Relatos porno de Infidelidad
Relatos eróticos de Infidelidad
Noche de trabajo
Lo que ahora me propongo contaros sucedió no hace muchos años en Madrid y significó un gran cambio en mi vida. Entonces ya estaba casado y jamás habÃa pensado en ser infiel a mi mujer, no por falta de ganas desde luego ya que por mi profesión trataba con muchas mujeres y la mayorÃa muy deseables. Pero yo me limitaba siempre a mirarlas y admirarlas sin mayores pretensiones. No querÃa lÃos y mucho menos en el trabajo a pesar de que mi ...
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Relatos eróticos de Infidelidad
Chateando en el norte
Como comenté, luego de nuestro primer encuentro habÃamos quedado para la semana siguiente, la diferencia fue que ella querÃa pasar el dÃa completo conmigo, es decir ir a pasear, tomar desayuno ir al cine, comer y luego ir al motel, en un principio como que no me pareció muy buena idea, pues esta ciudad es muy pequeña y los cines y centros comerciales va a la misma gente y es común encontrarse con las mismas personas aunque no te conozcan, ...
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Relatos eróticos de Infidelidad
Polvazo en la oficina
Hoy le voy a platicar de Liz, una mujercita menudita, en el tiempo que la conocà tenÃa 22 años, apenas 1.48 de estatura, unos 40 a 41 kilos de peso y con todo en su lugar, o sea a su tamaño, unas tetitas y una nalguitas que resultarÃan pequeñas si se les ve como eso en su individualidad pero que armonizan primorosamente con su cuerpo ya en su conjunto. Ella es de piel apiñonada, cabello negro y lacio, ojos avellanados que siempre reflejan ...
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En el camping
Cuando me senté a desayunar no podÃa sacar de mi cabeza lo que habÃa ocurrido y comencé a darle vueltas a aquello empinándoseme mi polla de una manera alucinante.
Esa mañana decidimos acercarnos a la playa que habÃa cerca del camping y al llegar a ella mi sorpresa fue mayúscula al encontrarme con aquellas dos muchachas en la playa con sus tanguitas puestos y en top-less exponiendo todos aquellos encantos a todo el mundo.
Se me ...
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Una cena fabulosa
Mientras el resto de los invitados permanecÃa en la terraza, Marta entró a la cocina, a preparar unos tragos. Esta es mi oportunidad, pensó Juan, siguiéndola disimuladamente. Ella era una rubia hermosa, con todo el aire de juventud que le brindaban sus 30 años. No tenÃa unos grandes pechos, pero su figura era espigada y muy bien conformada. Su culo, el que era causa de muchos desvelos para Juan, se adivinaba redondo, turgente, una ...
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