Relatos porno de Gays
Relatos eróticos de Gays
Un dÃa follando con Juan (Ricitos de oro).
Juan y yo, nos veÃamos todos los dÃas, y todos los dÃas terminábamos follando entre ambos. Con él empecé a conocer la mayorÃa de los mariconcitos de nuestra edad que iban a ligar a los jardines de Méndez Núñez, muchos de ellos por no decir la mayorÃa, chaperos, ya que solÃan quedarse exhibiendo en una de las esquinas que hay entrando a los jardines, en espera de algún maduro que los invitara a subir al vehÃculo. También habÃa ...
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Sin esperarlo, me encuentro con el amigo de mi padre, 2.
cuando apareció de nuevo por la puerta del dormitorio, al verlo venir asà desnudo con la verga hinchada, bamboleándose como si fuera el badajo de una campana, el cuerpo se me estremeció. La polla me dio un respingo, a la vez que el culito se contraÃa, olvidándoseme por completo el tema de la puerta.
Después de haberme follado allà en el sofá de la sala, me estuvo magreando y metiendo mano hasta volver a conseguir tenerme excitado ...
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Sin esperarlo, me encuentro con el amigo de mi padre.
acercándose a mi oreja, me susurra al oÃdo, te voy a follar bien follado, me dice muy bajito para que nadie lo escuche.
Yo poniéndome todavÃa más colorado de lo que ya estaba, agaché la cabeza, muerto de vergüenza.
Aquel dÃa iba buscando quien me diera por el culo, habÃa ido a los aseos de la estación de ferrocarril, ya pasaban de las 10 de la noche y todas las veces que habÃa entrado en los aseos, no habÃa ...
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La primera vez que me llevaron a un cuarto oscuro.
¡Ohhh me corro! Me corro, gritaba pidiéndome que abriera bien la boca.
¡Abre la boquita, abre la boquita! Gritaba empezando a correrse, soltando varios trallazos de leche en mi cara y boca.
Como en muchas ocasiones, aquel dÃa habÃa ido en busca de sexo a los aseos públicos, en concreto habÃa ido a los aseos públicos que habÃa en los jardines de 4 caminos. Allà ya habÃa ido en algunas ocasiones a espiar, siendo follado ...
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Me dejo follar por el amigo de mi padre
¿Te gusta? Me preguntaba sujetándome por los brazos.
SÃ, contesté moviendo en señal afirmativa la cabeza, mientras seguÃa descapullando y acariciando aquella polla. El cabrón tenÃa una buena verga, se notaba una piel suave y unos enormes huevos. Cuando me metiera aquello por el culo, me iba hacer gritar y chillar como una puta en celo, aquella polla me iba abrir y dejar bien abierto el ojete.
Jamás habÃa sospechado ...
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