado?" Piensas, De repente notas como vuelves a ser atada, las piernas
abiertas y los brazos también, sientes un olor extraño, no sabes que es, De
pronto sientes algo caliente en tus tetas, quema un poco pero te gusta. Te
quito, las pinzas de los pezones, los froto un poco y aprieto, para que
reaccionen y no te duelan, notas como tus pezones se cubren de cera, es una
sensación extraña, quema un poco pero te gusta, sigo soltando cera bajo por
entre tus tetas, el vientre, rodeo el ombligo, de repente notas algo frío en
el ombligo, te mueves para quitarlo y notas como una gota resbala por tu
cuerpo, un azote te hace reaccionar "estate quieta, y no te muevas", vuelvo
a colocarte el cubito de hielo en el ombligo y sigo con la cera, me acerco a
tu coño, y suelto más cera, ahí si que quema pegas un grito, entonces te
coloco la vela en la boca y te ordeno que levantes un poco la cabeza y
aguantes la vela con tu boca, la cera ahora cae de más cerca y esta vez si
que esta caliente, los pechos se llenan de cera, crees que no lo podrás
aguantar pero no puedes decir nada o la vela se saldrá de tu boca y entonces
seguro que te quemas. Te desato las piernas e introduzco un cubito de hielo
en tu coño, la sensación es horrorosa pues notas como el hielo por un lado
te quema pero por el te hiela el clítoris. Te levanto las piernas y notas
como mi lengua se introduce en tu ano, mojándolo, es una sensación extraña
pero que te da placer, notas que primero se introduce un dedo, poco a poco,
te duele un poco pero el placer es mayor que el dolor, notas como se dilata
el ano, luego entran dos dedos, y de pronto notas la punta de mi pene en la
entrada del ano, lo empiezo a introducir despacio, a la vez que te acaricio
el clítoris, te quito la vela de la boca y la apago, volviéndote a colocar
las pinzas que muerden tus pezones, notas como algo se introduce en tu
vagina, es el vibrador que has visto al entrar, lo conecto y empieza a
vibrar estas completamente llena. Tu coño penetrado por el vibrador, tu culo
por mi miembro, aumento la cadencia del bombeo, no sabes si vas a poder
resistir mucho tiempo sin correrte, cuando crees no poder aguantar más oyes
"Ahora si puedes correrte zorra", y sigo bombeando y acariciando cada vez
más rápido, de pronto noto como tu esfínter se contrae, y aprieta mi pene,
explotas en un orgasmo como nunca lo has sentido, yo me corro a la vez
explotando una catarata en tu interior notas como te inundo de semen tiro de
las pinzas y te las arranco de golpe y vuelves a explotar en otro orgasmo si
cabe más intenso que el anterior Me levanto y te la pongo en la boca "quiero
que me la limpies" Empiezas a chupar y sale otro chorro de semen que inunda
tu boca, tu lo intentas tragar, pero algo te rezuma por tus labios, con la
lengua relames las gotas y me limpias el pene.

 

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