Relatos Eróticos Sexo con maduras

Follando en el tren de Madrid con mi suegra | Relatos Eróticos de Sexo con maduras

Publicado por Anónimo el 08/03/2017

Soy Jaime, vivo en Madrid y tengo 27 años. La historia que les voy a contar es una fantasía loca que tengo desde hace mucho tiempo y que me encantaría que algún dia se hiciera realidad.

Tengo novia formal desde unos cuantos años, y mi relación con la suegra es buena, nos llevamos bien, no tengo ninguna queja hacia ella. Físicamente decir que es una mujer de 52 años, ni guapa ni fea, con unos poco michelines pero para la edad que tiene está bien conservada. Es morena, con el pelo largo y liso. Tiene unas tetas normales, las cuales me encantaría poder verlas y chuparlas.

Llevo mucho tiempo teniendo sueños y fantasías eróticas con mi suegra. Un día soñando tuve el siguiente relato.

Era una noche de verano del mes de julio. Me suena el teléfono, era mi suegra. Me llamaba para ver si al dia siguiente le podía acompañar al pueblo a recoger unos utensilios de cocina que tenía allí guardados y quería traerlos para la ciudad. Me dijo que le apetecía ir en tren, que hacía mucho que no cogía el tren y que si me animaba para que le ayudara con los trastos. Acepté, por supuesto, después de todo lo que nos ayuda, como para no hacerlo.

Al día siguiente, cogimos el tren a eso de las 7:15 horas de la mañana con destino al pueblo. Íbamos solos en el vagón, salvo otro matrimonio, que estaba unos cuantos asientos más adelante.

Debido al calor del mes de julio, tampoco mi suegra como yo, íbamos ligeros de ropa. Ella llevaba una falda de verano que le cubría las rodillas y en la parte de arriba una blusa de tirantes y botones. Nos pusimos uno enfrente del otro, ya que en esa posición es mucho más cómodo mantener una conversación.

El tren emprendió su camino, 6 horas de viaje nos esperaban. Como era de costumbre, mi suegra y yo íbamos conversando, de diferentes temas, pero al cabo de un rato, nos entró la morriña típica del madrugón. En un momento dado yo estiré las piernas intentando acomodarme, obligando a mi suegra a tener que separar las suyas para poder hacer lo mismo (supongo que fue algo así, ya que no fui consciente). Abrí los ojos y vi a mi suegra espatarrada por mi culpa, ya que yo había metido mis piernas entre las suyas para estar más cómodo. Ella seguía durmiendo. Se me ocurrió coger el móvil y ponerlo a la altura de sus piernas, encendí la cámara pero no se venía nada, estaba oscuro. Se me ocurrió darle a la opción de activar el flash y entonces si, ahora si había luz suficiente para verle las bragas a mi suegra. Al principio me lo tomé un poco a risa, pero poco a poco me fui calentando. Empecé a hacer zoom en la cámara de mi iphone y fui adentrándome bajo las piernas de mi suegra, era increíble la calidad de la pantalla. El tren avisó por megafonía la próxima parada, en ese momento desconecté el flash y corté la grabación, por miedo a ser descubierto. Mi suegra seguía durmiendo y yo me puse a ver el video que había grabado.

Era increíble la calidad del iphone, que manera de captar video. El iphone pudo certificar que mi suegra el chochete no lo lleva depilado. Llevaba una bragas blancas, eso hizo que los pelillos que le salían por los lados se vieran perfectamente al contraste del blanco de las bragas. Estaba muy cachondo, me estaba poniendo muy burro.

Empecé a acariciarme la polla por fuera, pero se me notaba muy excitado, tanto que tuve varias reacciones bruscas con mis piernas que hicieron despertar a mi suegra. En ese momento, abrió los ojos y me sonrió. Se levantó y dijo que iba al baño y a por una coca cola a la cafetería. Aproveché el momento para tocarme más y empezar a menear mi polla, estaba totalmente cachondo. Al cabo de unos minutos regresó mi suegra con su coca cola.

Empezamos a conversar nuevamente cuando de repente el tren hizo un movimiento un tanto extraño de lado a lado que hizo a mi suegra tirarse la coca cola por encima. Se le pusieron los pezones duros y puntiagudos del frio de la coca cola y el aire acondicionado. Yo me ofrecí a limpiarle sacando unas toallitas húmedas que siempre acostumbro a llevar en mi bandolera. Me dijo que le bajara su pequeña maleta que se cambiaría de blusa. Por un momento pensé que iría al baño a cambiarse, pero no fue así, tenía toda la intención de cambiarse delante mio.

Se quitó la blusa y me dijo que no mirara, se había quedado en sujetador, se le marcaban los pezones una barbaridad. Miró hacia abajo y observó que también se le había manchado el sujetador. Me pidió que le sacara un sujetador y que por favor no mirara. No podía evitarlo, no podía dejar de mirar de reojo, y ella lo sabía, me la quería follar, no podía aguantar esa tentación.

Sus pechos eran preciosos, justo cuando se iba a poner el sujetador, giré mi cara y mirándola a los ojos dirigí mis manos hacia sus tetas. No pude resisitirme, ella puso una cara de sorpresa absoluta, puso resistencia intentado apartar mis manos de sus pechos. Retiré mis manos de sus tetas con suaves caricias hacia sus brazos y le empecé a besar en el cuello, estaba rendida. Empezaba a dejarse llevar.

Estuve unos minutos besándole en el cuello y poco a poco fui bajando hacia sus pechos, le comía los pechos y ella iba soltando pequeños gemidos. Mis manos fueron levantando su falda y bajando sus bragas. La dejé sin bragas. En ese momento le puse la blusa sin sujetador para poder acariciarle bien las tetas. Se sentó encima mio y empecé a penetrarla, mientras se la metía todo lo profundo que daba mi pene le iba acariciando las tetas.

Me corrí dos veces sin sacar la polla de su vagina. Ella creo que también quedó satisfecha. Dios mio, mi fantasía se había cumplido, mi sueño erótico se había hecho realidad.

 

Relatos Porno
Los relatos eróticos más leídos

 

ENVÍA TU RELATO ERÓTICO

 

Más relatos eróticos

Relatos eroticos