Relatos porno de Sadomasoquismo
Relatos eróticos de Sadomasoquismo
Un hombre rico
40 años, 80 kg. 1,79, normalito, pero inmensamente rico, y además, aburrido, me aburrÃa como una ostra, aburrido hasta la saciedad, durante un par de años disfrute del cambio más grande que habÃa dado mi vida, el éxito, el dinero, el poder, la adulación interesada, la envidia, pero todo cansa, hasta que...
Tropezamos en la terraza de un bar, me disculpé y ella también, la invité a mi mesa. Estaba en Barcelona de paso, una escala ...
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Relatos eróticos de Sadomasoquismo
Un secuentro placentero
Soy un ama de casa normal, casada desde hace mucho tiempo, y con una vida
aburrida. Me gusta el sado, y en secreto leÃa cosas sobre ello, pero nunca
habÃa tenido una experiencia con eso hasta el dÃa que voy a relatarles.
Cerca de donde vivo, habÃa un matrimonio, que yo notaba el hombre me miraba
y buscaba saludarme siempre. Yo no le di importancia, hasta un dÃa en que yo
tuve que ir a un mandado y noté que él me seguÃa en su ...
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Relatos eróticos de Sadomasoquismo
Mercado de esclavos
Montsum habÃa sido despojada de cualquier rastro de vello.
Era costumbre que el dÃa de la venta de un esclavo, este fuera privado de cualquier recubrimiento capilar que pudiera ocultar cualquier marca. Además, y principalmente, servÃa para que el objeto de la venta padeciera un sentimiento de mayor desprotección, aun si cupiera, en la tarima en la que, hasta durante tres dÃas, podÃa ser expuesto o expuesta para la venta.
Montsum, ...
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Relatos eróticos de Sadomasoquismo
Un profesor sadomaso
Hola, os voy a contar una morbosisima experiencia, espero que os guste, besos.
El profesor de informática que me daba clases en aquel año, era un poco mayor, bueno, yo ya tenÃa 27 años, era la mayor de la clase, y asistÃa a esta cuando terminaba mi jornada laboral, aún no tenÃa pc, y estaba deseando comprarlo, pero debÃa manejarlo bien, por eso me apunte al curso nocturno de informática, aquel profesor que llegue a conocer pero que ...
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El amo y la esclava
Era de noche, la habitación estaba sólo ilumidada por una lámpara en el
techo. No habÃa casi muebles, sólo una jaula, grande donde estaba una mujer
desnuda, dormida, con un collar de perro en el cuello.
HabÃa una puerta de metal en un extremo de la habitación, la cual se abrió
lentamente, un hombre entró, vestido solamente con botas y un pantalón negro
de látex, en su cara llevaba una máscara dejando ver sólo sus ojos, ...
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