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Mis inicios en la zoofilia, como fue mi iniciación | Relatos Eróticos de Zoofilia

Publicado por Jucatove884 el 23/01/2016

Todos en algún momento hemos sentido algo más que afecto por los animales, para iniciarme en la zoofilia a los 10 años, hubo una serie de eventos que se juntaron y realmente ahora ya pensando con cabeza fría, fue una experiencia muy agradable, Soy oriundo del campo, un primo de la ciudad nos visitó, a su regreso dejó abandonada una revista porno en la habitación donde estuvo, era cuando tenia 9 años, esta revista llegó a mis manos y me causo mucha curiosidad ver mujeres desnudas con su vagina afeitada, otra escenas con penetraciones profundas, pero como a mitad de revista había unas fotos con escenas de zoofilia con varias especies, entre ellas unas fotos con gallinas, inicialmente me causo estupor, asombro, inquietud, de todo, aunque ese año no se me estaba despertando los instintos sexuales, me gustaba ver animales apareándose y ver esas fotos de mujeres desnudas, ya al año siguiente inicie a sentir erecciones muy fuertes cada vez que miraba la revista, y una sensación de algo que no podía explicar.
Un buen día fin de semana estando totalmente solo, estaba viendo la revista y tenía esa extraña sensación, luego las gallinas se metieron al bodega donde se guardaba la cosecha de maíz, trigo y otras cosas, así que me fui a espantarlas y cerrar la puerta, al entrar algunas salieron corriendo pero una en especial, digo especial por su tamaño (muy grande), simplemente se acurrucó y no se movía, la tomé con las manos para sacarla y en ese instante le veía como movía la cloaca, recordé las fotos de la revista por lo que me propuse con total inexperiencia en hacer lo mismo.
Para tener privacidad por si alguien llegaba me escondí a puerta cerrada en el cuarto de baño o sanitario de la casa, y me desnudé de la cintura para abajo, tenía demasiado susto, estaba temblando de pánico, no sabia que hacer, sin embargo tenía mi pequeño pene (no mediría mas de 6 o 7 centimetros, y tan grueso como el dedo meñique de un adulto) totalmente erecto, pare a la gallina sobre la tapa del sanitario, me acerque a la gallina, sentía unas cosquillas excitantes de sus plumas en mi abdomen, y de vez en cuando la rosaba con mi pene, eso jamás lo había sentido, era todo nuevo, extraño, raro; pero agradable, recordando como se apareaban los animales, con una mano le aislé las plumas de la cloaca, y como pude le acerque bien mi pene dejándolo palpar su entrada, sintiendo mucha más satisfacción, curiosamente la gallina se mantuvo totalmente quieta y jamás molestó, la tome por ambos lados y la aprisionaba contra mi, no se como fue, pero la gallina levantó la rabadilla, (que es el mismo movimiento que hacen cuando se aparean con el gallo) y en ese instante no se como pero la penetré totalmente, fue extremadamente agradable, sentí como si me estuvieran quemando el pene, sentía contracciones consecutivas agradables, duraría unos cuatro segundos y me invadió un miedo terrible, así que saqué mi pene y traté de tomar aire, sin embargo no me pude alejar y repitiendo nuevamente, le coloqué mi pene en la entrada, la tomé con mis manos y de la misma manera la penetré totalmente, estuve así largo rato, la gallina jamás molestó, de vez en cuando trataba de ponerse en cuclillas moviendo la rabadilla hacia los lados, curiosamente inició a lubricar, ¿por qué? por que en su forma natural lubrican para expulsar el huevo, en medió del estupor, éxtasis, placer, miedo y demás sensaciones que me invadían, me iniciaron unas contracciones extrañas, con temblor de mis piernas, incluso ya no quería seguir así sintiendo mi pene metido, era como una especie de repudio, por lo que saqué mi pene y dejé ir a la gallina, luego me bañe bien mis genitales y dejé pasar el tiempo, creo como a los 15 días volví a sentir esa sensación extraña y cuando estuve solo fui busqué esa misma gallina y repetí la experiencia, pero en esta ocasión conseguí un espejo,lo coloque al lado para observar a mi pene totalmente escondido en su cloaca, la escena era como las fotos de la revista, en los años siguientes ya había cogido tanta experiencia que incluso penetraba a varías gallinas al mismo tiempo, a los 14 años mi pene estaba aumentando de tamaño, y como ya había cogido mucha experiencia, había escuchado que algunos miserables habían matado gallinas, siempre tuve la precaución de buscar solamente mi satisfacción sin perjudicar al animal, eso motivo cambiar de especie, así que inicie a experimentar con ovejas y cabras hasta los 16 años, a esa edad inicié a practicar con becerras; mis favoritas, sin embargo he practicado con toda especie doméstica, con burras unas varias veces, con yeguas cuatro veces, con caninas tan solamente tres caninas, con cerdas unas diez hembras y con cuatro llamas en tres oportunidades diferentes, nunca he contraído enfermedad alguna, siempre he sido muy cuidadoso en la selección de los animales, así que la zoofilia es más común de lo que algunos mojigatos creen, sin embargo nunca he estado participando en la zoofilia con otras personas, y en lo posible he penetrado a hembras que están en celo o en su efecto que manifiesten los deseos de copular, hay un caso bien curioso y es con una oveja, jamás se ha dejando montar de su especie, pero cuando me ve bala bastante, y en las noches cuando me siente se pone en pie y se voltea de cola, con el simple hecho de tocarle la vulva abre las patas y cuando siente la penetración ella misma colea fuerte hacia atrás, cuando ocurre la eyaculación se voltea e inicia a lamerme el pene, claro debo tener mucho cuidado, en cualquier momento puede morder lo cual sería muy doloroso y desagradable. otro acto de zoofilia que me gusta con cuanta especie pueda es la lluvia dorada y consiste en darle a mis hembras sal o agrosal, eso produce mucha sed y consumen bastante líquido, o en su efecto darles a beber agua con dulce que también les gusta, esperar una hora para penetrar las hembras, de manera que cuando se encuentra en plena penetración, esta sensación les produce muchas ganas de orinar, y cuando sienten los deseos de reclinan soltando un chorro muy caliente, el cual cuando se desplaza por el pene se siente como si quemara.

 

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