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Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

La cafetera ya silbaba, y un agradable aroma de café inundaba la cocina. La jarra con el zumo de naranja recién exprimido, y las tostadas aún calientes, ya estaban sobre la mesa. Su marido, como cada mañana, apuraba los últimos minutos antes de bajar a desayunar. Por fin entró en la cocina correctamente vestido acabando de arreglarse el nudo de la corbata. Abrió el periódico por las últimas páginas, y mientras tomaba despacio el café que le acababa de servir y saboreaba unas tostadas con mermelada se absorbió en la lectura.

Luisa acabó de servir el desayuno y se sentó ante su marido separado ambos por las hojas del diario, mientras pensaba que a Miguel no había forma de verle la cara por las mañanas. Ya era una costumbre… como un rito… Mientras duraba el desayuno él se ensimismaba de tal forma con el periódico que ni siquiera escuchaba lo que ella le decía.

--Cielo… Aprovechando que los niños están de excursión, y estaré sola todo el día, podría ir hasta el centro y comeríamos juntos---

--Sí-dijo su marido con aire distraído---

--Había pensado que por la tarde podríamos ir al centro comercial, así adelantaríamos las compras de Navidad y Reyes---

--Sí, sí--- volvió a contestar su esposo, pero ella estaba segura que no sabía ni lo que le había dicho ---

--Mi madre llamó ayer tarde, dijo que seguramente que podrá venir a pasar Nochebuena con nosotros---

--Bueno---

Luisa ya empezaba a ponerse de mal humor, se daba cuenta que Miguel le contestaba por inercia, sin ni siquiera escucharla, y eso la enfadaba mucho.

--Hoy me tienen que traer dos "botellas de butano" (hacía casi dos años que habían instalado el gas ciudad y no necesitaban botellas) y voy a ducharme, porque el butanero está buenísimo, y quizás me dé un buen revolcón---

--Sí, bueno--- contestó Miguel

¡Eso ya era demasiado!… Luisa dio un golpe con la servilleta en la mesa y haciendo un terrible ruido al mover la silla se levantó. Miguel dejó a un lado el periódico y con cara sorprendida preguntó:

-- ¿Y ahora que te pasa?... ¿por qué ese mal humor?-

-- ¿Y lo preguntas?---dijo Luisa--- Mira… no tengo ganas de discutir, voy a bañarme… que tengas un buen día---

Subió deprisa las escaleras y rabiosa se encerró en el baño. Echó el pestillo, aunque sabía que Miguel no subiría para ver que le pasaba. Era un prepotente y nunca admitiría ser el culpable de su mal humor o de sus depresiones.

Llenó la bañera con agua caliente, derramó en el agua dos buenos puñados de sales aromáticas, y se introdujo en ella intentando relajar su tensa musculatura.

Muchas veces, después de una discusión con su marido, ese era su desahogo, el agua caliente calmaba sus nervios, y sus manos cada vez eran más expertas, porque cada vez eran más habituales los episodios como el de ese día.

Se entretuvo masajeando sus pechos, pellizcando los pezones, jugueteando con los rizos de su sexo, últimamente más descuidado, ya ni se depilaba… ¿Para qué?… Miguel estaba tan distraído que si le ponía una muñeca hinchable no notaría la diferencia.

Abrió con la mano izquierda los labios y con la derecha dirigió el chorro del agua templada a su sexo. Había descubierto por casualidad las agradables sensaciones que le producía, y no perdía ocasión de sentirlas.

Estaba masturbándose con el chorro del agua, dirigido a presión sobre su sexo, una ola de calor recorría su pecho y mil sensaciones diferentes se apoderaban de todo su cuerpo, sentía un hormigueo recorriéndola… se maravillaba de sus propias sensaciones, hacía tiempo que ella sola conseguía llegar a tales cotas de placer… A veces hasta había pensado que sentía más sola que en compañía de su esposo. Cuando estuvo satisfecha y muchísimo más relajada salió de la ducha, se miró al espejo y vio su figura algo rellenita, pero muy sensual, se vistió con una falda negra muy corta que tiempo atrás había hecho las delicias de su marido pero que ahora ni se enteraba cuando se la ponía, y una camisa rosa pastel con los botones superiores desabotonados sus pechos redondos y altos. Aquella era la parte de su cuerpo de la que se sentía más orgullosa, y no perdía ocasión de mostrarlos. El tiempo era caluroso, empezaba el mes de mayo y ese año el calor se había adelantado, pero ella se puso unas finísimas medias color carne porque tenía que ir al centro y le encantaba que los hombres la mirasen. Ya que su marido parecía no hacerle caso necesitaba sentirse atractiva para todos los demás, y cuando dio por terminado su arreglo personal se dispuso a recoger la cocina antes de irse.

Todo seguía igual, su marido jamás había quitado ni un plato de la mesa: eso es trabajo de mujeres, decía… El periódico continuaba sobre la mesa… abierto… la taza de café por la mitad… desde luego Miguel debió molestarse… bueno… ¿y qué?... también se molestó ella y nadie lo tendría en cuenta…

Cogió el periódico y vio que estaba abierto por la página de contactos… Claro… ahora comprendía porqué estaba tan distraído… porqué no le hacía el menor caso:

Sra. de lujo 40 años, pechos 120, cariñosa y viciosa. Lencería y vibradores150 €. Particular te le f…xxxxxx

Rusa bella 24 a. rubia, ojos azules 100 de pecho80 €. Particular…Telfs.xxxxxxx

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Seguro que Miguel eligió una de este último anuncio, últimamente era bastante exigente con sus ligues. Continuó repasando los anuncios, hasta llegar a uno que le llamó la atención. Muchas veces había pensado como sería el sexo por teléfono, y que debían sentir los que lo practicaban

¿Estas sola?¿ Ansiosa? ¿Deprimida?¡¡¡Llámame!!!Te aseguro que no te arrepentirás,Mi sensual voz te hará llegar al cieloY entre gemidos de placerTe quemarás en el fuego de mi pasión. Soy David para tiTeléfono xxxxxx 1,20 euros minuto

Ummmm estaba sola, relajada, pero a ella le costaba muy poco excitarse y pensando como sería el sexo telefónico estaba totalmente húmeda y preparada, se acercó al teléfono… lo cogió pensativa y lo pasó por su cara, acariciándose con él… por su pecho, inconscientemente hasta por los muslos, solo de pensarlo los pezones se le habían endurecido, si ella sentía tanto estando sola, ¿cómo sería escuchando frases calientes, gemidos. Estaba indecisa, pero solo de pensarlo volvía a estar excitadísima… soltó el teléfono y se dirigió a la cocina, al llegar volvió a ver el periódico y decidida arrancó la página y se dirigió al teléfono, marcó el primer número y sintió un escalofrío de excitación y tal como los iba marcando se sentía más y más mojada.

---"si...???! ¿Quién es..?--- dijo una sensual voz a través del aparato.

--Hola… no me conoces… soy Luisa… leí tu anuncio en el diario---

--Hola, Luisa... ¿llamas por el anuncio, verdad? Soy David...

--Veras, David es la primera vez que hago una cosa así, y estoy muy nerviosa---

--No te preocupes... piensa que estamos solos... que nadie nos ve... tranquila... me gusta mucho tu voz... cuéntame como eres...

-- ¡Gracias!… a mi también me gusta la tuya, da tranquilidad… soy morena, pequeña, regordeta, pechos redondos y grandes, muy fantasiosa y me encanta el sexo---

--Mmmmmmmm... Pareces muy mimosa... y creo que te gusta que te mimen muy despacito... ¿como vas vestida....?

Luisa se estaba relajando, la voz de David era muy tranquila, reposada, hablaba lentamente modulando las palabras y ella a cada momento se sentía más cómoda, comenzó a describirle su vestuario, pero se moría por saber como iría él vestido, y como era…

--Una falda negra muy cortita y una camisa rosa pastel, medias finas y zapatos negros de tacón alto, debajo llevo solamente un sujetador blanco totalmente de encaje abierto por delante y un tanga haciendo juego… ¿y tú, como eres y como vas vestido?---

-- moreno... atlético... con ojos color avellana... pelo ondulado...

-- suena muy bien---

--Voy vestido con un vaquero ceñido, un polo de manga larga con una camiseta debajo---

--Ummmmmmmmmmm ¿Te puedes quitar el polo? me encantan los hombres en camiseta, y con los pantalones ceñidos que marquen bien el paquete---

--Vale, ¿quieres que me quite el polo? Jajajaja que gracia tienes...

--Me gustaría, pero no quisiera que te resfriases y luego me culpes-

--Jajaja--¡¡¡ tengo la calefacción a tope!!!-

--Pues entonces me encantaría---

--Luisa.... ¿estás bebiendo algo?

--No, ahora mismo no---

--Quítate la blusa y ve a la nevera a prepararte una bebida con hielo....

--De acuerdo, bueno, me prepararé una coca cola, ahora no puedo beber alcohol he de conducir luego --No importa... bebe un poco... y con los labios húmedos... pásate los dedos suavemente por ellos... piensa que son los míos... ahora desabróchate la falda, déjala caer el suelo, y baja también tus medias, desabrocha el sujetador…. ahora mete los dedos en el vaso y saca un cubito… bajalo por tu cuello, por tus pechos, rodea con el los pezones, siente como se endurecen, ahora intenta pasar la lengua por ellos, la cálida y viscosa humedad de tu saliva, continua bajando el hielo, por tu vientre, el ombligo, el hueco se llena de agua, estas muy caliente y el cubito se va derritiendo, llegas a tu entrepierna casi no queda hielo, pásalo por tus labios vaginales, despacio, deja que termine de derretirse, ahora pon tus dedos helados dentro de tu coño siente como pasa el calor a tus dedos, estás ardiendo y tu fuego sube a través de tu mano…

--Ummmm estoy muy excitada…creo que esto va durar muy poco… no se si es la novedad, pero estoy muy húmeda.

---Piensa que estoy con el vaquero y la camiseta, frente a ti... preparado para darte placer, ansioso por cumplir todos tus deseos, quiero que te sientes en un sillón… un sillón de brazos y pongas una pierna en cada uno de ellos, me arrodillo delante de ti...

Se lo imaginaba a sus pies, la piel brillante del sudor, con la camiseta marcándole los pectorales, los ojos brillantes de deseo, los labios húmedos, ansiosos… Sabía que todo era fantasía, pero ella estaba sintiendo sus manos acariciarle los hombros, bajar por sus pechos, su cintura, sus muslos, imaginaba ver un hermoso bulto que amenazaba con romper los pantalones y se dejó llevar por la situación y el momento…

--Ummmmmm que hermoso paquete….abre la cremallera

---Ábremela tú… quiero que sientas como estoy por ti… que veas como me he puesto imaginando que te toco, que paso las manos por tus muslos, despacio… muy despacio… acaricio tu entrepierna y siento el calor que desprende tu sexo… mis manos se enredan en el tanga y estiran de el lentamente, me agacho sobre ti y beso tu vientre, y mi lengua va bajando dejando un húmedo rastro hasta llegar a la goma del tanga… lo tomo entre los dientes y estiro de él bajándolo…. Mis fosas nasales se impregnan de tu olor… olor de hembra en celo, caliente, húmeda y preparada para el amor…

--Ummmmm, me estoy tocando aaaaaaahhh siento un calor tremendo entre las piernas, me encanta---

--Explícame lo que haces, lo que sientes, que te gustaría que te hiciera, quiero saberlo todo de ti para hacerte gozar hasta que tu cuerpo se rompa del placer…

-- Me gusta sentir el frío en los pezones, sentirlos tan duros que duelen, y el alivio de la lengua al pasar por ellos, también me gusta poner mis dedos en mi chochito, y sentir como chapotean dentro de la húmeda cavidad los siento apretados entre las paredes vaginales pero entran y salen fácilmente debido a la gran cantidad de jugos que estoy desprendiendo…

--Mmmmmm, ahora baja el teléfono ponlo tocando tu cosita, que yo oiga el chapoteo mientras oigo tus gemidos de placer, imagina que son mis dedos los que te penetran dos en el coño y uno dibuja círculos en el agujerito del culo… Noooo… no te asustes, estas empapada, oigo perfectamente el chop chop de tus dedos al moverse dentro de tu coño, debes tener los suficientes líquidos para estar completamente lubricada, no te harás daño… hazlo!... sé que te va a gustar.

Luisa dudaba, su culito era virgen, nunca se le había ocurrido introducirse nada en él, pero estaba muy caliente y la voz de David era persuasiva, estaba totalmente espatarrada sentada en el sillón con su vagina totalmente abierta, hinchada de tanta manipulación pero necesitaba seguir sintiendo… oleadas de placer recorrían su columna y tímidamente comenzó a acariciar la entrada de su ano… volvió el teléfono a su oído, y el olor de sus genitales impregnado en el aparato le excitaba muchísimo más. Oía gemir a David, y se hubiese vuelto loca por tomar sus genitales entre las manos lamerlos, morder despacio esa punta que ella imaginaba humedecida por las primeras gotas preorgasmicas, lo sentía resoplar y unos sonidos inequívocos del golpeteo de su mano en el bajo vientre, le hacían saber que él efectivamente se estaba masturbando. El dedo comenzó a introducirse en el ano, primero despacio, lo sacaba y lo humedecía con los jugos que generosamente se derramaban por sus muslos, y lo volvía a meter cada vez un poco mas hasta conseguir introducirlo por completo, luego lo movía y sentía la protuberancia de los otros dedos dentro del coño, los apretaba como si quisiese tocar unos con otros… como si quisiese coger un pellizco. Continuaba oyendo a David como se masturbaba, y ella acompasaba sus movimientos al sonido trepidante de sus manos, comenzó a sentir como las hormiguitas de su vientre iban aumentando el ritmo, sentía que se expandían por todo su cuerpo con una loca carrera de sensaciones, sus piernas se aflojaron, sus hombros se tensaron y su pelvis se arqueó buscando ansiosa una polla que solo existía en su mente, sus paredes vaginales comenzaron a contraerse atrapando sus dedos en el interior, y dando un gran grito de placer dejó escapar todas las emociones retenidas en el orgasmo más grande que ella recordaba haber tenido.

Se quedó lasa, los brazos le pesaban, las piernas se le habían adormecido, y aún y así no tenía fuerzas para cambiar de postura, había escuchado perfectamente como David se corría, oía sus gemidos y sus resoplidos y si la apuraban incluso creía oír los latidos de su corazón… ¿o era el suyo propio?... Ya ni lo sabía… sus sensaciones habían sido tan auténticas que seguía creyendo sentir como la acariciaban sus manos, su corazón comenzaba a recuperar el ritmo… el teléfono seguía silencioso…

-David…. ¿Sigues ahí?---

--Si, perdona, estaba arreglando este desaguisado, lo he puesto todo perdido----

--Jajajaja, lo siento, pero me tengo que ir----

-- ¿Volveremos a conectar otro día?---

--Es muy posible, me encantó la experiencia---

--Pues hasta pronto----

--Adiós David, un beso---

Colgó el teléfono se levantó del sillón y se acercó hasta la mesita donde había dejado la hoja de periódico, la apretó contra su pecho, y doblándola cuidadosamente la guardó en lo más hondo del cajón… sabía que no tardaría en volver a hacer uso de ella.

 

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